La caída de la producción de leche en los tambos en los primeros dos meses del año, que se refleja en la estadística de remisiones a plantas industriales, traduce la realidad de una menor caída de las inversiones y un mal estado de las praderas y pasturas.
El presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), Rodolfo Braga, explicó a El Observador que la adversidad climática del año pasado también provocó un retraso en los entores que ahora se refleja en la falta de partos.
La vaca preñada se retira de la producción de leche en el tambo y recién se reintegra 30 o 45 días después de parir, cuando empieza a producir leche. La vaca «más rentable es la que pare entre febrero y abril», comentó a El Observador el expresidente de Cooperativas Agrarias Federadas (CAF), Juan Daniel Vago, quien es tambero.
En el caso de las inversiones, Braga explicó que «al haber menos plata» en el bolsillo del tambero, este invierte menos, lo que ha provocado «una menor producción de forraje y suministro de raciones a las vacas», y repercute en la producción.
Para Vago, la suba de tarifas y la caída del dólar encarecieron la producción.
Se estima que el suministro de medio kilo menos de ración provoca una pérdida de 400 gramos de leche por vaca. Si bien Braga reconoció que hay reservas de pasturas, las praderas no están en buen estado pues «se encuentran muy enmalezadas».
Las remisiones de leche de febrero en las plantas industriales cayeron 2,3%, en comparación con igual mes de 2016, informó ayer el Instituto Nacional de la Leche (Inale). Los productores enviaron a las industrias 112,3 millones de litros de leche en febrero pasado.
Por otra parte, en los dos primeros meses del año, la remisión cayó 1,8%, si se compara con el primer bimestre de 2016, al alcanzar los 259,3 millones de litros.
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