La leche ya no es negocio en Colombia, la crisis de precios, la desventaja competitiva y los graves efectos de los tratados de libre comercio, no compensan los altos costos de producción, insumos y materias primas, que están por la nubes (las drogas veterinarias están entre las más caras del mundo) lo que ahonda más la crisis.
Llega leche de Europa y Estados Unidos con aranceles bajos, casi inexistentes, ingresan miles de toneladas de leche en polvo y lactosueros a muy bajo costo generando una competencia desigual.
Los proveedores locales, que son los campesinos, ya no logran vender su leche a las pasteurizadoras nacionales; porque la sobreproducción de estas empresas, producto de las pobres ventas en el mercado, no permite recibir más leche afectando la cadena de fabricación. El daño no para ahí, las pasteurizadoras, ante la difícil situación, tienen que hacer recortes de personal.
La cruda realidad está dejando en la ruina a un significativo número de familias en Colombia; se habla de 400 mil lecheros afectados, la mayoría pequeños y medianos comerciantes.
Los grandes productores denuncian pérdidas alrededor de 400 millones de pesos diarios. La irresponsabilidad del Gobierno al firmar Tratados de Libre Comercio ha sido catastrófica para el agro y otros sectores productivos; arroceros, azucareros, cafeteros, lecheros, han sufrido las consecuencias de una falsa promesa de progreso que los tiene a punto de desaparecer.
El Gobierno debería preocuparse, al menos, de renegociar los tratados vigentes, porque la industria nacional se está desmoronando.
Por Andrés Valencia
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