Las buenas reservas alimenticias y las condiciones climáticas más favorables para los próximos podrían compensar el impacto negativo del exceso hídrico de abril sobre el volumen y calidad de la leche producida.
En general los niveles de reservas son adecuados, aunque algunos cultivos que todavía quedan para ensilar son los más perjudicados en cuanto a calidad una vez confeccionada la reserva. Así lo explicó a Conexión Agropecuaria el asesor de productores lecheros de la zona de San José, Luis Martínez.
“Aparentemente vamos a tener dos meses relativamente secos y fríos y para la producción lechera este sería el escenario más deseable más allá de que en algún momento pueda faltar el agua para apuntalar el crecimiento de las pasturas y, sobre todo, verdeos que son los protagonistas por excelencia en materia de oferta de pasto en este período”, detalló.
Según explicó Martínez, la ausencia de barro hace que los ganados pasen este período en una situación más confortable y sin problemas sanitarios derivados del exceso de lluvias. “Dada la actual coyuntura económica lo mejor que nos puede pasar es tener un invierno seco. De la mano de esta condición climática las vacas pueden expresar al máximo su potencial productivo, lograr el mejor precio posible y con ello el mayor ingreso”, sostuvo.
Lluvias redujeron cantidad y calidad de la leche
Las lluvias afectaron negativamente sobre la productividad y la calidad de la leche. Los recuentos de células somáticas aumentaron en todos los tambos como resultado del efecto del barro y la humedad que, además, genera problema de patas en prácticamente todas las situaciones.
Martínez remarcó que el exceso de agua indicó negativamente sobre la calidad de los pastoreos. «Esto se traduce en un menor consumo de pasto que – en caso de no ser compensado-lleva a una caída de producción, que es lo que han enfrentado la totalidad de los tambos”.