#Uruguay: Brasil: un complejo mercado que hace perder el sueño

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Barreras proteccionistas y variaciones en las cargas impositivas son obstáculos que hay que sortear para invertir o exportar
Es el quinto país de mayor territorio a nivel mundial, y también el quinto en número de habitantes. Y su complejidad va claramente en consonancia con su tamaño. Lograr ingresar al atractivo mercado brasileño es lisa y llanamente una carrera de obstáculos.
Las cargas impositivas son el primer gran dolor de cabeza.
La variación de las reglas fiscales según los distintos estados, los impuestos distorsivos y las presiones fiscales son varias de las barreras, según destacó el economista de la consultora KPMG, Marcelo Sibille. “Es difícil venir de afuera a invertir a Brasil porque se le da más prevalencia a los inversores nacionales que a los extranjeros”, explicó Sibille. Además, la existencia de un “sesgo proteccionista en su política económica” le quita atractivo, explicó el economista.
En comparación con el resto del Mercosur, la economía brasileña es de las que presenta menor grado de apertura comercial, según Uruguay XXI. Uruguay no fue ajeno a esta situación. Uno de los casos más recientes comenzó hace dos años en la automotriz Lifan– instalada en San José– cuando el gobierno de Brasil consideró que los autos no cumplían con el 35 % de componentes regionales. Como consecuencia el gobierno norteño comenzó una investigación y trancó las exportaciones.
Pese a todo esto, desde 2001 Brasil es el principal destino de exportaciones uruguayas –excepto en 2004-2005, cuando EEUU lo desplazó hacia el segundo lugar– . Entre enero y julio se exportó por US$ 919 millones (valor FOB), en comparación con US$ 910 millones en igual período del año pasado. Los tres principales productos de exportación son artículos de envasado de plástico, leche y malta.
Un camino desgastante
Hace 10 años que Sagrin comenzó a intentar ingresar al mercado brasileño. Recién cinco años después logró concretar un flujo continuo de exportaciones de pañales y otros productos de higiene. El proceso fue complejo, desgastante y lento.
“Tuvimos que sortear algunas necesidades propias del mercado que acá no existen”, explicó a Café & Negocios el director de Sagrin, Rafael Rainusso.
A la hora de realizar un análisis de costos, lo primero a ver en la ecuación es en qué estado reside el potencial cliente, ya que esto determinará los impuestos a pagar. Aunque la compañía se topó con varias barreras proteccionistas, actualmente exporta hacia Brasil el 15% de su facturación. “En nuestro caso los obstáculos no han sido insalvables. Pero aunque íbamos sorteándolos de a poco siempre aparecían nuevos”, concluyó Rainusso.
Conaprole fue otra de las empresas que tuvo que enfrentarse a la política proteccionista del país norteño. En 2009 sufrió una acusación de dumping y triangulación sobre la exportación de leche en polvo que dejó 10.000 toneladas por un valor de US$21 millones en sus depósitos.
Aunque fue un problema puntual que se solucionó y no volvió a suceder, el vicepresidente de Conaprole, Wilson Cabrera, explicó a Café & Negocios que no se puede “confiar” en Brasil.
“Después de eso nos manejamos con mucho cuidado porque es un mercado donde cambian continuamente las reglas de juego”, dijo Cabrera. Actualmente la empresa láctea exporta entre 15 y 20 mil toneladas de leche en polvo por año hacia Brasil, y cuenta con una sucursal en San Pablo.
Barreras casi insalvables
Contar con asesoría legal se vuelve una condición imprescindible
para encontrar la punta de la madeja que permita hacer negocios en Brasil sin morir en el intento. Jonas de Souza es un abogado brasileño que se dedica a asesorar a uruguayos cuyo objetivo es invertir o exportar a Brasil.
Para De Souza, las principales dificultades son la burocracia estatal, la cantidad de impuestos y la complejidad de los organismos públicos que muchas veces demoran en dar las respuestas correspondientes. “Las empresas extranjeras que quieren invertir en Brasil deben contar con asesoría de profesionales locales porque es difícil si no conocen el funcionamiento del mercado y del gobierno”, explicó de Souza.
