Al puerto de Puerto Cabello ingresan quincenalmente más de ocho mil toneladas de productos lácteos en diversas presentaciones. Tal fue el caso de las últimas dos semanas transcurridas en 2015, en las que por espacio de siete días llegó una cantidad similar de leche entera en polvo y líquida, crema de leche concentrada y fórmula láctea para infantes, según la base de datos de la revista digital Informes, encargada de publicar los movimientos portuarios de la terminal carabobeña en sus ediciones desde la 14.107 hasta la 14.614.
El Gobierno venezolano, a través de sus empresas filiales como la Corporación de Abastecimientos y Servicios Agrícolas (CASA), es el principal consignatario de estas cargas que tiene como países de procedencia Argentina, Uruguay y Nueva Zelanda.
Las abultadas cifras de importación de leche en polvo contrastan con su sostenido desabastecimiento en el municipio. Entre los 14 productos básicos regulados por el Gobierno desde 2003, se mantiene como el más buscado.
El arribo de tantas toneladas del rubro puede que beneficie a muchos venezolanos, pero no a quienes residen en la ciudad porteña. De cara al desembarco de los productos lácteos los habitantes del municipio Puerto Cabello, pasan hasta un mes sin poder comprar este producto indispensable en la dieta diaria de la población infantil.
En reiteradas ocasiones, amas de casa como Rosana González han condenado en declaraciones a medios locales la ausencia de la leche en anaqueles y estantes de supermercados, comercios y chinos.
En ocasiones los porteños han protagonizado hasta 12 horas de cola para comprar el producto. La bienvenida para tal esfuerzo es un letrero de advertencia: “Solo dos kilos por persona”.
González así como otras cinco amas de casa y trabajadoras consultadas, deben recorrer varios comercios para conseguir un kilo. Para ellas, entendidas como la mayoría de quienes conviven con la actividad portuaria como vecina más inmediata, es incomprensible que del lote importado no se le conceda una parte a los locales.
Tampoco comprenden que el Gobierno venezolano invierta en la compra de leche en polvo en el extranjero más de mil 221 millones de bolívares mientras que sus hijos más grandes tienen cerca de un mes que no consumen leche porque la disponible está destinada a alimentar al hermanito de dos años de edad.
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