La incertidumbre sobre lo que pasará en el sector lácteo, tras la desaparición de las cuotas a partir del 1 de abril de 2015, es elevada. El Instituto italiano para los mercados agrícolas (ISMEA) ha recabado la opinión de 239 ganaderos de vacuno de leche, mediante entrevistas realizadas el pasado verano.
La mitad de los encuestados piensa que no habrá cambios sustanciales en la producción. Las posibilidades de crecimiento están limitadas por las normativas medioambientales (directiva nitratos), la falta de terreno, la carga financiera de las inversiones y una estructura de costes demasiado expuesta a la volatilidad. Algunas explotaciones cerraran por falta de relevo generacional y ineficiencia económica. Este descenso será compensado por el aumento de otras explotaciones, por lo que sin aumentar la producción si que va a aumentar la concentración de las explotaciones.
Un 23% de los encuestados opinó que la producción aumentaría y solo una mínima proporción opinaba que la producción descendería.
El gran miedo de los ganaderos italianos es la liberalización del mercado que implica la reducción de los precios de la leche, debido principalmente a la presión competitiva de los otros socios comunitarios. Las previsiones a medio plazo de la Comisión Europea indican que después de 2015 se podría producir una moderada tendencia al alza de la producción comunitaria de leche y productos lácteos y una mayor apertura a terceros países, bajo la presión de la demanda, especialmente la emergente.
Otro elemento de preocupación de los ganaderos encuestados es el empeoramiento de los desequilibrios entre productores e industria-distribución. Las medidas del Paquete leche legisladas por la Comisión para ayudar a solucionar este problema son poco conocidas por los ganaderos (solo 2 de cada 5 ganaderos entrevistados las conocían) o son consideradas inadecuadas, según los encuestados.
Los expertos opinan que cualquier aumento en la producción de los productores de leche tradicionales (Alemania, Francia, los Países Bajos y Dinamarca) no tendrá, al menos al principio, una consecuencia directa en el mercado comunitario, sino más bien en el mercado mundial como respuesta a la creciente demanda de los mercados emergentes.