Radiografía a un acuerdo bilateral que cerró su negociación y levanta ampolla por evidentes asimetrías.
Después de dos años y medio de tire y afloje entre los equipos surcoreano y colombiano, se cerró la negociación del Tratado de Libre Comercio con los asiáticos. Mañana los ministros del ramo de ambas naciones darán el aval a lo acordado.
Al tiempo, el presidente Juan Manuel Santos celebrará 50 años de relaciones bilaterales con el presidente de Corea del Sur, Lee Myung-bak, un país que nos vende 4,5 veces más en productos industriales de lo que les exportamos en bienes básicos, como petróleo y chatarra.
Y si bien ya se pactaron las condiciones del TLC en 22 capítulos discutidos en siete rondas y cuatro minirrondas, aún falta un buen trecho para que tenga luz verde.
El jefe del equipo negociador colombiano, Javier Gamboa, explicó a este diario que ahora sigue preparar los textos definitivos, realizar las traducciones del inglés al español y al coreano y la revisión legal, que tomará unos tres meses.
Seguirá la firma de los presidentes, y el estudio y aprobación por parte del Congreso colombiano y la Asamblea Nacional coreana. Ese trámite tomará un tiempo incierto, al menos en el caso nuestro, si se mira la abultada agenda legislativa de reformas que tiene el Gobierno en el próximo año. Y el examen final será el visto bueno de la Corte Constitucional, que se sabe tomar su tiempo.
Así las cosas, están las estimaciones optimistas del Gobierno de que habrá TLC vigente para mediados de 2013 y están los escépticos de varios sectores productivos que coinciden en que las puertas preferenciales del comercio solo se abrirán hasta 2014.
Entre tanto, sigue la polémica por un acuerdo donde perdedores y algunos evidentes ganadores «lloran» por igual, mientras que agricultores y ganaderos están de fiesta, aunque muchos productos tengan un plazo de desgravación total que van desde los 5 a 15 años, o más.
Que el desmonte promedio de aranceles en vehículos y autopartes sea 10 años, no es ninguna tranquilidad para la industria automotriz colombiana. «No vemos ventajas para la industria nacional ante una potencia mundial automotriz a la que el gobierno coreano subsidia cobrando solo la mitad de impuestos, servicios públicos y cero parafiscales. Eso no pasará nunca acá», sentencia Tulio Zuloaga Revollo , presidente de Asopartes.
El líder gremial ni se atreve a estimar cuántos empleos de los 4,3 millones que genera la industria nacional se pueden perder y confía en que se abran otros mercados en Centroamérica y Europa para compensar el embate coreano.
De otro lado, el presidente Hyundai en Colombia, Gustavo Lenis , el mayor importador de vehículos coreanos, también se queja.
«Celebramos la firma, pero no los términos de desgravación, porque quedamos en desventaja frente a lo firmado con Estados Unidos». Y aclara que ante la expectativa de que en una década bajen los precios de los vehículos 35 por ciento, lo que pagan hoy de aranceles, pues no se sabe cómo cambiarán los costos de materias primas.
También los fabricantes de electrodomésticos de refrigeración sienten frío por el desmonte en 12 años de los aranceles, y no tanto por tener ese tiempo para prepararse a una competencia a ultranza, después de años de lidiar con el contrabando y que cerraran las puertas del mercado venezolano.
«La industria puede prepararse y tiene altos estándares, pero la inquietud es si el país está preparado en fortalezas que ya tiene Corea en infraestructura, seguridad jurídica y alianzas entre gobierno y empresas», señala Florencia Leal del Castillo , directora de la Cámara Sectorial de Electrodomésticos, de la Andi.
También con tono de escepticismo, los textileros y confeccionistas ven los plazos de desgravación entre 5 y 10 años de los productos que provengan del cuarto exportador mundial de fibras y prendas. «A diferencia del TLC con Estados Unidos, en éste la actitud de Colombia fue defensiva ante una potencia en el sector, aunque se puede ganar en transferencia de tecnología», comenta Carlos Eduardo Botero, presidente de Inexmoda.
En la otra orilla están los ganaderos y agricultores que celebran el acuerdo con un importador neto de productos agropecuarios, aunque reconocen los retos que vienen para lograr tener los estándares sanitarios requeridos por Corea.
«En el primer año de vigencia del TLC habrá un cupo en Corea del Sur de 9.900 toneladas de cortes finos con cero arancel y para los lácteos se logró la eliminación de aranceles entre 10 y 16 años», explica José Félix Lafourie , presidente de Fedegan.
Por su parte, el presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Rafael Mejía López, celebra que el café tenga acceso inmediato sin arancel y el banano y las flores, un desmonte a 5 años.
Con todo, ahora Proindustria, la coalición de industriales y trabajadores contra el TLC con Corea, se prepara para dar su batalla final en el Congreso de la República e intentar frenar un acuerdo que el Gobierno no se cansa de repetir que será una gran oportunidad para el comercio y la puerta de entrada al mercado asiático. El tiempo lo dirá.
EN UN MINUTO
TLC NO COMPENSA, PROMUEVE COMERCIO
¿Con qué se compensa en el acuerdo la entrada a Colombia de electrodomésticos y vehículos coreanos?
«No es compensar, pues se promueve el comercio de parte y parte y en casos sensibles se dará de manera gradual».
¿Los productos agropecuarios colombianos si podrán superar las barreras sanitarias coreanas?
«Lo restrictivo en Corea son los aranceles altísimos. Cumplir estándares está en manos de Colombia».
¿Este TLC es como poner a competir un hipermercado (Corea) con una tienda de barrio (Colombia)?
«(Risas)…. Con Corea hay alta complementariedad y solo en la industria alcanzan el 60% del universo arancelario. Ellos exportan productos de alto valor agregado o insumos para nuestras empresas y son importadores netos de productos agropecuarios, y en eso somos exportadores netos».
¿Cuáles sectores inadvertidos serán ganadores?
«Hay muchas oportunidades en servicios, un ejemplo son los proveedores de software. En inversión se espera mucho infraestructura, vial, energética y de telecomunicaciones».
DICEN DE…
A LA INDUSTRIA LE TOCARÁ HACER FUERZA
«El tema del TLC con Corea del Sur no es tener más o menor desgravación frente a los productos coreanos. Eso es como decir que a la industria colombiana no lo van a matar ahora, sino en una década. Para productos agropecuarios, en que somos fuertes para exportar, ponen unos plazos de cero arancel que superan los que tienen ellos lo que son fuertes. Entonces, cuando se acabe la industria nacional automotriz y de electrodomésticos de línea blanca, ya podremos vender azúcar a cero arancel. Así las cosas, a la industria colombiana le tocará hacer fuerza, esperar que el Congreso de la República pare ese acuerdo y seguir mejorando su productividad, de cara un país como Corea, que nos lleva una ventaja en ese campo de 40 años y que Colombia es muy difícil que logre en una sola década».
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