Chile: La líder del agro en Ñuble

Es la gerente de la empresa familiar Lácteos San Sebastián y lleva diez años a la cabeza de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, en la Región del Biobío, donde la reconocen como la principal impulsora de la próxima construcción del embalse Punilla.
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Es la gerente de la empresa familiar Lácteos San Sebastián y lleva diez años a la cabeza de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, en la Región del Biobío, donde la reconocen como la principal impulsora de la próxima construcción del embalse Punilla. Critica la poca importancia que las autoridades y agricultores le han dado hasta ahora al agua y la falta de criterio para la asignación de los recursos de riego. «No se ha tomado en serio la escasez que estamos viviendo», dice.
El año 1999 marcó un antes y un después en la vida de Margarita Letelier Cortés. En noviembre de ese año echó a andar el primer sistema de riego con pivote del fundo Rondadero, en el kilómetro 16 del camino a Cato, a unos quince minutos de Chillán. Era también el primero que se instalaba en esa zona de la Región del Biobío y la gran inversión de su familia, dedicada a la producción y venta de leche, a través de la empresa Lácteos San Sebastián, donde es la gerenta general. Y era su joyita personal, porque tuvo que convencer a sus padres y hermanos de comprarlo para aumentar las hectáreas de riego del campo.
El día de la puesta en marcha hicieron un asado para celebrar, vieron cómo caía el agua desde la estructura metálica, se tomaron fotos, estaban orgullosos. Pero apenas un par de semanas después, el 1 de diciembre, el pivote se paró. El agua no alcanzaba a llegar.
-Ahí dije, estamos mal. No sacamos nada con invertir en esto si no tenemos agua… Toda la inversión de la familia estaba ahí y la que insistió para hacerlo fui yo. Creo que mi vida tuvo un antes y un después con ese pivote, no solo en términos de riego. Ese día entendí que tenía que participar y estar donde las papas queman. Partí viendo cómo solucionar mi tema particular de falta de agua, pero hoy ya no tengo solamente el peso de mi familia, sino que el de los cinco mil agricultores que la necesitan -explica sobre su decisión de integrarse a la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, la organización que reúne a todos los regantes de esa cuenca y que preside desde hace diez años.
Margarita Letelier tiene 62 años, es veterinaria de profesión y lleva más de treinta años trabajando en la lechería que inició su padre a mediados de los sesenta, la que hoy dirige en el campo familiar donde vive. Sus cuatro hermanos y sus cuatro hijos trabajan en actividades agrícolas -me hubiese gustado tener un médico o un ingeniero, pero es algo que llevamos en la sangre, dice-, y se define como agricultor, porque no le gustan las diferencias de género. Cuenta que, desde que comenzó a liderar la organización de regantes, no le ha sido fácil combinar su trabajo como gerenta general de Lácteos San Sebastián y el de presidenta de los regantes, porque este le demanda muchas horas del día entre llamadas, WhatsApp y constantes viajes a Santiago. También porque, por esa misma razón, desde hace cuatro años no tiene vacaciones, está más alejada de sus empleados en la lechería y no puede ver tan seguido a sus nietos ni andar a caballo en las tardes, como acostumbraba a hacer para relajarse.
Pese a todo eso, dice que se ha acostumbrado y que lo más difícil fue al comienzo, cuando tuvo que convencer a los usuarios de la necesidad de insistir en la construcción del embalse Punilla en la zona como una de las prioridades, porque -a pesar de que el primer proyecto data de los años sesenta- cuando ella asumió la presidencia, en 2005, el recurso hídrico abundaba y no era un tema relevante.
Pero insistió, y con el respaldo de los agricultores comenzó a reunirse con los ministros y autoridades, hasta concretar que el Ministerio de Obras Públicas iniciara la licitación del embalse Punilla en abril de este año, después de once años de tramitación.
