España: El oro blanco de Picos de Europa

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Cuatro pastores acuden cada año a elaborar queso de Gamonéu en las majadas del puerto, una actividad laboral de 17 horas diarias que comienza el 1 de junio.
Tras haber pasado cuatro meses viviendo en las majadas de la vertiente asturiana de los Picos de Europa, los cuatro elaboradores de queso de Gamonéu del puerto daban por concluida su actividad. La producción no superará los 4.000 kilogramos y con suerte el precio final será de 38 euros el kilo. Hay quien dice que el queso es caro, pero estas cuatro familias se habrán tenido que enfrentar a una vida en solitario cerca de las estrellas y a luchar contra una triple plaga: el fraude en la producción, el ataque de los lobos a sus rebaños de vacas, ovejas y cabras, y el creciente matorral que invade casi por completo lo que hace medio siglo eran fértiles vegas. En aquellas fechas subían al puerto cerca de 10.000 ovejas y cabras y hoy apenas llegan 500. Un dato para la reflexión. Y del ganado bovino, los pastores ya se han decantado de forma definitiva por utilizar vacas de la raza parda alpina, las ratinas, de las que valoran la riqueza de su leche en materia grasa y proteínas y al hecho de tratarse de animales con capacidad de adaptación al medio, aptos para el pasto y fáciles de ordeñar.
No hay una fecha fija, pero a últimos de septiembre o en los primeros días de octubre, los que hacen el queso de Gamonéu en el corazón de los Picos de Europa abandonan una actividad en la que estuvieron inmersos desde el 1 de junio, cuando suben al puerto ovejas y cabras, porque las vacas ya habían alcanzado la montaña a partir del 25 de abril. La producción de los cuatro zagales que todavía resisten en las majadas durante cuatro meses, difícilmente va a superar los 4.000 kilos de uno de los quesos más demandados del mundo y que en ferias y certámenes cotiza a 38 euros el kilo. Los intermediarios, aquellos que se dedican a comercializarlo y compran producto en mayor cantidad y con hábiles regateos, acostumbran a pagar unos 30 euros por kilogramo. Pero cada día aumenta el número de compradores que adquieren el Gamonéu de forma directa y a larga distancia, en compras a través de internet. De hecho, el elaborador Enrique Remis Amieva explicaba esta semana que «ya estoy mandando queso de este año a Murcia, Valencia y Madrid».
En 2003, hace ahora once años, nacía la Denominación de Origen Protegida (DOP) Gamonéu y; desde entonces, existe un Consejo Regulador encargado de velar por el producto elaborado en 16 queserías del valle y cuatro del puerto. Gerardo Niembro presidió el organismo durante diez años y hace ahora doce meses que Margarita González Ardisana se convertía en presidenta de una junta gestora que dirige dicho Consejo Regulador. Nadie se atrevió a asumir de forma directa y personal el relevo de Niembro. González Ardisana pronosticó a su llegada al cargo la «posible desaparición en un futuro próximo del queso de Gamonéu del puerto» y matizó que los principales problemas que se cernían sobre los elaboradores tenían que ver con «los daños del lobo al ganado, el fraude en la comercialización del queso y unas zonas tradicionales de pastos invadidas por la maleza». Invitó a la Administración a mover ficha y avisó de que los asturianos «estamos destruyendo lo bueno que tenemos. Hay quien dice que el lobo es fundamental, el tejón es fundamental, el ciervo también.. ¿Y las personas?», se preguntaba.
3.000 kilos de queso en la XI Feria Regional que se celebra en Cangas de Onís
Un año más tarde, hace días, Margarita González precisaba que «el fraude continúa y el Consejo Regulador muy poco puede hacer por evitarlo». Y aseguraba que «estamos hablando de quesos elaborados en la zona, sin registro sanitario y que no pasan por el Consejo». Concluía matizando que «en ese fraude al consumidor incurre quien lo fabrica, quien lo comercializa, el tendero que lo vende y las administraciones que lo consienten, como el Principado y los ayuntamientos». «El fraude siempre va a perjudicar a los queseros amparados por la DOP», se lamentaba.
En un repaso histórico precisaba la presidenta de la junta gestora que «los pastores sabían hacer queso, pero no estaban dispuestos a vivir en pésimas condiciones y cambiaron de actividad». Y al llegar la crisis, «hay gente que regresó al sector pero renuncia a estar dentro de la DOP. Carecen de locales adecuados y registros sanitarios. Montaron una cabaña, producen y venden queso. Ante eso, la DOP tiene las manos atadas, nada puede hacer, y tienen que ser otros los que se ocupen de estos asuntos».
