Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí.- Es imperante que los ganaderos lecheros de Soledad trabajen de manera coordinada para reducir costos de producción, fortalecer los precios del producto, atender los cambios del mercado y contribuir en la definición de las políticas públicas del sector.
Así lo afirmó el regidor Jalil Chalita Zarur, presidente de la Comisión de Desarrollo y Fomento Rural, en reunión con productores de Soledad donde planteó la necesidad de que se hagan gestiones ante las instancias estatales y federales para que los productores reciban mayores incentivos.
Es de suma importancia que se conozcan las alternativas y avances tecnológicos de los procesos productivos en la búsqueda permanente de garantizar la inocuidad y calidad agroalimentaria de la leche, alimento esencial para la población.
El regidor panista condenó por otra parte el aumento de las importaciones de granos porque ello se traduce en pérdida de soberanía alimentaria, en desequilibrios de la balanza comercial, en desgaste de la economía nacional y popular, y en mayor deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población, especialmente la rural.
«No se puede atribuir la responsabilidad del desastre del campo a las administraciones federales panistas. El desprecio gubernamental hacia el campo no ha estado relacionado con colores y siglas partidistas, sino con el apego de las autoridades a la ideología neoliberal y a una política agraria diseñada en los centros financieros internacionales».
La ofensiva contra el agro puede rastrearse cuando menos desde el sexenio de Salinas de Gortari con el debilitamiento del por la reforma al artículo 27 de la Constitución, y la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Pero en las últimas dos administraciones federales el país ha sido llevado a un grado cada vez mayor de dependencia.
Señaló el señor Jalil Chalita que desde la firma del TLCAN, y particularmente a raíz de la entrada en vigor de la cláusula de liberación arancelaria para el comercio de granos en 2008, ha insistido en fortalecer la producción agrícola y protegerla de importaciones baratas que a la larga resultan desastrosas para la economía local y el abasto popular.
«Ante los constantes episodios de encarecimiento de los precios de los alimentos, como el que ocurre actualmente según datos de la FAO, los gobiernos deberían fijarse como objetivo principal e ineludible la recuperación de la capacidad productiva del campo como una forma para garantizar la maltrecha gobernabilidad del país».
Es claro, agregó, que no se alcanzará más que con mecanismos estatales de corrección y apoyo a pequeños productores, por más que estos resulten contrarios a la ideología neoliberal; dejar las necesidades alimentarias de la población a merced de los vaivenes del libre mercado internacional acaba siendo más oneroso, sobre todo en países pobres como el nuestro, y coloca a los gobiernos ante la disyuntiva de destinar grandes porciones de sus recursos a la compra de alimentos en el exterior, o dejar que amplias franjas de la población sean víctimas del hambre y la carestía.
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