Uruguay: Sindicato cortó horas extras en sector lácteo

La Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FITIL) decidió ayer exhortar a los sindicatos que la conforman a que sus afiliados trabajen a reglamento
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La Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FITIL) decidió ayer exhortar a los sindicatos que la conforman a que sus afiliados trabajen a reglamento, lo que implica que no hagan horas extras y no acepten cambios de turno ni de días libres en protesta por la situación generada en la empresa Ecolat, cuyos accionistas peruanos decidieron abandonar Uruguay.
La decisión podría llegar a afectar la distribución de productos lácteos aunque esa posibilidad no es inminente, según las empresas distribuidoras.
El viernes 20 habrá una asamblea y paros de una hora por turno, y el martes 24 una asamblea general de la federación que analizará la posibilidad de un paro general en el sector de un día de duración, informó a El País el dirigente del gremio, Heber Figuerola.
El sindicato espera que antes de esa fecha el gobierno haga gestiones para revertir la decisión del grupo peruano Gloria de cerrar Ecolat. El miércoles habrá una reunión entre varios ministerios y la empresa en la que se explorarán alternativas.
«Apostamos a que no se vaya del país», dijo Figuerola pese a que la empresa ha sido tajante en sus comunicados al señalar que se quebró la confianza en su relación con el sindicato, lo que hace inviable su permanencia.
La leche que era enviada a Ecolat comenzó a ser recibida desde el domingo pasado por empresas que tienen plantas cercanas como Indulacsa, La Colonial, Calcar y Conaprole. Según Figuerola, la conducción de Ecolat «prácticamente echó a sus productores» con los precios que les pagaba, lo que llevó a que la empresa comenzase a recibir menos leche de los tambos y entrara «en un proceso de descomposición».
Según Figuerola, la empresa buscó durante un año «pretextos para retirarse» de la plaza local. En Ecolat, que era la segunda industria láctea del país, trabajaban 400 personas y la empresa consideraba que necesitaba reducir su plantilla a poco más de 100, lo que fue rechazado por el sindicato.
Comienza a perfilarse la posibilidad de que los trabajadores se organicen para autogestionar la empresa. «Es una posibilidad, aunque sabemos que es complejo. Supone un cambio cultural, apoyo del Estado. No es imposible», comentó Figuerola. Tampoco descarta el sindicato que aparezca algún inversor que aproveche la mano de obra especializada que existe hoy en Nueva Helvecia. El sindicato y el gobierno siguen creyendo que es viable la producción de queso. «Las máquinas están encajonadas en un galpón, hay una inversión hecha», señaló.
Algunos trabajadores de Ecolat siguen ingresando a la planta para realizar tareas de mantenimiento de la maquinaria y otros están en una carpa frente a las instalaciones de la fábrica.
La posibilidad de que se vea afectada la distribución por ahora no preocupa a las empresas de reparto de productos, porque están realizando menos horas extras que en 2013 cuando un conflicto sí afectó la disponibilidad de lácteos. Natalia Pena, directiva de la Asociación Nacional de Distribuidores de Productos Lácteos, dijo a El País que «estamos un poco más organizados y se hacen menos horas extras» porque se ha contratado personal y se han reducido los turnos. «Para el martes hay leche, después habrá que ir viendo día a día», comentó Pena. De todas formas, consideró que «lo más grave» es que las empresas como Ecolat no puedan procesar reestructuras cuando lo necesitan.
En Uruguay el 80% del consumo de productos lácteos es captado por Conaprole. La leche Conaprole es distribuida en Montevideo y la zona metropolitana por unas 25 empresas. Los subproductos son repartidos por unas 35 firmas. En el interior hay unas dos empresas por departamento. En total trabajan en la distribución de productos lácteos unos 500 trabajadores en todo el país. Las firmas de distribución en su gran mayoría son familiares.
Un gigante multinacional llegó a Uruguay
La paralizada Ecolat distribuía productos con la marca Parmalat pero esa línea comenzará también a ser ofrecida en Uruguay por Lactalis, una empresa multinacional francesa de productos lácteos propiedad de la familia Besnier y que tiene su base en la ciudad de Laval. Se trata de un gigante en el mercado de productos lácteos cuyo ingreso a Uruguay, tras comprar dos plantas queseras de Indulacsa en Cardona y Salto, es seguido con mucha atención por parte del gobierno y los sindicatos. La empresa es una de las más grandes del mundo en el sector lácteo y la segunda alimentaria en Francia por detrás de Danone. En 2011, Lactalis se convirtió prácticamente en el primer grupo mundial de productos lácteos tras la compra del 83% del paquete accionario de Parmalat.
Lactalis emplea a 61.000 personas y cuenta con 200 plantas industriales. El grupo fue fundado en 1933 y está presente en 150 países. El 61% de su facturación es generado en Europa, el 18% en América y el 21% en resto del mundo. Es un actor muy importante en el mercado mundial de los quesos que representan el 35% de su facturación. Sus ingresos anuales rondan los US$ 20.000 millones.
En diciembre de 2014, Lactalis compró la australiana Longwarry Food Park y la italiana Latterie Friulane. La primera produce leche fresca y larga vida, queso y leche en polvo. La compra insumió US$ 45 millones de euros y se hizo a través de la filial Parmalat Australia.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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