El Estado venezolano es el dueño del 50 por ciento de las plantas procesadoras de leche, sin embargo es uno de los productos que más falta en el mercado, afirmó el líder empresarial del sector, Manuel Antonio Gómez.
En la actualidad «hay un déficit de leche en polvo en el país de 83 por ciento, según el Instituto Nacional de Estadística (INE)», afirmó Gómez, un exdirectivo de la Asociación de Procesadoras de Productos Lácteos (Aprolac). En entrevista con Notimex, Gómez indicó que estas plantas han sufrido un deterioro notable.
«Lácteos Los Andes, que fue una empresa muy eficiente antes de ser estatizada es hoy una de las principales importadoras de leche procesada y envasada por Centrocac, una empresa nicaragüense», citó como ejemplo.
Gómez precisó que según el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras (MPPAT) en 2007, Venezuela producía un millón 724 mil 363 litros de leche, en 2012 la producción ascendió a dos millones 539 mil 450 litros y en 2014 el salto en la producción se ubicó en tres millones 40 mil litros.
«Es tan significativo ese crecimiento de un 10 por ciento en la producción, que nos encontramos por encima de Brasil, Perú, Argentina, Uruguay y Costa Rica. Es decir ‘triplicamos’ en crecimiento de la producción a los principales productores de leche del continente», acotó. Gómez consideró que las cifras oficiales mienten, ya que la producción nacional de leche debe estar en 1.7 millones de litros y no los tres millones que se registraban en 2014, fecha a partir de la cual no se dieron más cifras precisas.
«Al consumidor poco le importan estas mediciones, ya que sabe que no hay leche cuando hace horas de cola, recorre diversos mercados, se sujeta a horarios por el terminal de su cédula o busca determinados ‘contactos’ para proveerse del producto», fustigó.
Gómez lamentó que el gobierno buscó la seguridad alimentaria bajo el falso paradigma, de que con importaciones podía compensar los déficit de la producción nacional, a diferencia de otros países, cuya economía depende de la agricultura y la exportación de alimentos. «Eso generó incertidumbre jurídica, escepticismo y desinversión privada en el sector primario. Al no haber inversión vino la caída de la producción nacional.
Esa merma la sustituyeron las importaciones, en función de los excedentes petroleros que tuvo el país», recordó. La situación llegó a tal extremo, abundó Gómez, que inclusive se llegó a importar más de lo que había bajado la producción nacional algo que fue posible durante la bonanza petrolera, cuando los precios del crudo rondaron los 100 dólares por barril (entre 2008 y 2014).
Sin embargo, la caída de los precios del petróleo causó que el gobierno tuviera menos divisas para importar, lo que ha causado la actual escasez. «Hoy el desabastecimiento es tal, que ya no se consigue ni leche ni ningún otro alimento en los anaqueles de los abastos», aseveró Gómez.
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