España: Los cien días que desbordaron el vaso

La desaparición de las cuotas lácteas en Europa ha coincidido con un récord histórico de la producción en EE.UU. y Nueva Zelanda, la recesión china y el veto ruso a las exportaciones.
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La desaparición de las cuotas lácteas en Europa ha coincidido con un récord histórico de la producción en EE.UU. y Nueva Zelanda, la recesión china y el veto ruso a las exportaciones.
Aunque muchas miradas apunten a finales de marzo y a la desaparición de las cuotas lácteas como principal argumento para justificar la grave crisis que atraviesa el sector, lo cierto es que la coyuntura actual viene gestándose desde hace, al menos, año y medio. De hecho, fue en enero del 2014 cuando el precio medio de la leche en origen se situó en 39,24 céntimos por litro, la cifra más alta de los últimos siete años. A partir de ahí, las cotizaciones fueron desplomándose mes a mes hasta caer un 30 % y situarse en los escasos 27 céntimos actuales. En la crisis han confluido varios factores.
Veto ruso. El anuncio del Gobierno ruso de bloquear las importaciones de alimentos lácteos procedentes de la eurozona -se produjo en agosto del 2014 y todavía se mantiene a día de hoy- provocó una convulsión importante en mercado lácteo europeo. España no lo sufre de forma directa, ya que exportaba a Rusia leche y derivados por valor de apenas cuatro millones de euros, pero sí padece las consecuencias que esta medida provoca en terceros países. Es, por ejemplo, el caso de Francia y Alemania, los dos principales productores de leche europeos y también los que contaban con una mayor presencia en el mercado ruso. Ambos países se han visto en la obligación de buscar nuevos mercados para colocar los excedentes por este cierre de fronteras, lo que ha provocado distorsiones en buena parte de Europa, incluida España.
Caída de la demanda china. China pasa por ser el principal comprador de productos lácteos del mundo, principalmente de derivados como la leche en polvo, por lo que una caída en su actividad importadora sacude de forma directa al resto del planeta. Es precisamente lo que está pasando, tras la ralentización de las compras del gigante asiático provocada, al parecer, por la fortaleza del euro, un cálculo erróneo de los stocks de polvo existentes y también por el hecho de que China empieza a intentar autoabastecerse. De hecho, durante los últimos ejercicios se han puesto en marcha proyectos de explotaciones industriales de hasta 100.000 vacas con los que el país espera depender menos de las compras exteriores.
Exceso de producción. La desaparición de las cuotas lácteas ha provocado un aumento de la producción láctea en Europa que ronda el 1 % durante el primer semestre del año. Otro tanto sucede en Estados Unidos, principal productor mundial, que este año batirá previsiblemente su récord histórico al poner en el mercado más de 95.000 millones de litros, un 3 % más que en el 2014. Porcentaje similar al que se incrementarán las entregas en Nueva Zelanda, primer exportador lácteo del planeta. Si bien organizaciones como la FAO pronostican un repunte de la demanda mundial de leche durante la próxima década, lo cierto es que, a día de hoy, existen enormes dificultades para colocar en el mercado la totalidad de la producción.
Poca capacidad industrial. Además de factores coyunturales o geopolíticos, en la actual crisis láctea también ha tenido un peso importante la escasa capacidad industrializadora de las empresas asentadas en España y principalmente en Galicia, de donde sale el 40 % de la leche estatal. Mientras la industria asentada en el resto del continente ha realizado inversiones importantes en infraestructuras que permitan dar valor añadido a la leche y absorber parte de los excedentes, la de aquí ha seguido dedicándose al envasado de leche UHT, mayormente a través de marcas blancas. Con las crecientes dificultades para colocar en el mercado las cisternas sobrantes, no sorprende la distorsión provocada en el mercado interior.
Desestructuración del sector. Tampoco hay que olvidarse que todo lo anterior llega en un momento en el que el sector, principalmente en Galicia, se encuentra más desestructurado que nunca. Ganaderos desunidos, industrias propias con menor peso y una distribución que parece ser el eslabón fuerte de la cadena. Todo ello en un contexto en el que la Administración parece llevar muchos meses haciendo oídos sordos a las demandas de los ganaderos en asuntos como los contratos lácteos leoninos o la banalización de la leche en los supermercados.
http://www.lavozdegalicia.es

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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