Un caldero estalló. La onda expansiva derribó varias paredes en edificio de 4 pisos. Puertas y ventanas salieron disparadas. Predios aledaños fueron seriamente afectados.
Una fábrica de productos lácteos terminó en ruinas ayer al explosionar un caldero de casi dos metros de alto. Siete trabajadores que se hallaban en el local ubicado en Ate-Vitarte sufrieron graves heridas. La fuerte detonación derribó varias paredes y arrancó puertas y ventanas que acabaron esparcidas en la calle.
Veintitrés predios aledaños también resultaron afectados. La onda expansiva destruyó lunas y dañó el mobiliario, según comprobó la policía.
La empresa Lácteos Verano S.A., funcionaba en un edificio de cuatro pisos de la Av. Prolongación Javier Prado, Mz. C-1, lote 19, quinta etapa de la urbanización Los Portales.
Eran las 10:30 de la mañana cuando ese apacible sector fue sacudido por la explosión. Los Arrunátegui-Gutiérrez, una familia arequipeña de cinco miembros, compartían en ese instante la mesa para desayunar en su casa situada casi frente a la fábrica.
Todos escucharon el estremecedor ruido causado por el estallido y, repentinamente, cayeron de sus sillas, tras ver desconcertados cómo su gran ventanal se hizo trizas.
Eugenio Arrunátegui y Mercedes Gutiérrez perdieron un hijo, a fines de los 80, en un atentado terrorista. Quizá por ello ambos relacionaron la explosión con un posible atentado. «Le soy sincera, creí que era una bomba…», señaló Mercedes.
En la acera del frente el panorama era peor. La fábrica estaba en ruinas. Regados en la pista y en la berma central de la Prolongación Javier Prado podía verse puertas y ventanas de fierro retorcidas. El piso parecía tapizado con vidrios.
Golpes y quemaduras
Los trabajadores Felipe Chanco Verano (31), Saúl Verano Yaranga (32), Freddy Sacsara Monaylla (35), César Sumari Jáuregui (20), Oswaldo Llactas Huaynate (20), Humberto Guisado Cáceres (20), César Espinoza Sucso (28), Ever Vilcapoma (28) y Nicacio Rodríguez ((25), sufrieron quemaduras y traumatismos múltiples.
La municipalidad de Vitarte, tras evaluar la situación, clausuró definitivamente la fábrica. Jhon Ampuero, gerente de fiscalización oficializó la medida.
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