#Chile: Colombia, un mercado para mucho más que productos

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Colombia está de moda. No sólo como destino turístico o como comprador de productos chilenos, sino que cada vez son más las empresas nacionales que se instalan allá: Celulosa Arauco, Falabella, Easy, Copec, Corpbanca y recientemente Cencosud, que pregona que pondrá en ese país buena parte de sus energías. Y el agro no se queda fuera de esa tendencia. En realidad, fueron inversionistas del sector forestal de los primeros en llegar con sus proyectos, hace ya unos cinco años. Pero la tendencia es creciente. Este año inversores colombianos importaron 5 millones de plantas de arándanos chilenas.
Actualmente, Colombia está apostando fuertemente al desarrollo de diversos sectores no minero-energéticos. Y, como indica María Claudia Lacouture, directora de ProExport Colombia, entidad similar a ProChile, el agro es una de las locomotoras del gobierno nacional, de ahí que han establecido seis sectores (camaronicultura, carne bovina, chocolatería y confitería, hortofrutícola, lácteo y palma, aceite, grasas vegetales y biocombustibles) como parte del Programa de Transformación Productiva, por su potencial de exportación, contenido innovador, expectativas de crecimiento y generación de empleo.
Quizá eso explique por qué son más los empresarios de ese país que vienen a Chile, no sólo a buscar productos, sino principalmente el conocimiento que en los últimos 25 años han acumulado los chilenos en el ámbito silvoagroalimentario. Algo similar a lo que viene ocurriendo con Perú en los últimos tiempos, donde no sólo hay mucha inversión nacional instalada, sino que son numerosos los consultores chilenos que están asesorando a los locales en cómo hacer las cosas.
«Chile ya sabe hacer las cosas, sabe llegar a mercados sofisticados, entonces ¿para qué inventar de nuevo la rueda? Nosotros podemos aportar a esos países un know how, un negocio que ya está funcionando, servicios. ¡Ellos no tienen por qué partir de cero! En contrapartida, la biodiversidad que aportan esos países es colosal, entonces nuestro mix de productos puede aumentar a una oferta extraordinariamente atractiva», plantea Gonzalo Jordán, director de empresas y experto en alimentos.
Sin embargo, igual como ocurre con Perú, el temor se asoma cuando se habla de salir a vender conocimientos: se teme que se esté trabajando en la formación de un competidor en los mercados.
«A Chile, además, han llegado varias misiones de productores de palta de Colombia. Y quieren un consultor que vaya a Colombia. ¿Son competidores? Sí. De hecho, pasó algo similar con los peruanos, por ejemplo, quienes nos sacaron del mercado de los espárragos. Pero ¿quién lo hizo? Los chilenos que se fueron a Perú», comenta Gonzalo Jordán.
Sin embargo, considerar la avanzada chilena en ese país como un problema de competitividad futura para el agro de Chile sería un enfoque equivocado si se aplican las teorías de Michael Porter, profesor estadounidense de Harvard y experto en competitividad.
«Hoy el corazón del éxito radica en la noción de valor compartido con el otro, lo que implica crear un valor económico de manera tal que también cree valor para la sociedad, al hacerse cargo de sus necesidades y desafíos», piensa Porter.
Ocurre que cuando las empresas innovan por medio de nuevas tecnologías, procesos productivos y enfoques gerenciales, de paso incrementan su productividad y expanden sus mercados, algo que ha caracterizado en general a las compañías chilenas. A nivel de países, funcionaría igual.
Entonces asociarse entre los países es una estrategia que hay que pensar para mejorar la competitividad individual y hacer frente adecuadamente a la creciente demanda mundial, especialmente la de Asia. Es lo que se viene intentando hacer con la Alianza del Pacífico, en la que en junio pasado se unieron Chile, Perú, Colombia y México, lo que generó una oportunidad nueva para que la región se transforme en un proveedor de alimentos para el mundo.
