Xunta y sindicatos crearán una mesa de trabajo para atajar los «contratos fraudulentos»
Las tres organizaciones agrarias gallegas -Unións Agrarias, Asaja y Sindicato Labrego Galego- se reunieron ayer con la conselleira de Medio Rural, Rosa Quintana, después de un año del último encuentro. Al igual que hicieron a finales del mes pasado ante representantes del Ministerio de Agricultura, los sindicatos pidieron a la Xunta que ofrezca una solución «inmediata» a los 1.200 «contratos fraudulentos» por parte de ocho primeros compradores que el Gobierno ya investiga. Un millar de ganaderos que tienen contrato con estas empresas se han visto obligados a firmar contratos por 20 céntimos el litro o menos, un 33% por debajo de los 30 céntimos fijados como límite para cubrir los gastos. Quintana apuntó que se trata de «un pequeño grupo» de primeros compradores de leche que «distorsionan» el sector lácteo gallego.
Las organizaciones pidieron al Ejecutivo autonómico que estas actuaciones «fraudulentas» no salgan gratis y destacan que la conselleira «entiende» la problemática que sufre el sector y por eso se comprometió a actuar contra las industrias que incumplen la ley. En este sentido, la Consellería de Medio Rural anunció ayer la creación de un grupo de trabajo en los próximos días para buscar una solución que garantice la recogida de leche a todos los productores y a precios «justos». «Los ganaderos afectados no pueden esperar meses hasta que exista una sentencia y hay que ofrecerles una alternativa urgente para que puedan darle una salida a la leche a tarifas razonables», asegura el responsable de UUAA.
Desde Unións Agrarias señalan que en el encuentro de ayer también se habló de otras actuaciones a medio y largo plazo. Se trata por ejemplo de poner en marcha «medidas políticas» que permitan a las industrias diversificar su producción hacia los productos lácteos como quesos, mantequilla o leche en polvo, un asunto en el que Xunta y sindicatos coinciden como revelaron ya esta semana. García denuncia además la existencia de «una deslocalización» de la producción láctea con el transporte de las propias vacas desde Galicia hacia otras comunidades con más demanda.
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