México: Millones de litros de leche se pierden y… hay tres millones de niños desnutridos

Tres millones de niños desnutridos podrían alcanzar por lo menos el consumo per cápita de leche en nuestro país si se aprovecharan los seis millones de litros que cada semana tienen hoy un destino incierto.
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Tres millones de niños desnutridos podrían alcanzar por lo menos el consumo per cápita de leche en nuestro país si se aprovecharan los seis millones de litros que cada semana tienen hoy un destino incierto.
Según la Comisión Ejecutiva Bovinos Leche —conformada por autoridades federales y organizaciones ganaderas—, el consumo por persona en México va de 300 a 360 mililitros al día, cantidad que aún así está por debajo de la recomendada por la Organización Mundial de la Salud -500 ml-.
“Es un producto básico, pero inaccesible para muchas familias, en especial las que viven en franjas pobres de pueblos, ciudades y asentamientos conurbados”, describe Salvador Álvarez Morán, presidente del Gremio de Productores Lecheros de la República Mexicana.
Según el Instituto Nacional de Salud Pública, los infantes con acceso a la leche alcanzan una talla mayor (2 centímetros, en promedio) que quienes nunca la reciben.
Pero la leche aquí se malpaga o se pierde…
La estampa es inverosímil: se requiere producir 3 mil millones de litros extra al año para responder a las necesidades nacionales, y de manera paradójica los productores se quejan de mermas.
“¿Para qué tener más si no se pueden vender, si no se cubre ni el costo de producción? –cuestiona Álvarez Morán—. No vemos una política pública congruente: Sagarpa apoya la recría, ¿pero dónde está la compra y el consumo?, ¿qué hacen la Secretaría de Economía y Liconsa?”.
De acuerdo con estudios más recientes del sector, el costo mínimo de producción de un litro de leche está entre 5.80 y 6 pesos.
“El industrial redujo las compras con el argumento de una baja en las ventas, y el productor se queda colgado de la brocha, no tiene otra que recurrir a mercados suicidas”.
—¿Cuáles?
—Va con queseros y vende la leche en la tercera parte de su valor: a peso, a dos pesos… Hay gente que dice: yo te compro a 3 pesos puesta en mi planta. Eso es regalarla, por eso prefiere tirarla como una forma de manifestar su inconformidad.
¿Y el hambre, y los niños?…
QUESOS. La desbordada importación de productos derivados acentúa los sinsabores… Como el queso: se introducen al año más de 102 mil toneladas al año, con valores y costos de producción menores a los de México.
Un quesero mexicano, por ejemplo, compite con un uruguayo, quien oferta hoy el kilo de queso a la mitad de lo que vale aquí.
Y en medio de la crisis los queseros recurren a leche en polvo o, en el peor de los casos, a sueros y proteínas de origen vegetal. En nuestro país se carece de una norma oficial que regule esta industria.
CUAJADO. “Sólo el amor supera a la leche”, se lee en la entrada de la fábrica de quesos de don Luis Godínez, quien pese a las tentaciones del mercado internacional, es de los pocos que ha insistido en comprar todos los días 15 mil litros de leche de vaca a 20 pequeños y moribundos productores de la región de Zumpango, Estado de México.
En el año, tres de sus proveedores han desaparecido: “Vendieron su ganadito y se dedicaron a otra cosa. Su producción era muy poca, el precio de venta bajo y los gastos de luz, energéticos, insumos, gasolina y diesel muy altos. No les convenía sobarse el lomo desde temprano”.
Se ofrecen aquí, entre flechazos suculentos, 28 tipos de queso que hoy han atraído a Javier Bello, ex secretario del Sindicato de Trabajadores de la Cámara de Diputados, quien ha atiborrado su camioneta de manchegos, panelas y asaderos.
—¿Los vende a diputados?, se le pregunta por curiosidad.
—Qué va, ellos no compran nada, están acostumbrados a que todo se les regale…
Don Luis paga a los lecheros entre 5 y 6 pesos el litro de leche. “Quisiera pagárselos mejor, pero el mercado no da para más”.
—¿Por qué varia el precio?
—Hay productores de más calidad que alimentan su ganado con forraje y concentrado lechero, y además enfrían la leche en un tanque, no se les puede dar lo mismo que a los de traspatio que no enfrían y producen poco.
CONTRASTES. Para la Sagarpa, el desperdicio millonario de leche es impreciso. “Si fuera tanto ya estaría llegando un río blanco al DF”, dice Francisco Gurría, coordinador nacional de Ganadería.
—¿Cómo interpretan entonces la situación?
—El comprador le dice al productor: te voy a comprar 100 litros a 6 pesos, pero del 101 al 114 a 5.50, y después del 115 a 4.80 y del 120 a 4.20, lo hace para ahorrarse una lana… El lechero lo único que quiere es que se lleven su leche, pero que le paguen su costo de producción más un margen razonable. El litro 1 y el 100 le cuestan la misma chinga y la vaca come lo mismo.
Todos los años llegan a nuestro país 200 mil toneladas de leche en polvo…
“Así que los industriales tienen también un papel que jugar, podrían sustituir parte de sus compras con leche fresca mexicana. Lo que buscamos es reunirlos para que se comprometan a eso”, comparte Gurría.
Pero más enemigos acechan, como los acaparadores. “Vivales que se quieren hacer ricos de la noche a la mañana, insensibles a la problemática de productores nacionales y que apuestan por invadir de polvo el mercado. Sólo debería permitirse importar a quienes compran leche mexicana, en la proporción en que lo hacen”, urge Mario Valdés, Presidente del Consejo Regional Agropecuario de la Comarca Lagunera.
—¿Qué están haciendo con el excedente?
—Lo vendemos a un precio muy bajo, pero ni así. Algunos lo llevan a las deshidratadoras de Liconsa y ya para cuando aceptan recibir la leche se echó a perder. La leche es una bomba, tenemos que moverla rápido porque aumenta el conteo bacteriológico y se agria. Hablamos de 400 mil litros diarios en esa condición. En los centros Liconsa hay 45 o 50 pipas dobles esperando turno para descargar. Hay lentitud en la recepción, no se cuenta con la infraestructura adecuada…
http://www.cronica.com.mx

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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