-Cuando entramos en la Junta le quise dar énfasis a este tema, porque era lo que se venía. Fuimos visionarios, y hablo en plural porque no fui yo sola. Somos un directorio y, detrás de él, una cuenca que ha creído en nosotros, que nos dio carta abierta y depositó su confianza… Hoy andan todos urgidos por el agua, pero en ese momento costó -aclara, aunque los agricultores de la zona aseguran que si hoy están a un paso de la construcción del embalse en la comuna de San Fabián de Alico, que tendrá una capacidad de 625 millones de metros cúbicos, lo que permitirá asegurar en 85% el riego para unas 60 mil hectáreas agrícolas, es por mérito de Margarita.
-Tal vez ella no lo dice, pero es una líder en la zona, que trabaja ad honórem y con motivaciones que vienen más bien por los desafíos sociales. He revisado otras cuencas en el país y he visto que los embalses no se desarrollan solo por una decisión del Estado, sino que por las demandas de los usuarios. En eso el rol de Margarita Letelier ha sido fundamental. Ella está empoderada, logra convocar a los agricultores de la zona y es una dirigente reconocida a nivel nacional -comenta Salvador Salgado, ingeniero repartidor de aguas de la Junta de Vigilancia del río Ñuble.
-Margarita es una mujer luchadora, jugada 100% por sus ideales y principios. Es una mujer intensa y con mucha fortaleza, con alto poder de convocatoria y movilización, que ha sido pieza clave en la Región del Biobío -asegura el presidente de la Asociación de Emprendedores de Chile (Asech), Juan Pablo Swett, quien la conoció hace algunos meses, cuando formaron la Multigremial de Chillán, donde ella participa representando a la organización de regantes.
Angustia en el mall
Cada vez que entra a un mall, Margarita Letelier siente angustia. Dice que el consumo excesivo y la poca preocupación por los recursos naturales que observa entre la gente le provocan una sensación muy desagradable: se siente culpable por no ser capaz de impregnarlos de la importancia que tienen los alimentos y el agua por sobre otras necesidades. Por el contrario, dice que siente impotencia cuando visita a algunos pequeños agricultores de la cuenca del Ñuble que en el verano no tuvieron agua para sus animales ni para tomar, o con los que antes sembraban 80 hectáreas de arroz y hoy solo llegan a diez hectáreas debido a la escasez.
-La gente está viviendo la vida loca y no ven que estamos sobregirados con los recursos naturales. En eso hemos fallado los agricultores, los dirigentes gremiales, las autoridades… Hemos fallado todos, porque no hemos sido capaces de que las personas se empapen de que la agricultura es lo que nos permite comer todos los días -explica, mientras toma un café en la sala de reuniones de la Junta de Vigilancia del Río Ñuble, en el segundo piso de un edificio que está frente a la plaza de armas de San Carlos.
Cree que esa falta de conocimiento sobre cómo se desarrolla la agricultura y la distancia que se ha generado en las últimas décadas entre las grandes ciudades y el campo ha sido uno de los elementos que distorsiona el debate actual sobre el agua. Critica que la discusión esté centrada principalmente en quién tiene la propiedad del recurso y no en cómo mejorar la institucionalidad ni en destinar los fondos hacia las necesidades concretas de los agricultores.
-No nos oponemos a hacer reformas, porque siempre hay que mejorar, pero sí a barrer todo lo que existe para hacer innovaciones tomadas entre cuatro paredes, con calefacción central o aire acondicionado, sin tener idea de cómo funcionamos en las juntas de vigilancia ni cuándo necesitamos realmente el recurso. Como agricultores nos molesta no ser considerados para dictar las leyes sobre el agua, el principal recurso de nuestra actividad… Creo que no se ha tomado en serio la escasez que estamos viviendo -dice, en una conversación donde menciona varias veces a su padre, Ricardo Letelier, como el principal «culpable» de su interés por el agua, ya que cuando llegaron a vivir al fundo Rondadero, en los años sesenta, ya era un tema que él veía con preocupación porque lo había observado en el norte y comenzó a construir acumuladores de agua y drenajes.
