España: La #leche que nos dieron…

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Miles de ganaderos andan ya preocupados en estas fechas ante la posibilidad de que esta campaña puedan superar ampliamente sus cuotas de producción y pagar una tasa de 0,27 euros por kilo que rebase las mismas, y que equivaldría a lo comido por lo servido. Esta nueva situación en el sector ha provocado el resurgir del mercado de alquiler de cuotas,operaciones que en el pasado se hicieron, en muchos casos, sin coste entre ganaderos, simplemente para mantenerlas vivas y que, en este momento, llegan a cotizarse hasta a tres céntimos kilo.
En los últimos años, los excesos de producción de unos cuantos miles de ganaderos que llegaban duplicar sus cuotas, se han estado compensando con las bajas producciones de otros, pero sin que, en ningún caso, la producción total del Estado superase la cuota asignada a España por Bruselas. Eso evitó las penalizaciones sufridas por ganaderos de otros países.
Esta campaña, que se inició el pasado uno de abril, la última en la que estará en vigor el sistema de cuotas antes la liberalización de la producción,se está registrando un incremento medio de la oferta para entrega a las industrias en el entorno del 6% en relación con la campaña anterior. Ello significa que, si se mantuviera ese ritmo, acabaría la campaña con una producción muy superior a la cuota total asignada a España dando lugar, por primera vez, a penalizaciones individuales para quien supere la suya.Cabe recordar,sin embargo que España sí sufrió una multa como Estado,que la pagó el Tesoro, de un cuarto de billón de pesetas en los años noventa cuando,como protesta por la baja cuota asignada por Bruselas, Agricultura de Carlos Romero decidió no aplicar las mismas mientras otros políticos gallegos de la oposición animaban a los ganaderos a seguir produciendo como si tal.
A dos meses del inicio de la nueva campaña, parece precipitado pensar ya en una superación de la cuota y excesivo de que el propio Ministerio lo haya advertido a los ganaderos, para que luego no se vengan a andanas. Sin embargo, este nuevo fenómeno que está marcando la producción láctea esta campaña,más oferta, pondría de manifiesto dos hechos.
El primero, que España dispone de un sector, con miles de explotaciones menos que hace una década hasta solo unas 20.000; con 850.000 animales, frente a más del millón de un pasado reciente; con unas estructuras todavía menos organizadas que en otros países comunitarios y unas condiciones climatológicas y para la alimentación animal más adversas, pero que es capaz de producir más en una posición de cierta competitividad con los ganaderos de otros países del norte. Pone en evidencia que no es un sector de “mataos”, contra la imagen tópica sólo de personas mayores minifundistas, aunque sí de esclavos, en la mayor parte de los casos, por vocación hacia sus explotaciones y a una forma de vida, sin relevo, donde los animales comen todos los días y se ordeñan dos veces. A pesar de tantos factores en contra, a pesar de las importaciones masivas poco transparentes en algunos periodos del año de leche y de quesos a bajos precios, el sector, lejos de hundirse, ha mantenido y está incrementado su oferta. A pesar de todo, aunque se puede hablar de un sector con problemas, está vivo.
El segundo, que nos hallamos ante un sector de la producción de leche y, en consecuencia de una industria láctea, marcados ambos por la asignación, desde el ingreso en la UE, de una cuota bajo mínimos que ha condicionado su desarrollo. La producción se tuvo que limitar y las industrias no han podido crecer para formar grandes grupos. Los progresivos incrementos de cuotas hasta los actuales 6,49 millones de toneladas, solamente están suponiendo un respiro para las posibilidades de producción del sector frente a una demanda de unos 9,5 millones de toneladas que se cubren desde el resto de los países comunitarios. Con la leche que nos dieron en su día en Bruselas los entonces socios comunitarios quisieron asegurarse un mercado donde colocar sus excedentes y, a la vez, limitar el crecimiento de la producción española. Lo consiguieron. Pero, no mataron la vocación de los ganaderos que han soportado en esos tiempos los techos de producción y que en la actualidad están aumentando la misma. Si la cuota mínima asignada a España en su día no ha sido capaz de hundir al sector, hay razones para pensar, en positivo, que eso tampoco lo va a lograr la futura liberalización de las producciones, siempre que funcionen mecanismos legales para evitar el comercio de leche y derivados a precios sobre los que, en muchos casos, han pesado las sospechas de prácticas irregulares.
Frente a los muchos intereses que se reparten el poder agrario en la UE, que diseñan los reglamentos y que aprietan según convenga, la leche,como el vino, el olivar,el vacuno, las frutas y hortalizas o el porcino ha salido adelante y ,en algunos casos, hasta reforzados y demostrado capacidad para adaptarsae y competir. A otros,como la remolacha,esa misma política de intereses, les ha dejado tambaleando.
Por: Vidal Maté
http://blogs.elpais.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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