Daniel Zorrilla, asesor de la Asociación Nacional de Productores de Leche, analizó el último ejercicio. Agroanuario 2011/2012
¿Qué evaluación hace del ejercicio 2011/2012 para el sector lechero?
El último año fue muy bueno para el sector lechero. Consolidó el crecimiento que ya había tenido el año pasado. Tuvo niveles de crecimiento espectaculares, difíciles de repetir y seguramente sin ningún antecedente en el mundo. En esta primavera se volverán a romper los récords de ingreso de leche a planta y vamos a marcar de nuevo un hito histórico. Este fue un año con un clima favorable para la lechería. Sacando un pequeño período del verano donde hubo zonas afectadas por la falta de lluvias, en general el clima fue muy bueno. Se pudieron lograr muy buenas producciones de forraje, se logró acceder a una abundante oferta de volumen de granos, silos y fardos.
¿El invierno?
Este último invierno fue frío pero no tuvo grandes problemas. El ganado no ha sufrido demasiado porque entró muy bien a la estación.
¿Los números?
Desde el punto de vista económico se mantuvieron las buenas relaciones de precios que se habían dado el año pasado. Desde hace un año las relaciones de precios se mantienen casi estables y favorables. Por lo tanto, los márgenes que le quedan al productor indican que estamos terminando un muy buen año. Seguramente, cuando tengamos los resultados económicos de las carpetas se marcará otro nuevo récord en el ingreso neto de los establecimientos.
¿Cuáles son las fortalezas del rubro?
La lechería uruguaya es de las más competitivas del mundo. La competitividad se basa en dos aspectos. Por un lado en la fortaleza de la cadena, desde la producción hasta la industrialización, la distribución de los productos, los servicios, el apoyo a los productores, todo funciona muy bien. El último sacudón de la cadena fue en el año 2009 y nunca se salió tan rápido y tan bien de una crisis. La segunda pata que hace tan competitivo al sector es que tenemos una producción que está muy incorporada por los productores y que funciona de forma muy eficiente. En los últimos años el sistema de producción se terminó de consolidar, vemos que los productores manejan muy bien todas las variables. Hemos desarrollado un sistema que se basa la mitad en pasturas y la otra mitad en otras fuentes de alimentación, sobre todo concentrados, granos y reservas forrajeras –silos y fardos–. Las dificultades climáticas prácticamente no afectan la entrada de leche a la planta, porque los productores logran manejar todas las otras fuentes de alimentación de una manera muy eficiente. El sistema de asesoramiento técnico funciona bien y está muy desarrollado. Conaprole ha hecho un gran esfuerzo que también es parte de todo esto. El sistema de producción de leche en Uruguay tiene grandes fortalezas, seguramente es de los más competitivos del mundo. Dentro de Uruguay es de los rubros más fuertes y más competitivos.
¿Cuáles son las principales dificultades de la lechería uruguaya?
Uno de los problemas que tenemos, y que creo es la amenaza principal del sector, es que tenemos niveles de costos históricamente altos. Si comparamos el precio y el costo del litro de leche, estamos en uno de los precios y costos más altos medidos en dólares. El costo del litro de leche es el doble del histórico en dólares. El costo de la energía, fundamentalmente electricidad y combustibles, lo que forma una parte importante de la ecuación económica de los productores. Por otra parte la mano de obra, que es alta en costos, y además muy escasa. Hay grandes dificultades crecientes de conseguir mano de obra capacitada y adecuada. Hay muchos productores, sobre todo medianos, que dudan de su futuro en el sector. Muchos abandonaron el rubro por la escasez de personal. Es el gran desafío del sector que puede marcar las limitantes a futuro. Otro problema del sector es que todo su crecimiento se basa en la producción individual de las vacas, por ajustes en el sistema de producción y en la alimentación del ganado, pero no fuimos capaces de aumentar el número de vacas en ordeñe, ahí tenemos otro gran desafío. Esto implica una mejora en la reproducción y en la recría de los animales. Tenemos indicadores que son insatisfactorios y además tenemos una fuerte competencia de la exportación en pie, con precios atractivos para el productor, que genera una presión adicional.
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