El Observador Agropecuario dialogó con el nuevo presidente del Inale Ricardo De Izaguirre.
¿Qué le significa haber sido designado presidente del Instituto Nacional de la Leche (Inale)?
Fundamentalmente un gran compromiso. Nos formamos en lechería desde que nos recibimos de veterinario en 1971 y comenzamos inmediatamente en la cátedra de producción animal. Luego, en 1973, comenzamos a asesorar al Grupo Cardal y predios privados en la zona de Mendoza (Florida), y ahí nos dedicamos exclusivamente a la producción lechera. En ese período mi reconocimiento a los productores agrupados, con quienes además de un vínculo laboral se genera un relacionamiento estrecho con sus familias, bajo el sistema de atención integral que se realiza desde aquella época. Eran visitas periódicas, mensuales o quincenales, para atender problemas de la producción, pero también sociales, desde la escuela rural hasta la policlínica de la zona, las carreteras y el cuadro de fútbol del lugar.
¿Cómo ve el momento de la lechería uruguaya?
No son momentos. El productor ha aprendido a superar los picos. A veces reaccionamos a estímulos, como puede ser momentáneamente el precio de la leche, o la relación precio de la leche/insumo, donde a veces las cuentas no nos dan. Pero el productor aprendió a superarlo, incluso hoy lo vemos en la estabilidad que hay en la producción de invierno. Hubo una época en que la producción de primavera era dos o tres veces superior a lo que sacábamos en el invierno, pero actualmente ya no se verifica la baja productiva que ocurría en los inviernos. Hoy, con equiparación de pariciones y mucha producción de otoño, el productor puede aprovechar las reservas y el grano en forma intensa. Así la vaca parida en esa época le permite llegar a la primavera con algunos meses de lactancia y responder al pasto primaveral.
¿Cuáles son los desafíos que tiene hoy en el Inale?
Un desafío importante es el mantenimiento de la familia en el campo. Eso pasa por un atractivo generacional y que el campo sea una forma reconocida de trabajo en el plano social. Además, que esa actividad sea estimulada desde la escuela, el liceo y en todos los ámbitos de la educación. Otro desafío es el acceso a la tierra. No debemos olvidar que la lechería es la que tiene mayor cantidad de predios arrendados para desarrollar su trabajo. Para nosotros la estabilidad en los predios es muy importante. Cuando se hace un arriendo por cuatro años, vemos que llega el fin de ese contrato y de pronto recién logró hacer una pequeña rotación. Y si a eso le agrega las inversiones que hay que hacer arriba del predio, que en muchos casos superan los US$ 200 por hectárea, eso significa que uno continuamente debe estar invirtiendo. Por ejemplo en las vacas, maquinaria, en máquinas de ordeñar, en agua en la parcela, en el riego, en los mixers, entre otros. Actualmente hay un nivel de exigencias y de capacidad de superación que todos buscamos en la intensificación de la producción, lo que nos lleva a tener que reinvertir permanentemente, lo que en un predio que se ocupe en forma precaria se complica. En ese marco es importante el apoyo que está realizando el Instituto Nacional de Colonización (INC) a través de sus diferentes herramientas que están funcionando, como también las posibilidades que brindará el fideicomiso para la compra de tierras con ese destino. Además, los planes de uso y manejo de suelos serán muy útiles, porque la lechería, que está muy cerca de la agricultura, por un lado, y de la ganadería de cría por otro, podrán ir ganando espacios para su producción de forrajes, pasturas y praderas.
¿Qué pasa con el tema del agua en los tambos?
El uso del agua en los potreros y para riego es relevante si consideramos además las sequías cada vez más frecuentes. Es un tema que está para desarrollar, si bien hay gente que lo está trabajando y que en las zonas donde no se pueden extraer de forma subterránea significará que habrá que construir embalses importantes. El Inale está trabajando junto al INC en embalses colectivos, que en principio nos parece que sería el instrumento más idóneo, pero que además es complejo armarlo en un predio privado desde el punto de vista legal. Por eso sería ideal hacerlo en campos del INC y en experiencias que Conaprole procura promover.
¿Cómo valora ahora la etapa que debe encarar Inale?
Hay que reconocer el trabajo del anterior presidente Manuel Marrero de escuchar, instrumentar nexos entre gremiales, productores, industrias e instituciones estatales para armar una estructura que nosotros heredamos. Ya hay un plan de trabajo para estos años, entre otros referidos a investigación en sueros, de inserción internacional en estudios económicos, de construcción de obras para sistemas de efluentes. Es todo un plan estratégico que ahora lo vamos a complementar con la contratación de técnicos en comercio exterior, así como también desarrollar tareas que abarquen a los queseros y productores artesanales y los tamberos que venden leche cruda. Nos gustaría trabajar en temas de complementariedad industrial, apoyando la inserción internacional de la producción láctea del país.
¿Hay preocupación por el tema ambiental que también involucra a la lechería?
Los primeros preocupados somos los tamberos porque vivimos en el lugar que hoy se plantea con problemas de contaminación. El sector ya venía trabajando y ahora tratamos de encontrar en el ámbito técnico creado los criterios comunes para encarar el tema y junto a la Dinama dejar todo reglamentado en este sentido. Las medidas que ya se tomaron son las que El Observador informó en su edición del pasado miércoles. l
Ficha Personal
Edad
65 años
Estado civil
Viudo
Hijos
Siete, y nueve nietos
Profesión
Veterinario
Hincha
Atlético de Florida
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