Los productores agrupados en Lacteoscoop animan a «aprovechar la oportunidad» de la supresión de cuotas y la nueva PAC
Los últimos meses han sido algo más soportables para los ganaderos de vacuno de leche. Los profesionales respiran más aliviados después de un calvario que se ha alargado en demasía y que ha dejado cadáveres empresariales por el camino. Los productores agrupados en la cooperativa Lacteoscoop dedicados al vacuno de leche otean el horizonte con el remusguillo y el vértigo de la inquietud lógica que provoca la apertura de un escenario mercantil de liberalización a raíz de la próxima supresión de las cuotas hasta ahora vigentes; pero también lo divisan con el optimismo de que, por ejemplo, las multas sancionadoras de los excesos los cupos se acabarán, lo que les da vía libre a aumentar su actividad sin las cortapisas que han encorsetado la productividad.
En el dilema que se plantea en torno a si la anunciada supresión de 2015 vaya a suponer un problema o una oportunidad, los cooperativistas prefieren quedarse con la segunda opción. Aunque con matices. Tiene que garantizase una rentabilidad, apelan en su defensa de la futura coyuntura sin cuotas lácteas. Ese novedoso escenario ha de suponer un punto de inflexión para apostar de forma decidida por incrementar la producción nacional. Solo así se conquistarán unos márgenes de viabilidad para las explotaciones, señalan los representantes de Lacteoscoop.
La organización de productores ha mantenido, este jueves, en el Centro de Formación Agraria de Segovia, un primer encuentro informativo, que se repetirá el día 11 en la localidad palentina de Saldaña. Estas asambleas se encuadran en «el plan de cercanía establecido» por esta agrupación para explicar el presente y vislumbrar el futuro al que se enfrentan los ganaderos, tanto los que son socios como los que no.
Se avecinan «grandes cambios»
El presidente de la cooperativa, Juan Bravo, augura la llegada de «grandes cambios». Muchos de ellos vendrán propiciados por la entrada en vigor de la nueva Política Agraria Común. La PAC diseñada y aprobada por Bruselas para el septenio que va desde 2014 hasta 2020 es esperada por la asociación para poder «paliar la discriminación» a la que hasta ahora se han visto sometidos los ganaderos. De este modo, y con la debida prudencia, confían en dejar de estar descolgados de las ayudas.
Esta nueva política contempla unos pagos asociados y directos –apunta Bravo– cuyo importe conjunto asciende a unos 93 millones de euros, calcula el presidente de Lacteoscoop. El problema que ve es la forma en la que se definirá el reparto de esos fondos. Europa facilita que sean los propios productores los que se organicen y ahí es donde cobra fuerza el movimiento cooperativista, que va tener una «ventaja interesante», pone de manifiesto Juan Bravo.
Por el contrario, el mayor riesgo que perciben las explotaciones es que la supresión de cuotas lácteas a partir de 2015 traiga consigo una sobreproducción que redunde en un desplome de los precios que al final haga saltar por los aires la pretendida viabilidad.
Bravo llama la atención sobre la competitividad que han de ganar los productores españoles a partir de ahora. La eliminación de las cuotas lácteas va a poner a prueba su capacidad de crecimiento. La amenaza está en que el resto de países ya tienen en su tarjeta de su presentación un volumen de producción de leche muy elevado y están preparados para encarar esta liberalización del sector.
«Como organización de productores, es el momento de aprovechar las oportunidades», anima el presidente de Lacteoscoop. Esto supone no depender del resto y ser los propios cooperativistas los que se regulen y organicen su forma de gestión. «Hay potencial para producir», añade, siempre que los precios por la materia prima permitan esos anhelados márgenes.
La ausencia de las limitaciones a partir del año que viene también ha de ser un acicate a que «se dé prioridad a la producción española», ha reclamado Raúl Jiménez, representante de la cooperativa segoviana Avigase, integrada en Lacteoscoop. Coincide en el riesgo que asoma en ese horizonte liberalizador si la organización falla porque «si se empieza a producir leche a lo bestia, el mercado se hunde». Por eso, tanto él como su compañero en la también segoviana cooperativa Mesenor, Juan Pedro Jimeno, apelan a la búsqueda de herramientas para garantizar el equilibrio. Y en ese objetivo también tiene mucho que decir el movimiento cooperativista, cuyo sentido real es ayudar a la planificación y organización sin perder de vista el origen familiar de las explotaciones, una esencia «que se va a pique en el momento en el que se da el paso hacia la industrialización».
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