Adquirir queso blanco duro sigue siendo un verdadero lujo para numerosos habitantes del municipio Anaco, quienes deben pagar hasta 2.000 bolívares por cada kilogramo de este producto, cuya elaboración se ha visto perjudicada en forma drástica por la fuerte sequía registrada en todo el territorio nacional.
Los afectados destacan que el lácteo, producido en pequeñas fábricas artesanales ubicadas en Aragua de Barcelona, suele aumentar un promedio de 200 bolívares por semana, limitando con ello la capacidad adquisitiva de aquellas familias donde se devenga el salario mínimo.
“Lamentablemente, el precio de este esencial alimento ha llegado a niveles de locura, razón por la que casi no lo compro, pues debo estirar al máximo mi exiguo presupuesto a fin de cubrir otras necesidades mucho más apremiantes”, señaló con evidente preocupación el técnico en Electrónica, Julián Ugueto.
El informante indicó que “desde principios de año, el queso ha experimentado unos 15 ajustes en sus precios de venta al público, siendo preciso que los fiscales de la Sundde en Anaco verifiquen cuanto antes las razones de semejante tendencia alcista”.
Por su por su parte, Mercedes Castillo, una obrera domiciliada en el sector La Libertad, mencionó que “una situación parecida ocurre con las variedades pasteurizadas como el paisa, el mozarela y el amarillo tipo americano, los cuales alcanzaron la categoría de incomprables al ostentar montos que van desde 2.400 hasta 4.700 bolívares el kilo”.
“Comprar 500 bolívares de cualquiera de estas presentaciones en las charcuterías locales no resulta rentable, ya que apenas nos dan de seis a siete rebanadas, lo que impide alimentar adecuadamente a un grupo familiar numeroso”.
Reiteró que “de no aplicarse medidas urgentes para reactivar la producción lechera, sólo unas pocas personas podrán llevar este alimento a su casas, debido en buena parte a su exorbitante valor”.
Hablan los vendedores
En tanto, varios expendedores del rubro radicados en el Mercado Municipal anaquense, manifestaron que el inclemente verano observado a lo largo de los últimos meses ha impactado negativamente en su rutina comercial.
“A causa de la grave escasez de leche observada en las queseras particulares, sólo estamos recibiendo un 50 por ciento de los pedidos semanales, lo cual ha generado una merma sustancial de ingresos”, señaló el vendedor Carlos Osuna.
“Adicionalmente, las ganancias percibidas sólo alcanzan para costear nuestros gastos operativos, por lo que la venta de queso ya no es un negocio práctico”.
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