En relación a los daños del lobo durante la última temporada, González Ardisana explicaba que «no fueron tan elevados como en años anteriores. Los lobos parece que se desplazaron hacia otras zonas de la comarca. Además, en los Picos de Europa queda muy poco ganado menor. Antes subían cerca de 10.000 ovejas y cabras y ahora habrá 500».
El dato de que los ataques del lobo fueron testimoniales en la presente campaña quedaba confirmado por los propios elaboradores. Cándido Asprón, en la majada de Belbín, y Covadonga Fernández, en Humartini, no perdieron ningún animal. Y Enrique Remis adelantaba que «los lobos mataron tres cabritos y me faltan tres ovejas».
Conocer el resultado de la actual temporada quesera en las altas majadas ya está al alcance del consumidor. Ayer y hoy se celebra en Cangas de Onís la XI Feria Regional de Quesos y los días 11 y 12 de octubre la capital canguesa acogerá el LXXIV Concurso Exposición de Quesos de los Picos de Europa. Y en los últimos días del presente mes, Benia será la sede del XXXV Certamen del Queso de Gamonéu. Ahí se podrá comprobar que la supervivencia del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga sigue dependiendo de los pastores y de los queseros.
Eso sí, los datos de la producción anual de Gamonéu no estarán a disposición hasta el mes de febrero de 2015. Las cifras de 2013 sentenciaron que por primera vez, desde la existencia del Consejo Regulador, se habían superado los 100.000 kilos de queso elaborados. En concreto se produjeron 102.337 kilos, de los que 99.065 pertenecían a la variedad del valle y 3.272 a la del puerto.
El Gamonéu según Niembro
Por encima de datos, cifras y circunstancias varias, los protagonistas del manjar de Gamonéu siempre serán el queso y las ubres de los animales de las que surge la materia prima. En su despedida de hace un año, Gerardo Niembro explicaba que «lo que distingue al Gamonéu es que se trata de un queso azul que depende de lo que coman los animales. Está elaborado con tres leches, una cuajación mixta, un desuerado lento, se compacta sobre su propio peso y está ahumado con leña de árboles que producen frutos secos, de ahí el regusto que deja. Tarda en madurar cinco meses, en cuevas con una temperatura de 10 u 11 grados y un 90% de humedad. Las grutas están orientadas al norte para que les dé el aire». «Eso es el queso de Gamonéu», concluía el anterior presidente.
Y del aporte de tres leches: vaca, oveja y cabra, en lo que hace referencia al ganado bovino, los pastores se decantan por utilizar el blanco líquido que surge de las ubres de las vacas de la raza la parda alpina, las populares ratinas o suizas. Su leche tiene un contenido en grasa del 3,99% y un 3,31% de proteína. Además, se trata de animales longevos, fértiles, con capacidad de adaptación al medio, aptos para el pasto y fáciles para el ordeño.
Al final, puede resultar que los 38 euros que se pagan por el kilo de queso de Gamonéu del puerto le convierten en un producto barato en relación al número de horas invertidas en su elaboración. Los pastores que a ello se dedican pasan cuatro meses viviendo en cabañas, cerca de las estrellas, y trajinan por espacio de 17 horas diarias. Para ellos amanece a las seis de la mañana. Mecen vacas, ovejas y cabras hasta las diez. Mezclan la leche con la de la noche anterior y hasta las tres de la tarde se entretienen en elaborar el queso. La rutina les lleva a tener que volver a mecer, con el inconveniente de que hay que reunir a ovejas y cabras porque no acuden fácilmente a la llamada. Cerca de las once de la noche, tienen que guardar las cabras y ovejas en una cuerre techada o en un cierre electrificado gentilmente cedido por el Parque Nacional. Así es la vida del pastor de los Picos de Europa, cuyo queso sufre imitaciones torpes y muy rentables para quien las realiza y comecializa; a quien el lobo suele diezmar el rebaño, y que ha visto como las antes fértiles vegas están ahora invadidas por la maleza y el matorral. Y todavía queda gente por ahí que dice que el queso es caro y prefiere que le traigan la carne de Argentina, Brasil o Australia.
http://leonoticias.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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