Con mucha razón los pequeños y medianos productores de leche se declararon en alerta por los nocivos efectos que traerá el TLC con la Unión Europea que entrará en vigencia antes de terminar este año.
Colombia es el cuarto productor de leche en América Latina, el décimo a nivel mundial, pero su productividad está en la posición número 93 como lo admitió el ministro de Comercio, posición que lo coloca en marcada desventaja frente a los competidores foráneos.
Aunque el Gobierno anunció subsidios para evitar que el país se vea invadido por productos europeos, los propios productores estimaron que las medidas son insuficientes para enfrentar amenaza que se les viene encima. La competencia de los productos lácteos europeos estará centralizada en los bienes de consumo masivo, principalmente en la leche en polvo entera y descremada, mantequilla y quesos.
Los apoyos para imprimirle competitividad han sido limitados. El avance fue el Conpes sanitario, pero la lentitud con la que operan los funcionarios del ICA no ha permitido que los ganaderos cumplan con los estándares para exportar.
Los ganaderos consideran que el acuerdo se negoció a espaldas del país, poniendo en alto riesgo la sostenibilidad del sector.
Pero además, otorgó sin contraprestaciones equivalentes, la eliminación de la franja de precios, el único mecanismo de protección al productor nacional frente a las distorsiones del mercado internacional.
En otras palabras, desmontó sin contemplación, el Sistema Andino de Franja de Precios para las importaciones provenientes de la Unión Europea, sin que los socios comerciales mantuvieran intactos sus instrumentos de protección.
Pero además, considerando que la competitividad de la ganadería en la Unión Europea, el mayor productor y exportador de leche y derivados lácteos del mundo, se soporta en el otorgamiento de subsidios significativos que le permitirán vender por debajo de sus costos de producción.
Con el acceso preferencial otorgado por Colombia a los socios comerciales europeos a partir de su entrada en vigencia podrán ingresar al país sin arancel 18.642 toneladas de leche en polvo, 8.000 toneladas de queso y el mercado se verá inundado por lactosueros.
La acumulación de excedentes de productos lácteos, resultado de importaciones masivas, a juicio de los ganaderos, atenta con el precio de la leche fresca lo que provocará como ya ocurrió en el 2002 el derrumbe del precio al ganadero.
Los graves problemas estructurales que afronta la ganadería limitan considerablemente el desarrollo de la cadena láctea, en todo el país.
Aunque el Gobierno anunció un plan de inversión especial por los próximos diez años y de un próximo decreto para fomentar más la inversión nacional y extranjera en el proceso de industrialización de la leche, los productores señalan que son “pañitos de agua tibia” que no resolverán los graves problemas que deberán encarar. Y lo más grave: los planes de reconversión del sector lácteo siguen en pañales.
“Los propios productores estimaron que las medidas son insuficientes para enfrentar amenaza que se les viene encima”.