Es posible que además de una segunda ampliación del control de precios, se sometan cuatro productos nuevos a la lista de los regulados.
La medida de control de precios en Panamá, que entró en vigencia por seis meses el 7 de julio del 2014, con el decreto 165, y luego se prolongó seis meses más con el decreto 303, que entró en vigencia el 7 de enero de este año, ha sido prorrogada nuevamente hasta diciembre de este año.
Al anunciar la medida, el lunes 15 de junio, Melitón Arrocha, titular del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), anunció que se analiza, además, extender el control de precios a cuatro productos nuevos: el café, la leche pasteurizada, el azúcar y el aceite.
Las autoridades aseveraron que gracias a la regulación, los panameños obtuvieron un ahorro de US$48 mensuales; no obstante, el ahorro prometido en un principio fue de $58.
La presidenta de la Asociación de Consumo Ético, Yakarta Ríos, sostuvo que el cambio de precios se hizo de manera forzosa para abaratar los costos de la canasta básica, lo que resultó en una desmejora en la calidad de los productos. Ríos citó el ejemplo del cambio del consumo de la cojinúa o jurel (un pescado apreciado en Panamá) por el de sardinas en lata.
Jorge Arango, Ministro de Desarrollo Agropecuario, remarcó el aumento de algunos precios en el mercado de la carne y la leche, y añadió que aún no han analizado las solicitudes de algunas empresas, entre ellas las Industrias Lácteas S.A., Estrella Azul y la Empresa Panameña de Alimentos EPA-Bonlac, que enviaron una notificación a la Autoridad de Protección al Consumidor y Defensa de la Competencia (Acodeco), entre los meses de febrero y marzo exigiendo poder aumentar el costo de sus productos.
A esto agregó que las alzas de precios del combustible y la energía eléctrica, son los aspectos más planteados por las empresas que exigen aumentar sus precios en esta gestión.
Respecto a la incipiente escasez de los productos regulados, Arrocha estableció que existen muchos factores que inciden en esta problemática. Mencionó que la principal razón era el estímulo que reciben los consumidores por los precios bajos de estos productos, lo que hace que se vendan más rápido, y por ende, “se agoten”.
Recalcó, por otra parte, que a pesar del disgusto de los gremios empresariales y las asociaciones de consumidores, el Gobierno ha logrado su objetivo de controlar el precio de veintidós productos.
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