#Uruguay: ¿Preparados para el éxito?

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Ese era el titular de una charla que di en Fucrea en 2006. La razón era la siguiente: durante años el agro había sufrido su famoso estancamiento y sabíamos cómo afrontar turbulencias, pero lo que no habíamos experimentado, nunca, era un período prolongado de bonanza, algo que era la norma para los empresarios y productores del mundo desarrollado. Una persona de mediana edad en Estados Unidos no sabía lo que era inflación o contracción de la economía, mientras que aquí en Uruguay éramos expertos en el trueque y en la negociación forzosa. Pues bien, harto ya de pensar en qué pasaría si venía esta o aquella adversidad, la consigna fue, a riesgo de no ser taquillero en el discurso, imaginar qué pasaba si teníamos un ciclo profundo y continuo de condiciones favorables para el desarrollo agropecuario. Algo como nunca habíamos experimentado.  La pregunta de la charla era: ¿estamos preparados para el éxito? Había algunos indicios de cambios sustanciales: empezaba el boom de los países emergentes, la suba de los precios de los commodities, la revolución sojera, la expansión de las exportaciones. Pero nuestro problema era que no creíamos y nos costaba además imaginar esa posibilidad, remota y extraña.  Estábamos quemados con leche.Y preguntaba: “¿Y si este marco político y de mercados más estables se prolongara equis tiempo? ¿Y si continuaran firmes los precios para varios rubros a la vez? ¿Y si esto no fuera el pico del ciclo y sí el inicio de una nueva dinámica y actividad competitiva agropecuaria? En definitiva, ¿si se expandiera el acceso a los mercados y se continuaran las políticas claras y estables? ¿Estamos pensando en cómo ser exitosos en ese nuevo contexto?”.Afirmaba que esa nueva competitividad estaría marcada por valores de la tierra en alza que transformarían la dinámica y además que habría una disputa por las cadenas (agrícola, ganadera, láctea, forestal) por este factor. Iríamos hacia la extinción del carácter extensivo, al aumento de productividad, intensificación y mayor uso de energía en los alimentos en todos los sistemas ganaderos, desarrollo de la contratación, tercerización y servicios, más administración del riesgo, más capital de giro y menos capital fijo, más profesionalización, surgimiento de la ganadería de precisión (y en particular de la ganadería genética de precisión), información y conocimiento, especialización.El marco externo fue más positivo de lo previsto. ¿Nos preparamos para el éxito y aprovechamos toda esa bonanza? Le dejo a usted la respuesta, y esbozo la de las siguientes preguntas: ¿Continuarán esas condiciones externas siendo positivas? ¿Qué hemos construido y qué de eso nos permitirá un mayor desarrollo?  Hay avisos de que se acabó la fiesta fuera de nuestra aldea: los países emergentes están complicados, las proyecciones de precios de commodities indican una baja importante para los principales productos y en algún momento subirán las tasas de interés. Es decir, parte de los fundamentos que explicaron la fortaleza de la última década quizás se debiliten en 2014 y 2015. Pero aún en ese contexto, hay un factor que entiendo es una de las grandes diferencias del agro uruguayo con su pasado: el acceso al mercado global. Este es el activo clave actual. Contar con todas las opciones de destinos y consumidores permite maximizar siempre las alternativas comerciales. Es el factor que está explicando, en buena medida, los precios y que hoy nuestros productos valgan lo mismo que en otros países (antes referencias lejanas). Y no solo eso, acceder también al capital, a la innovación, a la capacidad emprendedora, a los proveedores y tecnología global.  Los ajustes de algunas variables en los fundamentos nos pegarán, desde luego, pero creo que en muchísimo menor medida que antes. ¿Qué debemos hacer en Uruguay? Al menos dos cosas.  Primero, profundizar la inserción comercial internacional. En esta liga que estamos debemos mejorar aun más el acceso con los bloques estratégicos objetivo.  Exportamos a China al igual que Chile o Nueva Zelanda, solo que estos lo hacen bajo acuerdos de libre comercio y nosotros no. Entrar en los grandes circuitos es una enorme diferencia, ahora debemos correr con el mismo motor que el resto. En segundo lugar, tenemos que desarrollar y madurar el capital social (en particular las relaciones público-privadas, sindicatos y empresas), la inversión en infraestructura, la productividad, la capacidad innovadora y de gestión, fomentar el emprendimiento, ejecutar mucho más de lo que hablamos.  En términos relativos, en esos aspectos el avance ha sido modesto, o mínimo. El éxito es un viaje, no un destino. ¿Preparados para continuarlo?
Por Lautaro Pérez Rocha
Columna de opinión publicada en El Observador Agropecuario
www.elobservador.com.uy

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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