A partir de las última semanas del mes de abril, el precio de la charcutería se ha vuelto inalcanzable para el bolsillo de la familia venezolana. El tradicional queso blanco se convierte en un lujo que promete ir en aumento, oscilando su precio entre 2.900 y 3.000 bolívares el kilogramo.
El queso amarillo y el jamón se encuentran aún más costosos, dando a los venezolanos una opción nada atractiva que les ayuda a disfrazar el sabor tradicional del queso blanco. El requesón, de color palido, sabor suave y textura blanda y granulosa, es un elemento crucial en las personas que llevan una vida fitnes, sin embargo los distintos comerciantes lo ofrecen como el queso “solidario” y a pesar de que carece de sabor, permite que las arepas continúen en las mesas.
Por su parte, el queso palmita puede costar entre Bs. 3.450 y 3.800, y el mozzarella puede llegar a valer Bs. 5.000.
Tal parece que comer queso en Venezuela se ha convertido en toda una exquisitez para privilegiados. La sequía que se vive en las regiones productoras y el impacto en el pasto que alimenta a las reses, que incide en los precios de la leche, encarece el producto.