El queso de Cabrales ganador del certamen fue una pieza elaborada «en marzo» por Ángel Díaz Herrero, un vecino de Tielve al que hace «cuatro días» el lobo le mató «dos ovejas y otras dos siguen desaparecidas». 
Opina Ángel que en los Picos de Europa «hay muchos más lobos de los que debería de haber. Ellos están protegidos, mientras que los pastores y el ganado estamos en peligro de extinción».
La cabaña ganadera del quesero de Tielve está formada por «45 ovejas, 30 cabras y 22 vacas casinas». Y cuando supo que el propietario del restaurante El Tizón pagaba 2.500 euros por la pieza de queso que había presentado a concurso exclamó: «Cambiaría ahora mismo los 2.500 euros del precio de la subasta porque se llevaran los lobos».
Ángel Díaz ya sabía lo que era ganar en el certamen quesero de Arenas, aunque llevaba «seis ediciones en blanco». Pero, «en aquellos años no había la calidad del Cabrales que existe en la actualidad». Ayer reconocía que casi todo el queso presentado en la muestra por los 17 elaboradores «es muy bueno, muy uniforme, mejor que el de cualquier época anterior».
Y después de recibir el premio al mejor queso, reconocido con 350 euros, y de recoger los 2.500 de la puja, insistía, mientras miraba el color del dinero, en que «sigo pensando lo mismo de los lobos». Ángel tiene un hijo también quesero, Javier Díaz Bada, de la quesería Maín, pero «es más listo que yo porque no tiene ganado y compra toda la leche que necesita».
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