Los productores no bajan la guardia, pero están preocupados por la duración de la adversidad.
Cuando Eduardo Viera dijo el martes pasado, en su despedida como presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANP), que “el año 2015 no será igual a 2014”, el ministro Tabaré Aguerre, quien se encontraba parado entre el público, movió la cabeza en señal de aprobación.
Ese hecho bien puede sintetizar el momento que vive la lechería uruguaya, acuciada por la caída de precios y una sequía que pone en riesgo la comida para las vacas. Los tamberos están preocupados –no alarmados– porque no saben si la actual coyuntura se prolongará en el tiempo.
Los principales indicadores son adversos. Conaprole, que recibió el año pasado 68% del total de leche remitida a las industrias, ajustó el martes pasado a la baja el precio que paga al tambero. Se fijó en $ 9,23 el litro para marzo pasado, cuando en abril de 2014 había llegado a $ 10,56, según datos del Instituto Nacional de la Leche (Inale).
El presidente de la cooperativa láctea, Álvaro Ambrois, valoró que la caída no fue mayor debido a que volvieron a utilizar un fondo de reservas creado por Conaprole para situaciones como la actual.
Por otra parte, el Inale publicó ayer el resultado de las exportaciones de productos lácteos durante el primer trimestre, estadística que refleja el momento: crecieron 9% en volumen, al totalizar 62.037 toneladas, pero cayeron 24% en divisas, al obtener US$ 172.053.000.
A la caída de precios de los lácteos en los mercados hay que agregarle que Brasil –con 30%– y Venezuela –con 7%– sumados representan el principal destino de las exportaciones uruguayas y tienen sus economías complicadas.
Enfrentar la coyuntura
A ese escenario de precios en baja se agrega el desafío de enfrentar una sequía y sus consecuencias en la alimentación de las vacas. Porque las praderas y los verdeos están comprometidos y no se sabe si la situación se prolongará.
Un tambero comentó a El Observador Agropecuario que “en esta coyuntura no podemos bajar el nivel de inversiones”, en alusión a que si las praderas se deterioran y los verdeos para el invierno se pierden, “habrá que dar más ración” a los rodeos para mantener la productividad.
Según las cifras de Inale, esa parece ser la apuesta de los tamberos, que en los dos primeros meses del año remitieron 5,6% más leche que en igual período de 2014.
Sin embargo, el dato de que Prolesa, la empresa de insumos de Conaprole, vendió en marzo pasado un volumen récord de raciones es visto “con suma preocupación” por los tamberos, ya que, si bien puede representar el deseo de mantener la producción, supone un incremento de los costos.
“Esperamos que solo sea una coyuntura debido al mal estado de las pasturas en la mayor parte de la cuenca lechera”, comentó a El Observador Agropecuario Álvaro Quintans, presidente de Prolesa.
En la actualidad, la mayor parte del ganado lechero “está produciendo estabulado, comiendo silo, fardos y raciones” por el deterioro de las pasturas, agregó.
Todas las señales indican que los tamberos viven un tiempo de ajustarse los cinturones para mantener alta la producción y esperar que el mal momento pase.
“Hemos superado muchas crisis. Lo importante es que todo el aparato productivo no decaiga”, dijo el martes pasado Rodolfo Braga al asumir al frente de la ANPL. Y el ministro Aguerre volvió a aprobar lo dicho.
Rodolfo Braga
El nuevo presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL), Rodolfo Braga, dijo a El Observador Agropecuario que “el gran desafío es cumplir con las expectativas de los productores” y agregó que sería “muy positiva la generación de nuevas cuencas lecheras en el país”. Dijo que “la ecuación económica” de la lechería no es favorable y no descartó “ninguna herramienta financiera para enfrentar la actual adversidad”.
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