Respecto a las políticas proteccionistas, opinó que son consecuencia de la “globalización” y es el mecanismo que le permite a Brasil “proteger a las empresas”. “Son barreras que el gobierno modifica cuando el mercado da señales de que los productos extranjeros que ingresan al país no amenazan a la economía local”, explicó.
En tanto, una fuente vinculada al comercio exterior explicó que aunque existen dificultades para entrar en el mercado el esfuerzo vale la pena. “Es el mercado que todos quieren porque es tan grande que cualquier cadena de supermercados de Brasil que te haga un pedido te da vuelta tu negocio”, dijo. En la práctica, se advierten medidas de dos tipos: algunas directamente restrictivas y otras más “sutiles”. “Es un mercado tan proteccionista que a veces querés ingresar un producto y te piden certificaciones técnicas de mil tipos. Es una forma de impedir el acceso”, concluyó la fuente.
Algunas dificultades han sido imposibles de vencer. En febrero de 2012, La Cámara de Comercio Exterior (Camex) de Brasil decidió aplicar una sobretasa de US$5,22 por kilo sobre la exportación de frazadas de pelo largo uruguayas tras una acusación por dumping.
La investigación realizada por técnicos de la Secretaría de Comercio Exterior determinó que los componentes importados de China utilizados para confeccionar las frazadas representaban más del 60%. El sobreprecio dejó a algunas empresas uruguayas fuera de mercado ya que las frazadas resultaban demasiado caras si se las comparaba con las elaboradas en Brasil.
Como consecuencia, varias compañías tuvieron que cerrar o reconvertirse para fabricar otros productos que sí pudieran exportar sin dificultades. Xumir SA fue una de las empresas afectadas en este caso. Su director, Fernando Yanuzzi, explicó que el problema nunca se solucionó pese a las gestiones realizadas a nivel gubernamental. En su caso, se volcó a la fabricación de frazadas de hilo de microfibra que no fueron comprendidas dentro de las acusaciones de competencia desleal. Además exporta otros productos como sábanas y colchas.
Riesgo de todos los días
El caso Lifan se acerca cada vez más a un final feliz. Luego de exportar un solo automóvil como prueba de que logró pasar la aduana sin inconvenientes, la empresa logró ingresar en el mercado norteño nuevamente, donde ya colocó 700 vehículos desde abril.
La compañía retomó el flujo exportador –luego de dos años– tras haber sorteado las dificultades con los certificados de origen, pero esto no significa el fin de la incertidumbre. “El canal está abierto pero nunca tenés la vida comprada porque sabes que te pueden volver a pasar cosas”, explicó el gerente general de la compañía, Pablo Revetria.
Si una enseñanza les dejó este proceso, es que hay que tomar todas las precauciones e imaginarse todos los escenarios posibles. La falta de comunicación entre los distintos organismos brasileños y las diferencias en las legislaciones a aplicar fueron dos de las piedras en el zapato del caso Lifan. El rol del gobierno uruguayo como negociador resulta vital para destrancar la situación.“Esto exige un trabajo muy fuerte de nuestras autoridades para poder ir paso a paso sorteando los obstáculos y esperando los tiempos de Brasil, que son muy lentos”, concluyó Revetria.
Disminuir las barreras
Uruguay y Brasil firmaron un protocolo que busca disminuir las barreras comerciales no arancelarias. Se creó una comisión bilateral y se generaron mecanismos de consulta para tratar dificultades en materia de origen, defensa comercial, medidas sanitarias y fitosanitarias, normas técnicas y procedimientos aduaneros.
Se está en etapa de implementación. “Es una cosa buena pero hay que ver cómo funciona en la cancha”, señaló el presidente de la Unión de Exportadores (UE), Álvaro Queijo. Cristalpet, fábrica de preformas plásticas de Queijo, exporta el 60% de su producción hacia Brasil. Para Queijo una escena ideal sería el paso de los camiones por la frontera sin necesidad de certificado de origen.
http://www.elobservador.com.uy

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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