#España: Tirar la leche

Share on twitter
Share on facebook
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on email

Estamos a las puertas del puente de la Constitución y de la Inmaculada Concepción –por cierto, felicidades mamá-, tras el que se precipitan los días como una cascada increíble hasta los más entrañables, melancólicos y familiares que se disfrutan, o no, cada año, hasta los estertores del mismo. Momento en el que ya podemos mirar atrás y hacer valoración de lo que fueron los agradables, desdichados, felices y tristes días que han ido pasando y, cómo no, debemos de formular nuestros deseos, objetivos y perspectivas del año venidero en el que intentar no repetir los errores.
La otra noche, en casa, ya en zapatillas, en el relax del sofá, con el calorcillo especial que te ofrece la chimenea y frente a la televisión, observando, pues no sé si realmente lo veía, un programa de música, o algo así, mi hija cambió el canal y lo llevó a un informativo en el que, tras las oportunas noticias económicas que ya conocemos, que te repiquetean no sólo la mente, sino también el alma y que nos llevan al estado de sofoco, angustia y parálisis en el que vivimos y nos impide mirar al futuro con ilusión y fuerzas que nos permitan salir adelante, apareció un ganadero, creo que gallego, indignadísimo con el hecho de que le pagasen la leche por debajo de los costes de producción.
Hasta ahí no sólo le puedo entender, sino apoyar y mostrar mi solidaridad; pero, cuando aquel jovenzuelo, en su indignación, abrió el grifo del contenedor del lácteo y dejó correr este por el suelo, a la par que afirmaba que prefería tirar la leche que venderla tan barata, no pude por menos que despertar indignado y, en ese momento, con la intención de justificar la postura del industrial, pese a que no le corresponde tal posición, el periodista apostilló que la mencionada leche no había pasado aún los controles sanitarios, motivo por el que se había adoptado la medida. Sin cesar la estupefacción en la que me encontraba por la situación y la forma de contar la noticia, se informó y visionó cómo un grupo de agricultores con mangueras industriales lanzaban la leche contra un edificio oficial.
El impacto, no sólo visual, sino también moral, que me produjeron las imágenes, no cesó, pues al poco, se mostró el estado de desnutrición en el que se encuentran los niños en el norte de África. ¡Joder¡ quién es ahora el guapo que se va a la cama tranquilamente. En ese momento, me sentí como el rico Epulón que negaba las migajas al desdichado Lázaro que no tenía para comer ni lo que los perros del señor desechaban; pero, además, un Epulón que llora ante la Señora Merkel o brama contra sus políticos cuando se le pide austeridad para salir de la crisis y poder, no sólo salvar a Lázaro, sino al propio magnate indigno de ello.
Comprendo que los ganaderos estén en pie de guerra ante las situaciones que les ha tocado vivir, que todos estemos indignados ante las apreturas que nos son impuestas; pero, por dignidad, respeto por los más necesitados y por lo que la madre tierra nos entrega, no se pueden dejar correr litros y litros de leche hacia una cloaca, a la basura, mientras en el mundo hay un solo ser humano que pasa hambre. No, no es demagogia, ni una postura religiosa, es tener un mínimo de sensibilidad y respeto por el que se encuentra a nuestro lado pues, quien pierde ese respeto y tira la leche, no puede después pedir respeto para él.
Si lo estamos pasando mal, si queremos salir de la crisis, ciertamente debemos de ser austeros, pero también solidarios; trabajadores incansables, pero respetando al de al lado; cumpliendo la Ley, pero dando salidas a quienes lo pasan mal. No podemos pedir lo que no somos capaces de hacer, y ese es el problema de los políticos actuales, que no son capaces de hacer lo que nos exigen hacer a los demás; pero, eso, no nos puede hacer perder nuestra dignidad, aunque ellos no la tengan, sino luchar todos juntos por salir de la crisis y luego, una vez fuera, exigir responsabilidades a los culpables.
Enrique de Santiago
http://www.noticiascastillayleon.com

Mirá También

Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas