Reflexiones. Cuesta entender que se conozcan las soluciones para solventar los problemas que padece del sector lácteo de la provincia y que sin embargo nadie las aplique
La importancia del sector lechero en Córdoba es más que evidente, pero nunca viene mal recordar algunos datos, como que la provincia cuenta con 427 explotaciones, que suponen el 67% de las existentes en Andalucía, y que la producción de leche es el 60,7% de toda la comunidad autónoma, o lo que es lo mismo, casi 290.000 toneladas. Son los números que facilita la propia Administración autonómica y que evidencian el peso de este sector productivo en la zona Norte de Córdoba y más concretamente en la comarca de Los Pedroches.
De que los ganaderos no pasan precisamente por su mejor momento han dejado ellos mismos constancia en las últimas semanas, hasta el punto de que se han visto abocados a salir a la calle a repartir leche (que no leches) a los ciudadanos de a pie y a distintas organizaciones solidarias para llamar la atención y advertir de que les cuesta el dinero producir y que con lo que reciben por cada litro no pueden mantener sus explotaciones.
Que el problema está encima de la mesa es algo obvio, hasta el punto de que hasta tres voces diferentes, y autorizadas, se han referido en los últimos días a este asunto para reclamar soluciones. Así, el presidente de Covap, Ricardo Delgado Vizcaíno, apuntó en las jornadas técnicas organizadas por la cooperativa en Pozoblanco que es «insostenible» la situación del sector lácteo y abogó por establecer unas normas mínimas, ya que si no «todos perderemos y nadie ganará», incluyendo al consumidor. Vizcaníno se mostró convencido de que «hay que dejar de mirarnos de reojo de una vez y colaborar todos juntos para sacar esto adelante y lograr una cadena láctea integral, completa y sostenible para evitar que se banalice un producto». Admitió también que hay que organizarse, pero no para ir contra la industria y contra la distribución, sino para que con ellas se alcance el deseado equilibrio de la cadena alimentaria.
En el Foro Economía y Sociedad, organizado por la Asociación de Fabricantes de Córdoba (Asfaco), el presidente nacional de Asaja, Pedro Barato, dijo también que el problema de la distribución es especialmente grave en el sector lácteo, sobre todo en esta nuestra provincia. El dirigente exigió a la distribución que «no sea tan egoísta» y «deje de comportarse de manera raquítica» con los ganaderos. «Si siguen pagando lo que pagan por un litro de leche, van a tener ellos la culpa de la sangría del modelo ganadero», defendió Barato.
También ha hablado sobre el asunto la Junta de Andalucía en un encuentro en Alcaracejos, una cita en la que se defendió por parte de la Administración la constitución de una organización de productores lácteos andaluces que contribuya a fortalecer el poder de negociación de los ganaderos frente a la industria, que les permita negociar conjuntamente los términos de los contratos de compraventa de este producto, tal y como se recoge en el Real Decreto 1363/2012 aprobado por el Gobierno central para el reconocimiento de las Organización de Productores de Leche (OPL).
Un servidor, no muy ducho en la materia, aportaría poco más a lo dicho por quienes saben de esto y conocen perfectamente este sector productivo. Bueno sí, una cuestión, como el que no quiere la cosa. Puesto que las soluciones se conocen, ¿por qué narices no se ponen en práctica? ¿Qué o quiénes impiden que el conflicto no esté resuelto ya? Recurriendo al tópico de los tópicos, ¿no será que en Córdoba seguimos siendo la leche, con perdón, para nuestras cosas?
Si se me permite el símil, ha llegado el momento de remangarse, de compaginar las acepciones triviales y necesarias de la palabra leche -que incluso popularizó Ruiz Mateos hace varias décadas con su famoso ¡que te pego leche!- con la defensa de un concepto de uno de nuestros productos estrella como sinónimo también de alimentación sana, de riqueza, de empleo, de prosperidad, de desarrollo rural (el auténtico, no el de los despachos), de fijación de la población en el territorio. El camino a seguir se conoce, lo difícil ahora, o lo fácil, es empezar a andar.
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