«Hoy el productor de trigo chileno sabe, por ejemplo, que tiene que producir algo con la calidad necesaria para productos finales con valor agregado y atributos diferenciables. Pero Chile por sí solo no es capaz de abastecer la demanda de productos alimentarios de China, por ejemplo. Si los cuatro países nos unimos podemos generar una oferta relevante», advierte Gonzalo Jordán.
Aquí Chile tiene mucho que aportar. La etapa previa a este objetivo final es atraer a los empresarios chilenos a la agroindustria de los países vecinos, para que aporten todo el saber hacer adquirido en años.
«Costó coordinar una cantidad de actores enormes, pero Chile aprendió a exportar ‘alimentos’, un concepto que lleva envuelto el valor agregado del conocimiento. Por ejemplo, al exportar una caja de salmón, Chile no está exportando meramente salmón, sino que información, trazabilidad, la calidad exacta del producto que va en la caja, materiales biodegradables, sustentabilidad, etc», plantea el consultor.
Y Colombia ahora se abre como una posibilidad más para seguir aumentando esta «exportación» chilena. Pero, eso no es todo.
Las oportunidades que existen
Con cada vez menos tierras disponibles para sumar a los cultivos, una acuciante escasez de agua y con costos crecientes para producir, el sector agroalimentario nacional se ve cada vez más complicado para seguir aumentando sus producciones. De ahí que una alternativa que muchos agroempresarios están adoptando es buscar nuevos espacios en el exterior.
Y Colombia estaría ofreciendo parte de lo que Chile necesita: gran extensión de tierras aún por cultivar, con una gran diversidad de climas, y «alternativas para comenzar a replicar lo hecho en Chile, con creces», plantea María Claudia Lacouture, directora de ProExport Colombia, entidad similar a ProChile.
De acuerdo con la FAO, Colombia es uno de los siete países tropicales con potencial para expandir su frontera agrícola sin tener que derribar bosques naturales y con disponibilidad de recursos hídricos. «Tenemos un potencial para cultivos agrícolas de 14,5 millones de hectáreas de las cuales sólo estamos usando 4,4 millones. En el caso forestal, el potencial es de 17 millones y sólo estamos usando el 2%. También hay grandes oportunidades para los agro-carburantes como biodiésel y etanol, donde tenemos hasta 7,4 millones de hectáreas disponibles. Los inversionistas también tienen amplias opciones en la transformación de productos para ofrecer mayor valor agregado en artículos como grasas vegetales, alimentos procesados y balanceados, madera, papel, energía y otros subproductos», explica Lacouture.
¿Cuál es el contexto?
Con una inflación de cerca de 3% anual, la economía de Colombia exhibe cifras de crecimiento y tendencias consideradas por muchos atractivas. Sus casi 47 millones de habitantes han sido catalogados por el Banco Mundial como una población de ingreso medio alto. En la actualidad tiene acuerdos vigentes con 15 países, entre ellos Chile y EE.UU., uno suscrito con la Unión Europea, negociaciones con siete más, entre ellos Japón, y tiene en perspectiva seguir abriéndose al mundo.
En el ranking Doing Business 2013 publicado la semana pasada por el Banco Mundial en conjunto con la Corporación Financiera Internacional, Colombia subió al puesto 45 en el listado que compara las regulaciones de negocios de 185 países. Regulaciones simples -en 11 áreas de la vida de un negocio-, pero a la vez protección de los derechos de propiedad, es la tónica del ranking que muestra cómo es el entorno para hacer negocios de un país. Chile está situado en el puesto 37, poco después de Francia, Bélgica y Holanda.
Según este ranking, a la hora de iniciar un negocio, Colombia figura en el puesto 61 de 185 economías. Registrar una propiedad supone casi la misma burocracia que en Chile, pero demora menos tiempo. Conseguir permisos de edificación es más fácil que en Chile, no así disponer de electricidad, que tomaría unos 6 meses, con un valor más de 10 veces mayor. La consecución de un crédito es menos fácil que en Chile, pero la protección a los inversionistas figura entre las 5 más altas de los países considerados. El comercio exterior entre fronteras adopta una burocracia y plazos similares a los chilenos, pero su costo es varias veces mayor.
