La obligatoriedad de suscribir acuerdos de venta entre ganaderos e industrias sin precio no convence a los productores que insisten en la ruina del sector
No es eso, no es eso, claman los ganaderos productores de leche de vaca. No gusta a los criadores de vacuno la decisión tomada el pasado jueves por el Consejo de Ministros que obliga a fijar acuerdos entre las dos partes: ganaderos e industriales para la compra-venta de leche. Y no agrada a los primeros, a pesar de que la habían pedido, porque creen que sin establecer un precio del producto, el convenio no sirve de nada. Es como seguir con los pactos verbales, aunque con un documento que puede quedar en papel mojado si los mercados se ponen tiesos, igual que ha ocurrido en otras ocasiones con la patata.
COAG y UPA ya han adelantado que no van a firmar el acuerdo de colaboración que ratificaron la semana pasada el Ministerio de Agricultura, la industria láctea (Fenil) y la gran distribución. No parece que lo vaya a hacer tampoco Asaja, que también cuestiona un acuerdo donde no se exige lo principal: el precio. Para Luis Pérez, secretario técnico de Asaja Zamora, es «papel mojado un documento que fija condiciones, pero se olvida de la principal: el precio mínimo o, al menos, unos baremos que establezcan una cantidades de las que partir». Para Asaja «es positivo que se asegure la recogida, pero eso, por la experiencia que tenemos con otros productos como la patata, no es nada si las cosas vienen mal dadas».
Competencia
Los argumentos del Ministerio, la industria láctea y la gran distribución están claros: no se puede fijar un precio mínimo de referencia porque atenta contra la normativa que fija los criterios de competencia. Las organizaciones profesionales agrarias, por contra, aseguran que están «hartos» de que siempre se utilice la excusa de la competencia para que el sector se quede «desnudo», sin ningún tipo de amparo. «Siempre estamos en manos de la industria y la gran superficie comercial, ellos marcan lo que tenemos que hacer; nosotros siempre somos la parte más débil porque o vendemos a lo que nos ofrecen o tiramos la leche por las alcantarillas; ya estamos hasta las narices que Competencia solo se fije en lo que hacemos nosotros», aseguran fuentes del sector.
El nuevo contrato, que se ha vendido desde el Ministerio como una tabla de salvación para el sector productor, va a quedar en nada si no consigue el respaldo del sector productor, algo que no parece posible por el rechazo de las organizaciones profesionales agrarias.
Modelo francés
Hasta ahora, la mayoría de los ganaderos de vacuno venden la leche mediante pactos verbales con las industrias. El litro de leche en origen se está comercializando en el horizonte de los 30 céntimos de euro, «una cantidad ruinosa porque sólo en alimentación se van más de 23 céntimos y hay que sumar amortizaciones, gastos de mantenimiento de naves y de otros medios de producción».
Los ganaderos echan en falta un sistema de contratos como el que rige en Francia, basado en unas referencias que fijan las cotizaciones según la época del año. No obstante, tanto la industria como las grandes superficies comerciales han rechazo este modelo por su complejidad.
http://www.laopiniondezamora.es