La superficie destinada a silaje de maíz y sorgo se mantiene constante, pero en el futuro podría equipararse con las áreas destinadas a grano hoy superiores, indicó un informe la asociación Maizar.
«El forraje producido a partir de maíz y sorgo presenta un mayor potencial de crecimiento y demandará mayor información en todos los procesos de producción», indicó el informe de la entidad que agrupa a toda la cadena de valor de ambos cereales.
La superficie destinada a silaje presenta una curva ascendente constante con mucha menos variabilidad que la específica para grano, es uno de los indicadores de la tendencia.
Este comportamiento puede explicarse por la falta de alternativas que tiene el productor lechero o ganadero en cuanto a la necesidad de contar con forraje seguro y de calidad, puesto que el productor agrícola posee mucha más flexibilidad para tomar decisiones en cuanto al cultivo a sembrar.
Durante la campaña 2013-2014 se ensilaron (guardar en silos para alimento animal) 1,6 millones de hectáreas de diferentes cultivos y se concentró el 87 % en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
El tambo empleó el 46% (736.000 hectáreas) del total, mientras que el 54 % restante (864.000 hectáreas) fue absorbido por los productores de carne; en tanto, el maíz participa con el 72% del total producido.
La vieja receta que propone un esquema de rotaciones con el objeto de optimizar la producción agrícola-ganadera renace con una gran fuerza, sobre todo en sistemas productivos intensivos lecheros.
Por su parte, se destacó que «la realidad nos muestra dos caras que están siguiendo destinos opuestos. Cada vez más se emplea el sistema intensivo de producción de forrajes conservados (Silaje) y cada vez es más difícil mejorar la eficiencia de producción y cosecha de forraje en pasturas».
Al tomar «las producciones de leche y carne durante la misma campaña» se puede asumir que «casi el 35 % de la leche y sólo el 9 % de la carne que se produce en el país provienen del silaje», según conclusiones de la Comisión de Forrajes de Maizar
Estos números, aunque aproximados, son suficientemente contundentes para extraer tres conclusiones trascendentes, sostuvo el reporte:
1. Los silajes de maíz y sorgo juegan un rol preponderante en la lechería actual, calculándose que el 85 % de los tambos lo emplea.
2. La producción de carne presenta características opuestas. Es posible afirmar que los valores son cercanos al piso de producción, y aun así, supera en superficie a la empleada por la actividad lechera.
3. El avance constante de la superficie empleada para la producción de forrajes conservados se produce sobre la destinada originalmente a la siembra de pasturas plurianuales.
La competencia con la agricultura, principalmente soja, obliga a mejorar la eficiencia en la recolección del forraje.
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