La Agrícola de Forcarei, una de las muchas sociedades cooperativas gallegas de productores lácteos, está ya al tanto del estudio sueco. Aunque aún escépticos sobre el estudio de ADN, en lo que respecta a la aplicación, aseguraron que supondría «un cambio muy importante, radical, porque los productores gallegos tienen el sambenito de que no hacen queso, de que la leche aquí es muy alta en proteínas…».
«El queso deja un rendimiento muchísimo mayor que la leche, tiene valor añadido, por lo que podría ser una solución», aseguran. Por tanto, saber por adelanto qué razas servirían para queso, les parece una buena solución. Además -apuntan- si un ejemplar es genéticamente mejor productora de queso, podría realizarse con la mitad de litros de leche. «Podría ser muy interesante; a lo mejor en Europa ya lo están utilizando», comenta un empleado que lleva 23 años trabajando en esta cooperativa.
Desde la Central Lechera Gallega, empresa que se dedica solo a la elaboración de quesos en la comunidad gallega desde hace 31 años, también consideran que, de confirmarse, el estudio aportaría facilidades en el sector. Explican que la leche se paga por calidades y en función de la grasa, proteínas y otros nutrientes. «Ahora en cada recogida vas mirando», apunta Natalia Rozados, hija de los propietarios.
«Tienen que dar un mínimo de proteínas, que no cumplen todas las leches. Influyen las estaciones y las comidas y pastos que realiza el ganado», explica la experta de esta casa que fabrica quesos frescos, semicurados, y comercializa también manteca de vaca. «Los estudios genéticos vienen bien, porque los ganaderos así sabrían qué tipo de animal tienen y los compradores podrían detectar antes si le compran a uno que tiene mejor leche o no; ayudaría a verlo desde el principio», aclara.
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