Eso sí, el reporte sobre competitividad global 2012-2013 del World Economic Forum (WEF), llama a poner cierta prudencia: hay indicadores que muestran la existencia de corrupción -algo a lo que los chilenos no están acostumbrados según se desprende del bajísimo índice reportado por el WEF-, ineficiencia del aparato estatal y déficit de infraestructura, en especial de caminos y puertos marítimos y fluviales, requisitos clave al momento de pensar en adecuados canales logísticos para la agroindustria.
El gobierno del Presidente Santos está atacando todos esos flancos. De hecho, el presupuesto 2013 presentado recientemente para la aprobación, contempla una inversión de 7,1% del total de los US$ 103 mil millones para corredores prioritarios y corredores específicamente para el comercio exterior. Autopistas fluviales y puertos también están considerados.
Como explica la directora de ProExport, el gobierno tiene planeado invertir «entre el 3 y el 4% del PIB, en proyectos de conectividad vial, férrea y fluvial prioritariamente. Ya se tienen diversos planes para concesiones viales que mejoren la conexión al centro del país con los principales puertos y con los países vecinos. Asimismo, se trabaja en la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena (que se extiende por 1.500 km y comunica el interior del país con el mar Caribe), y en el dragado del canal del Dique (brazo artificial del Magdalena, que mide 106 km de largo por 100 de ancho, y por el cual se moviliza la carga de carbón y petróleo colombiano), entre otros proyecto.
Es decir, Chile tiene mucho que «exportar» a Colombia.
Apoyos tributarios
Colombia cuenta con una legislación que considera diferentes incentivos sectoriales para la inversión extranjera que consisten en la exención al impuesto de renta, que generalmente es del 33%, por un determinado período. Además, posee un régimen de zonas francas con una serie de incentivos para la inversión, como el de un pago del 15% de impuesto de renta (en vez del 33%) y permiten las ventas al mercado local.
Tiene incentivos específicos en el sector agrícola-agroindustrial.
Así, por ejemplo, los cultivos de tardío rendimiento plantados entre 2003 y 2014, de cacao, caucho, palma de aceite, cítricos y frutales, tendrán exención por un término de 10 años contados a partir del inicio de la producción. Para la venta de energía eléctrica generada con base en recursos eólicos, biomasa o residuos agrícolas, realizada por las empresas generadoras, la exención aplica hasta el 1 de enero de 2018.
Mucho más que sólo invertir
«A Colombia está llegando la experiencia, innovación, conocimientos y servicios del agro chileno, con proyectos importantes orientados a la generación de sectores de clase mundial y a las exportaciones», explica María Claudia Lacouture, de ProExport.
-¿Qué aspectos innovadores o de mayor know how habrían llevado inversionistas chilenos agroindustriales a Colombia?
-Chile tiene una importante tecnología y experiencia en la genética tanto en el campo agrícola como en el campo pecuario generada a través de la inversión privada y/o de instituciones de investigación. Además, cuenta con un prestigioso aparato educativo en materia agroindustrial, donde las facultades de Agronomía prestan un programa de clase mundial, los profesionales del rubro agrónomo tienen un amplio campo de trabajo y conocimiento para transferir a Colombia.
En Chile existe un amplio conocimiento e infraestructura logística y cadena de frío que se involucra para la exportación de productos del sector. Existen empresas de servicio en el mercado exclusivamente para asesorar y atender al sector exportador del sector agroindustrial chileno.
A Colombia está llegando la experiencia, innovación y desarrollo en el área de empaques para la exportación principalmente para sectores agrícolas, vinícolas y agroindustria.
Escrito por Revista del Campo

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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