España: Los cambios amenazan a la leche

El fin de las cuotas, decretado por la Unión Europea para abril, liberalizará el mercado y obligará a Galicia a competir con los gigantes productores del norte de Europa.
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El fin de las cuotas, decretado por la Unión Europea para abril, liberalizará el mercado y obligará a Galicia a competir con los gigantes productores del norte de Europa.
La cuota láctea, el derecho limitado a producir leche instaurado por la Unión Europea en 1984 y adoptado por España oficialmente en 1991, toca a su fin el próximo 1 de abril. Los casi 10.000 ganaderos gallegos que resisten se enfrentan a un cambio histórico que variará para siempre su relación con el mercado. Sin cupos, llegará la libertad para producir en toda la UE y, con ella, la incertidumbre para el sector, basado en granjas de tamaño medio, en un régimen que combina el pastizal extensivo con la estabulación, fincas pequeñas y altos costes productivos. Galicia se enfrentará a serias dificultades para competir con los gigantes productores del norte de Europa.
El ingreso de España en la UE y la posterior aplicación de la Política Agrícola Común marcó, debido a la adaptación de la economía regional a las condiciones de mercado europeo, un punto de inflexión a partir del cual se inició un fuerte descenso en el número de explotaciones. Y una concentración de la actividad en granjas de mayores dimensiones y más profesionalizadas.
El proceso de especialización en la producción lechera ha corrido pareja a la disminución del número de ganaderías con cuota asignada. De las casi 16.119 censadas en 2008 quedan hoy 11.500 que aglutinan más del 30% de la producción nacional al contar con un límite de 2,2 millones de toneladas producción que en el mes de noviembre -el último del que hay datos- se sobrepasó en 600.000 toneladas.
La cuota se diseñó en Bruselas para estabilizar el mercado y los precios y, de paso, controlar los excedentes. La muerte del régimen proteccionista, similar al que aplican Estados Unidos o Suiza, la anunció en 2003 la Comisión Europea, sin que nadie se lo tomase demasiado en serio. En los últimos meses, y cerrando los ojos ante lo inevitable, la mayor parte de las organizaciones agrarias españolas, incluso el Gobierno central, clamaban por la supervivencia del sistema.
No sirvió de nada. La reforma de la Política Agrícola Comunitaria (PAC), que entra en vigor este año, con uno de retraso, y está llamada a pervivir hasta 2020, consagra el fin de la cuota y suprime las ayudas que los ganaderos recibían por este procedimiento de compensación. A cambio, llega la libertad. Por este motivo, la mayor parte de los productores gallegos dudan ante el futuro.
La asignación inicial a España, de poco más de seis millones de toneladas anuales, era insuficiente para atender la demanda interna de nueve millones de toneladas, que supuso la imposición de importantes multas los primeros años del sistema, como relata un informe del Ministerio de Agricultura, que constata que a pesar de los sucesivos incrementos siempre ha existido un déficit. Justo lo contrario a lo que ocurre en Francia, Alemania o Dinamarca, donde la abundancia de cuota ha dado margen al sector para exportar y, de paso, desarrollar una potente estructura industrial basada en macrocooperativas, muy alejadas de la realidad española y asturiana.
La cuota se marcha y deja detrás una dura reconversión en el campo gallego. Desde Unións Agrarias destacan que todo dependerá de que rumbo tome la industria para aprovechar las oportunidades de producción que se presenten. «Por mucho que produzcamos hay capacidad industrial solo para la leche líquida», destaca el secretario xeral de Ganadería del sindicato, Javier Iglesias. El reto está en conseguir
-apunta- que se desarrolle la industria en productos elaborados como leche en polvo o queso que permitan competir con otros países. «La producción está preparada de sobra para el nuevo escenario pero todo está en manos del tejido industrial que se cree», avisa.
El Ministerio de Agricultura defiende que el modelo de regionalización que se aplicará en el reparto de las nuevas ayudas agrarias está diseñado para minimizar el impacto del fin de los cupos en el sector lácteo, con 93,5 millones de euros presupuestados hasta 2020.
El comisario de Agricultura, Phil Hogan, ya ha anunciado una revisión a medio camino de la PAC en el verano del próximo año. La medida denota dudas sobre la evolución del sector en los próximos meses. La gran pregunta que se hacen tanto los ganaderos como las industrias es hasta dónde habría llegado el sector sin limitaciones a la producción. Lo cierto es que el volumen de leche entregada a las industrias creció en más de 200.000 toneladas al pasar de 2,2 millones obtenidos en 2003 a los 2,4 millones de una década después.
La cuota ya no se compra ni vende en España. La medida tomada por la exministra de Agricultura Elena Espinosa era un anticipo de la actual realidad. Los cupos perdían valor económico en España. En abril dejarán de existir para siempre. Y, entonces, se abrirá un período cargado de incógnitas para la leche.
Los cambios amenazan a la leche
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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