Venezuela: Sin #leche, 86% de tiendas en Venezuela

Share on twitter
Share on facebook
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on email

Decenas hacen filas hasta por cuatro horas para adquirir algo de comida; comprar un cuarto de jamón, uno de queso tipo manchego y dos latas de atún, representa el salario mínimo de un mes.
Pensó si debía irse o no de Venezuela en 2004. En ese entonces terminaba su relación laboral con Santander. Con el salario de tres meses le alcanzaba para un automóvil de agencia. Hoy, debe trabajar seis o siete años para conseguirlo, ¡claro!, siempre y cuando se anote en una lista en la que antes que ella hay 500 o más venezolanos inscritos que buscan hacerse de una unidad en un país donde aún hay concesionarias, pero están vacías.
En Venezuela no hay carros último modelo, pero en este momento un coche es lo de menos: tampoco hay leche en el 86 por ciento de los establecimientos…, ni carne, ni azúcar, ni harina.
Solange rechazó una propuesta para irse a Canadá en esos años. Ingeniero de profesión entró a trabajar a PDVSA, una de las petroleras más importantes de América, que en 2011 logró sus mejores precios del petróleo al llegar a 89 mil 391 millones de dólares, apenas debajo de México, cuyos ingresos fueron de 95 mil 113. Pero aunque Venezuela es rica en recursos y pobre en alimentos para el autoconsumo y su economía es la segunda más mala del mundo por la inflación, ella defiende el chavismo.
Durante la entrevista de anoche se escucharon disparos cerca de Plaza Altamira, uno de los puntos más importantes para las movilizaciones que hace 16 días empezaron estudiantes que han sumado gente de todos los estratos sociales.
Mediante las redes sociales se habla de más de 40 jóvenes y un periodista de la BBC detenidos a cargo de la Guardia Nacional, cuyos elementos rondan para disuadir manifestaciones.
Solange vive en un hotel de Caracas de lunes a viernes porque trabaja en las oficinas generales de PDVSA y los fines de semana debe trasladarse a Valencia en Carabobo, ubicada a unas dos horas por carretera. Allá está su casa. Solange tiene los labios gruesos, es apiñonada con el pelo riso y sus piernas son torneadas. Cumplió 38 años y es mamá soltera de una chica de 18 a la que por fotos se le aprecia una sonrisa eterna y un cutis terso y blanco, quizá sea herencia del padre.
“Seamos honestos. Con lo que yo gano en PDVSA no me alcanza pa´ mantenel a mi hija, vale. Ella estudia arquitectura y la carrerica es cara”, dice. Por eso ha tenido que ingeniárselas para hacerse de ingresos extras. Le dio al clavo con un negocio que puede mover desde su Samsung móvil: coordina eventos, como fiestas privadas y de modelaje. Se nota que es una mujer preparada. Las cifras que tiene en la punta de la lengua son las oficiales que dicen que durante el chavismo hay menos pobres.
Según la Cepal, un organismo de la ONU para América Latina, reveló que en 2013 Venezuela redujo su pobreza 5.6 puntos porcentuales, que en los 14 años del chavismo significa algo así como 5 millones menos.
“Eran personas que comían sólo una vez al día”, asegura Solange. Esta mañana, sin embargo, volvieron a verse más historias sobre los problemas para adquirir alimentos. Es verdad que es un fastidio esto del dinero para adquirirlos. Comprar un cuarto de jamón, uno de queso tipo manchego, dos latas de atún y un cuarto de queso de búfala, en sustitución del blanco de vaca que casi no se consigue, representa todo el salario mínimo de un mes. Pero aún haciendo el dinero a un lado, ir y conseguir los artículos de la canasta básica representa un triunfo si sales del súper con algunos.
Y esa situación ya no es de unos cuantos sino de todos los venezolanos.
Janet, una mujer de 39 años con dos hijas de 12 años y la otra de 14, es de Trujillo, un estado andino del país y desde hace tiempo trabaja como empleada doméstica en Altamira con la asistente del director de un periódico. Desde enero hasta el pasado miércoles en que todavía hizo una fila de cuatro horas en Bicentenario, una de los supermercados propiedad del Estado, pudo juntar la despensa para mandarla a las hijas.
Consistió en seis sardinas, ocho bolsas de arroz, un jabón, una mantequilla, dos litros de aceite, cinco pastas para sopa y 14 kilos de harina.
“Azúcar no hubo, leche tampoco”, dijo después de una llamada telefónica con su cuñado, un chofer que trabaja en Caracas, pero que como el gobierno de Nicolás Maduro dio dos días feriados para disfrutar de los tradicionales carnavales el muchacho pudo viajar por camión once horas para llegar con los productos. “Gracias a Dios no lo atracaron”, dijo.
No exagera, medio mundo habla de eso en la calle.
“Allá, mi hermana se enteró que llegaba harina y cuando fue al mercado e iba a entrar a formarse unos hombres la atacaron. ¡Imagínate, tú de por sí no hay comida, chico”, dice Janet a la hora en que cientos de jóvenes bloquean la avenida de Altamira contra Maduro, cuya nación debe más de 10 mil millones de dólares.
A la industria de alimentos, son 2.4 mil millones, al sector salud, 1.4 mil millones, a la industria química, 550 millones y a la automotriz, 5 mil millones.
Solange, la valenciana que trabaja en PDVSA, la de los labios gruesos, tampoco puede negar lo de la inseguridad. “¡No, coño aquí tú no puedes salir así, guárdate esa vaina colazón”, le ha dicho el propio gerente del hotel a un huésped.
“Todos estamos en revolución, como decía el comandante Chávez”, dice. Y explica que la fase de elaboración del esquema socialista está en marcha porque se están desarrollando autopistas, líneas de tren, se ha erradicado el analfabetismo. Se construyeron 11 universidades, se mejoró el modelo educativo al crecer la planta al pasar de 65 mil a 350 mil.
“Los jóvenes aseguramos ya la jubilación. Y no sé en México, pero aquí la salud es gratuita”. No es falso lo que dice, pero en este momento hasta los hospitales privados han tenido que suspender operaciones porque no hay insumos en el país que van desde gasas, adhesivos hasta medicinas y equipo especializado.
http://www.elgolfo.info

Mirá También

Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas