Moscas revoloteando sobre el Mercosur

Si se aprobara el intento de cuotificar las exportaciones de lácteos, Uruguay debería plantear su derecho a hacer acuerdos de libre comercio con quien se le ocurra.
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En los tiempos en los que el Mercosur nacía y nos ilusionaba, fue el expresidente Luis Alberto Lacalle quién planteó la visión del campo uruguayo surcado por «overas negras» es decir vacas Holando que abastecerían al país vecino. Una economía emergente, cuya población tenía mucho para crecer en consumo por habitante y que por su condición tropical no puede plantearse autoabastecerse.
Ellos produciendo sus productos tropicales, nosotros dejándolos gradualmente con sus carnes de pollo, cerdo y vacuna aún a pesar de todas las dudas sanitarias que derivan de producciones en gigantescas escalas fabriles. Nosotros con los productos de climas más frío. Al fin y al cabo solo se trata de racionalizar a través de la libertad de comercio las ventajas que cada uno tiene. Era imaginar un Brasil integrado y «hambre cero» y Uruguay con un crecimiento sólido como productor de alimentos.
Pero en América Latina la racionalidad es siempre frágil y lamentablemente en la política brasileña la lógica del poder ha mostrado los peores defectos. Mucha agua ha corrido bajo los puentes y el Mercosur parece una parodia de lo que soñamos que sería.
En esta semana se supo que el presidente de Brasil ha planteado un intento de cuotificar las exportaciones uruguayas de lácteos. Son una muestra de irracionalidad, cortoplacismo y de los daños que el corporativismo tiene en la democracia. Si llegara a aprobarse algo tan grotesco las moscas sobrevolarían el cadáver del Mercosur y Uruguay debería plantear definitivamente su derecho libérrimo a hacer acuerdos de libre comercio con quien se le ocurra.
Parece poco probable que el amague de limitar las exportaciones de lácteos a Uruguay prospere. Parece más un esfuerzo por hacer los deberes ante la bancada ruralista brasileña que es uno de los muy pocos apoyos que tiene el presidente del país vecino. Porque el gobierno brasileño en materia de proteccionismo y medidas que la justicia frena ha cosechado en esta misma semana de todo.
Lo principal: la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha fallado en contra de Brasil por su proteccionismo en diversos sectores, desde las tecnologías de la información a la industria automovilística. Y la OMC les ha dado la razón a europeos y japoneses que se han quejado del proteccionismo brasileño. ¿Más proteccionismo cuando acaba de perder en la OMC?
Y es además interesante que el fallo lo pierde con un brasileño de autoridad máxima de la Organización Mundial del Comercio: Roberto Azevedo, nacido en Bahía y ex diplomático de Itamaraty es quien le ha bajado el pulgar a los diversos proteccionismos de Brasil. El fallo conocido este miércoles 30 ha dado una señal clara: su proteccionismo, que también fue tan grotesco en la industria frigorífica, está en la mira y no se admite.
Pero lo del gobierno de Brasil es un acto de enorme hipocresía. En este mismo momento están pidiendo abrir sus mercados de carne vacuna, de cerdo y de pollo. En decir que en el mismo momento en que quieren imponer cuotas sin ninguna otra razón que el puro lobby de los productores locales, reclaman que para carne de pollo, cerdo y vacuna no haya barreras que no tengan una «estricta razón científica».
Este martes, el brasileño Azevedo explicó que los delegados de su país habían solicitado «la adopción de criterios estrictamente científicos basados en estándares sanitarios del comercio de alimentos». Pues bien, entonces que se le apliquen esos estrictos criterios sanitarios a los lácteos de Uruguay y se actúe en consecuencia. Si no hay cuestionamientos reales basados en ciencia no hay cuota posible.
En materia de derrotas judiciales Temer cosechó otra que se celebra en el mundo entero. Su intención de convertir una reserva biológica en un enorme agujero en el que se haga minería a cielo abierto fue bloqueado por la justicia.
Pero mientras el gobierno brasileño tiene esas inconsistencias, en el sur los productores de Brasil y Uruguay están más unidos y fortalecidos que nunca. Impulsado por productores y veterinarios uruguayos que han ido convenciendo a los productores brasileños, se avanza en un plan para erradicar la mosca de la bichera usando el método de confusión sexual, la astucia de la biología, que no deja residuos en ninguna parte. Puede parecer un tema menor en las urbes. Mucha gente nunca ha visto a un cordero al que los gusanos se lo están literalmente comiendo o a una oveja veterana que luego de parir sufre en esas zonas .
Un país se libra de este problema tan grave tirando mosquitas macho esterilizadas, que engañan a las hembras, biológicamente programadas para copular una sola vez en su vida. Si lo hacen con un macho estéril ya quedan estériles para siempre. Un método que se aplica ya en otras partes del mundo y que los veterinarios uruguayos han convencido también en esta semana a los productores brasileños que reclamen a sus autoridades. Machos que copulan y en vez de generar miles de larvas que se meterán en los ombligos de los corderos recién nacidos o en las pequeñas heridas que genera una esquila, esterilizan a las hembras y disminuyen la población de la generación siguiente.
Mientras una política vetusta intenta edificar barreras comerciales al estilo Trump, los productores brasileños y uruguayos han lanzado una iniciativa que va construyendo una integración real. Es posible que para el lector de la ciudad esto pueda parecer poco importante. Tal vez para el que nunca vio como se «cura» una bichera, o nunca vio una foto de una persona que tiene estas larvas comiéndole la carne sea un tema hasta ahora nuevo. Pero si Uruguay y la región erradican la mosca de la bichera, habrá un cambio enorme en la eficiencia de la ganadería, en la calidad de vida de la gente y de los vacunos y especialmente para la castigada producción ovina será el comienzo de una tan ansiada como necesaria recuperación. Además de significar una importante baja en los costos que tanto complican a los productores.
Y las bases de todo eso parecen haber quedado establecidas esta semana. Los productores y veterinarios pusieron el tema en la agenda, que ha pasado a estar en las agendas ministeriales. Unas moscas que pueden tal vez revitalizar la integración regional, que como destino de largo plazo debería ser ineludible.
Por Eduardo Blasina
http://www.elobservador.com.uy/moscas-revoloteando-el-mercosur-n1113585

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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