Pero no. La verdad es que son muchos, demasiados los sectores del agro nacionales que se encuentran en serios problemas económicos para producir comida.
¿Las causas? Muchas y van desde la falta de infraestructura misma para almacenar cosechas y procesarlas, pasan por la falta de apoyo oficial en materia de créditos blandos así como una pésima red de transporte interno que les facilite comercializar sus productos y se remata en las importaciones de alimentos mismas, que por tratados de libre comercio y en no pocas oportunidades subsidiadas en el extranjero, ingresan al país a hacerle competencia desleal a los productores locales.
Es así como tan solo el año pasado, para no ir más allá y utilizar las cifras disponibles más recientes, en los primeros 4 meses el país importó 4,2 millones de toneladas de alimentos en las que el maíz, el trigo y la torta de soya, todos con capacidad de producirse internamente, fueron los más demandados. Puesto de otra manera, en un año las compras en el exterior de solo cereales sobrepasan los 5,8 millones de toneladas y en cuanto a leche, este 2017 ya han llegado 16.111 toneladas de leche en polvo por un valor de US$42,6 millones, al tiempo que los fabricantes nacionales no tiene cómo vender su producto por exceso en el mercado.
La situación entonces, más que paradójica y casi inverosímil, es muy cierta.
Incluso, es cada vez más cierta ante los constantes desaciertos y falta de ayudas del Gobierno Nacional que o bien todavía no es consciente de la situación o aún peor, lo es y poco le importa. Y es que si le importara, seguramente haría algo más no solo para apoyar la obtención de infraestructura que permita, por ejemplo almacenar cosechas de granos para proteger los precios en tiempos de alta producción, mejorar las carreteras o impulsar la industrialización para volver el agro más eficiente.
Si realmente le importara, haría algo también para disminuir las importaciones de otros productos como la leche, aceite de palma, azúcar de caña u hortalizas cocidas o conservadas que entran a saturar el mercado interno bajando los precios, con consecuencias como la quiebra de productores nacionales y la migración de cientos de miles de campesinos a los cinturones de miseria de las ciudades.
Sin embargo, en poco y nada de eso se procede y luego se preguntan por qué muchas de las zonas rurales son tierra de nadie donde imperan el crimen y la ilegalidad.
http://www.vanguardia.com/opinion/editorial/402485-colombia-despensa-potencial-que-importa-comida