Más de la mitad de ganaderos de Castilla y León utilizan las organizaciones de productores para vender su leche. Una figura que se creó en 2012 por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) dentro del paquete lácteo y que fue modificada recientemente para adaptarla a la legislación comunitaria. En el caso de la Comunidad castellano y leonesa hay dos colectivos que trabajan tanto en la región como en otras zonas de España: Lacteoscoop, que aglutina también a cooperativas de Cataluña y Cantabria, y Agrapol.
La primera en ponerse en funcionamiento fue Lacteoscoop, una cooperativa de segundo grado cuyo objetivo no era solo registrarse como OPL y negociar los contratos, sino comercializar conjuntamente la leche de sus socios. Esta organización reúne a 14 cooperativas de toda España, entre ellas 12 de la Comunidad. Su presidente, Juan Bravo, detalló a este periódico que la mitad aproximadamente de los 848 socios que la constituyen son de la región, con una producción anual que supera las 300.000 toneladas.
Pese a este volumen, reconoció que desde su creación el ritmo de incorporación de nuevos socios no ha sido «muy elevado», ya que es «complicado» que nuevas cooperativas se sumen al proyecto.
La segunda de las organizaciones, la Asociación de Ganaderos Productores de Leche (Agaprol), nació también en la Comunidad y agrupa en la actualidad a 420 ganaderos de Castilla, León, Madrid y Toledo, mientras que hace un año eran 378. La asociación tiene una producción estimada de más de 300.000 toneladas, cuando hace un año alcanzaba las 270.000.
«Se va creciendo poco a poco, aunque también se ha producido alguna baja de explotaciones (de cinco a siete) que dejan de producir», explicó Francisco Fernández.
«Cuando se inicia una historia nueva es complicado que los ganaderos se asocien», añadió. Además, en el caso de Agrapol, «cuando se trata de ganaderos que no están en cooperativas, hay que ir sumando uno por uno».
Fernández destacó que las organizaciones de productores son un tema nuevo al que le falta recorrido, «ya que solo lleva en marcha un año y medio». «Los ganaderos están acostumbrados a ir por libre, pero ahora con la introducción del paquete lácteo deben verlo con una nueva herramienta con los contratos a un año», comentó, tras lo que añadió que «poco a poco se van sumando pero cuesta mucho».
«La gente va entrando, es un goteo constante, aunque en este último año no nos hemos dedicado mucho a intentar meter a más gente, porque hemos tenido que ponerlo en marcha, hablar con las industrias, engrasar la maquinaria y ponerlo a andar», reconoció.
Fernández explicó que deben realizar una campaña para que llegue a más ganaderos a los que deben explicar su modelo de gestión, «aunque lo mejor en estos casos es el boca a boca».
La liberalización de las cuotas lácteas ha abierto un nuevo escenario para las organizaciones de productores, que ahora deben cerrar los contratos con un plazo de un año. Fernández indicó que están en negociaciones con 19 industrias. «Nos estamos encontrando de todo, desde las más afines a ser razonables a otras que buscan pescar en río revuelto», señaló el responsable de Agrapol, que matizó que «no todas se están aprovechando, aunque ante el cambio y la incertidumbre que genera sí se intentan bajar los precios».
«Además, como el contrato es de un año, sí se intenta que sean contratos referenciados dentro de unos criterios objetivos y razonables», añadió.
Bravo aseguró que existe mucha confusión sobre los cambios que se han producido con la liberalización del mercado, «porque hay un porcentaje de volumen de superproducción». Además, explicó que las industrias están planteando contratos que garantizan que te recogen el setenta por ciento de tu producción, pero dejan en el aire el resto. «Ahora estamos negociando, esperamos que haya un periodo de adaptación y que exista más flexibilidad en la contratación y adaptación a las nuevas condiciones del mercado», recalcó.
http://www.diariodeburgos.es