El director general del Instituto Galego de Promoción Económica, Javier Aguilera, ha subrayado hoy que, pese al fracaso de la empresa Alimentos Lácteos, la unión de cooperativas en este proyecto ha sido «significativa» para reactivar «el espíritu» cooperativista en Galicia e insistió en que del fiasco «todos aprendimos algo».
Aguilera compareció esta mañana en comisión parlamentaria para responder a preguntas de los diputados Pablo García, del PSdeG, y Antón Sánchez, de AGE, que lamentaron la situación de Alimentos Lácteos, en proceso de liquidación, con sus 80 trabajadores en paro y con unos 800 ganaderos a los que se adeuda la leche que entregaron.
Ambos diputados insistieron en que hay responsabilidades políticas en el fiasco de esta empresa de base cooperativa, ya que se le entregaron cuantiosos recursos públicos pese a que, opinaron, había dudas sobre su viabilidad, mientras también insistieron en la vinculación al PP de dos directivos de la factoría.
Pablo García, además, acusó al IGP, de ser un «liquidador de empresas», mientras Antón Sánchez insistió en que el fracaso del proyecto ha dejado «tierra quemada» para el cooperativismo.
Aguilera apuntó que esta iniciativa contó desde el primer momento con el apoyo del Gobierno gallego y que recibió créditos participativos y avales ante entidades financieras, pero insistió en que la responsabilidad de gestión de la empresa, como en todas, corresponde a sus administradores, que han sido los que llevaron a Alimentos Lácteos a su actual situación.
El proceso, dijo, ha dejado claro que el Gobierno gallego «no escatimó esfuerzos» en la búsqueda de una solución. No obstante, Aguilera manifestó que la creación de Alimentos Lácteos «tuvo un impacto dinamizador sobre el sector» y ha sido «un revulsivo», aunque como cualquier empresa «que fracasa, deja también daños» a sus accionistas, financiadores y empleados.
«Con todo -agregó- creemos que todos podemos sacar por lo menos una lectura de esta experiencia, que debe servir para proyectos futuros. En definitiva: tanto los promotores, como los financiadores, todos aprendimos algo».
Para Aguilera, resulta «significativo e importante que diez cooperativas gallegas optasen por unir su producción industrial, e indicó que, «independientemente del resultado final, este hecho fue muy importante y significativo para reactivar el espíritu del cooperativismo en Galicia», e indicó que la unión de cooperativas con un socio industrial han dados resultados en otros proyectos en países como Holanda o Alemania.
«En el caso de Galicia, esperamos que poda haber otras oportunidades» y señaló que, como los grandes emprendedores que pueden fracasar, «cabe esperar que las cooperativas gallegas, tras esta experiencia negativa, tienen la oportunidad de emprender otro proyecto con mejores resultados».
Para concluir, subrayó que las cooperativas gallegas «pueden sacar un aprendizaje y mantener la idea de que un proyecto de semejantes características puede ser viable».
Además, aseguró que el proceso «ha sido una lección para todos; por supuesto para la Xunta de Galicia, que hay que intentar hacer las cosas bien, pero a veces salen mal y fracasamos todos: dinero público, privado, dinero de los ganaderos, puestos de trabajo, por tanto, aquí lo intentamos y no lo logramos».
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