Respecto de los fondos públicos que se destinan en distintas instituciones al tema del agua, es más crítica:
-Batallamos a diario con los distintos actores del Estado y la verdad es que sacar algo productivo es como el parto de los montes, porque en las reuniones hablan de cosas muy alejadas de nuestras necesidades, y no necesitamos más análisis de consultores que quieren sacar plata a costillas nuestras, sino que esos recursos nos lleguen en forma más directa, porque ya sabemos dónde están nuestros canales deficitarios y qué proyectos tenemos que hacer. Estamos llenos de evaluaciones y no tenemos decisiones porque los gobiernos duran cuatro años… Con lo que a un agricultor le cuesta ganar un millón de pesos, da angustia ver cómo se van $200 millones o más en encuestas y análisis que quedan en nada.
La empresaria agrícola
El modelo de integración vertical de la lechería que hoy lidera Margarita Letelier, que va desde la producción del alimento para las vacas hasta la comercialización de leche fresca, quesillos y queso chanco a través de la marca Lácteos San Sebastián, comenzó casi por accidente a comienzos de los 80, después de la quiebra de la cooperativa Lechera Ñuble, a la que su padre entregaba la producción. No le pagaron los últimos meses y no sabía qué hacer con la leche que ordeñaba.
La madre de Margarita Letelier, Ximena Cortés, decidió venderla casa por casa en Chillán, en botellas de vidrio. Los primeros días vendía 20 litros, al mes alcanzó los 100 litros y en dos meses vendía 500 litros. A los tres meses ya comercializaba puerta a puerta los 800 litros de leche que producían, por lo que decidieron comprar un pasteurizador, envasarla en bolsas y aumentar la producción. Todo en el mismo año.
Durante cinco o siete años solo vendieron leche. Después comenzaron a hacer quesillos y, luego, queso chanco a fines de los 80. A la par fueron aumentando los volúmenes de leche y haciéndose conocidos en toda la provincia con sus productos, con lo que pasaron de los 800 litros iniciales a siete mil litros actuales, que se procesan en el campo, donde también se produce el alimento para las vacas.
-Partimos muy pequeños, pero eso es lo que nos validó, porque hicimos una empresa tremendamente familiar. Algunos se pican conmigo porque les digo que somos agricultura familiar campesina, pero eso es lo que somos, porque nacimos en el campo y vivimos de él, y toda la familia trabaja acá -dice con orgullo.
Sin embargo, la decisión de Margarita Letelier ha sido de no seguir creciendo en forma significativa con la lechería, que tiene alrededor de 250 vacas en ordeña, debido a los costos que tiene la producción en esa zona. Su apuesta es por la diversificación, uno de los elementos que considera vitales para tener éxito en el negocio agrícola mirando hacia los próximos años. De hecho, es un norte con el que partió hace veinte años, cuando decidió producir verduras para congelados -arvejas, porotos verdes y maíz dulce- que, como toman entre 90 y 120 días para ser cosechadas, puede combinar con la producción de ensilaje para las vacas.
-El negocio de la lechería cada vez se va a tornar más infrecuente en esta región, porque necesitas mucha mano de obra y preparación, ya que no puedes pensar en la pradera y tienes que desarrollarla con alimentación que cosechas y guardas. Yo lo veo con miedo a futuro, porque hay muchos lecheros de la zona que han dejado el negocio. Por eso, mi idea no es crecer mucho con la lechería.
Pero lejos de detenerse, su próximo plan es incursionar en la fruticultura, con plantaciones de frutos secos o de otra especie, algo que todavía está estudiando, pero que la entusiasma:
-Creo que en la medida que a uno le gusta su pega y la hace con pasión, las cosas siempre funcionan. La agricultura es gratificante y agotadora, pero es lo que he hecho siempre, porque nací agricultora, y hay que seguir diversificando el campo y valorizándolo. Y el trabajo gremial es algo que tengo que continuar no solo porque me guste, sino porque siento que es una necesidad para el sector.
Frutales son el próximo paso que pretende dar en la diversificación del campo, donde también cosecha verduras para congelados.
Paloma Díaz Abásolo, desde Chillán
Campo
El Mercurio

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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