La mayoría de los contratos fueron rescindidos y no se han renovado.
Esta mañana por las granjas de la zona pasarán las cubas a recoger la leche recién ordeñada. Todos los ganaderos de la zona saben aproximadamente cuánta cantidad venderán a la industria a la que están ligados, pero lo que no saben cuánto dinero percibirán por su mercancía. No es una situación nueva, pero ahora genera mayor indefensión, porque en los seis meses anteriores los profesionales del sector sí conocían la cotización y, de hecho, muchos de ellos hicieron planes contando con unos ingresos que probablemente no podrán mantener.
El día 30 de marzo se rescindieron por parte de las industrias la mayor parte de los contratos y a estas alturas de abril los dueños de las granjas todavía no saben si habrá otros o las condiciones en las que se firmarán. De hecho, el principal temor del colectivo es que haya una bajada de las cotizaciones. Las empresas podrían haber mantenido los acuerdos con unas prórrogas, pero no lo han hecho, por lo que, los profesionales del sector sospechan que la depreciación es inminente.
En la mayor parte de los contratos se estableció un valor de 38 céntimos de euro, que a mitad de la campaña se incumplió porque la industria pagó más a causa de la escasez de leche, que hizo que no hubiera importaciones. Incluso, en pleno invierno, algunas empresas transformadoras tantearon a productores con los que no tenían acuerdos, lo que obligó a las demás a ofrecer más dinero para no quedarse desabastecidas.
Documento
Los contratos funcionaron bien, aunque solo parcialmente. Los sindicatos no detectaron casos en los que se pagara por debajo de lo establecido, pero algunos productores, como ocurrió con varios de Coristanco y Cabana que no quisieron ser identificados, se encontraron con que al final de la campaña les abonaron la leche tal y como figuraba en el documento y no como habían pactado de palabra, por lo que se consideraron engañados.
Ahora la sensación es de incertidumbre ante la última campaña con cuotas. La campaña ha sido bastante buena, pero no lo suficiente como para que los productores hayan podido resarcirse de las pérdidas anteriores, aunque la gran mayoría han intentado producir más y lo han hecho mejorando la alimentación del ganado.
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