España: #Leche, hacia un sector sin cuotas

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Agricultura y organizaciones buscan mecanismos para conocer en el futuro los datos de producción y la situación de los mercados. El reto no es tener explotaciones cada vez más grandes, sino que sean competitivas.
A partir de 2015, los ganaderos españoles de leche de vaca, deberán convivir y, sobre todo, competir con el conjunto de un sector comunitario sin cuotas. Se trata de un nuevo escenario que no pudo impedir el ministro de Agricultura, Arias Cañete, en las negociaciones para la reforma de la Política Agrícola Común.
Los países más al sur como España, Portugal, Italia o Grecia no pudieron sacar adelante sus demandas para que siguieran las cuotas ante las presiones y los intereses de otros Estados del norte de la Unión Europea, especialmente de Alemania, Francia, Países Bajos o el Reino Unido que apostaban por la total libertad de producción y que donde solamente mandaran los mercados.
Esta nueva situación preocupa especialmente a los ganaderos, pero también podría tener efectos muy negativos sobre unas industrias que tienen en España su fuente de aprovisionamiento. En Bruselas, los responsables comunitarios, aquellos que pusieron sobre la mesa la propuesta para eliminar las cuotas, en este momento no ocultan sus temores por los efectos que la aplicación de esta nueva política pudiera tener sobre el sector productor, sobre los mercados, si bien sus actuaciones no pasan de simples recomendaciones.
En las esferas comunitarias también se tiene miedo que la eliminación de las cuotas pueda dar lugar a una deslocalización de las producciones, que aumenten allí donde existan unas condiciones más favorables para producir mucho y a menor precio, y que la producción y las cabañas ganaderas se reduzcan en el resto de los territorios y muy especialmente en las zonas desfavorecidas.
En España, el Ministerio de Agricultura, las organizaciones agrarias y las Cooperativas Agroalimentarias han puesto en marcha un grupo de trabajo donde fundamentalmente se tratan de analizar los efectos que tendrá para el sector una producción comunitaria sin cuotas.
Volumen mensual
Ante esa nueva situación, un primera preocupación de las Administración europeo, y también de la española, es la necesidad de contar con un instrumento por el que exista una cierta información fiable sobre el volumen de la producción mensual que se coloca en los mercados de cara a que el mismo sector pueda disponer de los datos suficientes para no caer en un exceso de oferta, al margen de la leche que seguirá llegando desde otros países. Para lograr ese objetivo, se pondrá en marcha un observatorio cuya composición y líneas de actuación están por definir.
Un segundo aspecto que preocupa en el sector son los mecanismos que se puedan utilizar para lograr una regulación de los mercados, en un sector donde Bruselas, como ha hecho con el resto de las producciones, prácticamente ha desmantelado los mismos.
En el caso de la leche, los mecanismos actuales para la regulación se limitan a la compra de 30.000 toneladas de mantequilla y a 109.000 toneladas de leche desnatada en polvo. Desde Bruselas, y también desde la propia Administración nacional, se recuerda a todo el sector que tiene en su mano la posibilidad de operar en esos mercados en caso de que existiera un exceso de oferta a través de las actuaciones las Organizaciones de Productores, hoy con un desarrollo escaso, así como con la aplicación de la política de los contratos entre ganaderos e industriales. Al margen de esas reformas para operar en los mercados, desde Bruselas se recuerda las posibilidades que pueden existir para apoyar a las explotaciones menos competitivas por su ubicación en las zonas menos favorecidas vía los fondos para desarrollo rural, aunque no habrá fondos para apoyar los abandonos de ganaderos.
En medio, como señala Román Santalla, responsable de ganadería de la Unión de Pequeños Agricultores, se considera que el futuro de las explotaciones pasa ineludiblemente por la necesidad de tener unas estructuras competitivas en el campo. Eso no quiere decir que se deba ir siempre a grandes explotaciones. Es posible tener granjas muy competitivas de tamaño más reducido. Habrá muchos ganaderos que, en un sector sin cuotas, deberán ponerse las pilas para producir a menor coste. Pero, para que haya un correcto funcionamiento, también es indispensable que se pongan las pilas las empresas lácteas que, en muchos casos, se han limitado a comprar leche en el campo, industrializarla y envasarla, sin haber desarrollado otras políticas industriales centradas en la elaboración de más productos con mayor valor añadido, desde los quesos a todo tipo de ofertas con las que competir en el exterior y dar salida a la oferta.
Posible riesgo
En principio, la eliminación de las cuotas se puede ver como un riesgo de que en el mercado español aumente la invasión de leche y productos derivados desde otros países de la UE. Es más que previsible que, con la desaparición de las cuotas, se incrementen las producciones comunitarias, hoy por encima de los 145 millones de toneladas. Frente a ese previsible aumento, nos encontramos con unos mercados donde la demanda se halla estancada en la mayor parte de los grandes países, pero donde hay otros con capacidad de crecimiento y, sobre todo, con unos mercados al alza, especialmente en China o India y donde la demanda futura seguirá siendo más elevada que la oferta. En consecuencia, si funcionan, como es de esperar, los mercados exteriores, a pesar la existencia en el seno comunitario de unos costes superiores a los de un tercer país, sería posible dar salida a unas producciones más elevadas.
En España, en contra de lo que pudiera parecer, disponemos de un sector que en las últimas décadas ha tenido que adaptarse para sobrevivir. En unos casos, con ayudas públicas para los abandonos; en otros, con la decidida voluntad de una parte de los ganaderos de seguir con sus propios esfuerzos, a pesar de los bajos precios y los elevados costes de producción por la subida de los precios de los piensos. Ese proceso supuso dejar en el camino a miles de profesionales, pasar de los 140.000 ganaderos de hace 20 años a los 21.000, mientras la cuota de producción por explotación pasaba de 38.000 a 265.00 toneladas y el número de animales caía de 1,3 millones a unos 850.000 de la actualidad. No obstante esos ajustes, la producción de leche hoy mantiene una línea de incremento que puede llegar este año a los 6,4 millones de toneladas frente a los 6,1 de hace varios años ante una cuota de producción que se ha ido incrementando hasta los 6,43 millones de toneladas.
La eliminación de las cuotas va a suponer un cambio total de modelo, pero, uno es de la opinión de que el sector, que ya ha pasado por tantas batallas, será capaz de ganar también la siguiente.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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