A finales de los años 60, en La Mesa de Los Santos, Santander, nace la Hacienda Los Castaños.
Tres hembras puras de la raza pardo suizo, fueron el primer paso de ese proyecto lechero que con el pasar de los años llegó a poseer 100 vacas calificadas como de las mejores del mundo, por su alta carta genética.
Detrás de este épico propósito estuvo Antonio José Moreno González, conocido popularmente como “Antonio J.”, un ingeniero arquitecto e ingeniero civil santandereano, que falleció el sábado anterior. Dejó una estela incomparable a la hora de avivar sus dos grandes pasiones: la cría de ganado pardo suizo puro y los caballos de paso colombiano.
Bajo su tutela amable, resaltada por sus colaboradores directos en el oficio ganadero, llevo a Los Castaños a ser la finca que en promedio poseía la mayor cantidad de hembras puras del mundo.
En sus mejores momentos, el 90% de las fincas lecheras del país tenían animales que llevaban el prefijo de Los Castaños.
Hombre amable, de pocas palabras, práctico y trabajador abnegado.
En las pistas de juzgamiento también fue muy exitoso. Llegó a producir 10 campeones nacionales, lo que los hace único en el país.
Para fortalecer la genética de su criadero no escatimó en importar de los Estados Unidos, los animales más sobresalientes en esos momentos. Los trajo en gran cantidad, al punto de ser el mayor importador.
A su finca en La Mesa de Los Santos llegaron a pastar varios animales catalogados como All-América y campeonas nacionales de Estados Unidos, los títulos más sobresalientes en la meca de esa raza en el mundo.
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