#Chile: Fernando del Solar al cerrar su ciclo de 38 años en Nestlé

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A poco más de un mes de terminar, el ejecutivo desmenuza su visión del país, las etapas más complicadas en las que tomó decisiones que causaron «cierto dolor», los logros y lo que se lleva después de tantos años.El 28 de febrero próximo será el último día que Fernando del Solar entrará a las oficinas de Nestlé como presidente ejecutivo.
Ese día marcará el fin de una trayectoria con el que fuera su único empleador. Una etapa que partió en Savory y que duró 38 años, que estuvo llena de cambios -vivió en Chile, Argentina y República Dominicana-, de desafíos, proyectos y uno que otro conflicto que sin duda marcarán los nuevos proyectos en los que se embarque.
Aunque Del Solar (60) dice que no tiene claro lo que hará ahora, lo cierto es que ya está buscando una oficina para instalarse y que tiene ideas arriba de la mesa para analizar con calma. «No he querido tomar una decisión, porque una de las razones por la que decidí retirarme fue porque quería tener la posibilidad de manejar mi agenda. Eso es algo que no he hecho en 40 años. Ese es un lujo y un regalo que me puedo dar a esta altura de la vida», explica.
Por ahora está gozando de las despedidas que le han hecho al interior de la compañía, representantes del mundo científico y hasta miembros de comunidades a las que como empresa han ayudado en estos años. Además, está preparándose para la transición con su sucesor, el argentino Pablo Devoto, que empezará el 11 de febrero.
De su oficina, dice que se va a llevar algunas cosas personales y dos de los regalos que le han dado en los últimos meses, un cofre lleno de «buenas vibras» que le regalaron mujeres de Peñalolén, en donde la multinacional trabaja hace 5 años para ayudarlas a bajar de peso, mejorar la calidad de vida de sus familias y prepararlas para ser entrenadores de más de 4 mil personas. El otro será el premio Henry Nestlé que le entregaron, de forma excepcional, a fines del año pasado y que reconoce a personas que destaquen en innovación y emprendimiento. «Ese fue un reconocimiento notable, porque ahí uno se da cuenta de que, aparte de llevarse los resultados de una compañía que hoy día es N° 1 en el mundo de los alimentos en Chile y en reputación, se lleva esos tesoros que son la alegría y el reconocimiento de la gente, el crecimiento profesional de tantos colaboradores con sus familias y sus hijos. Eso es lo principal que me llevo, el sentimiento de gratitud».
-En los 11 años que lleva liderando la compañía ha sido testigo de cambios en la industria, pero también en los consumidores…
-He sido afortunado de participar en estos cambios o reciclajes del mundo global, de Chile y de la sociedad. Siempre me he preocupado de leer y entender lo que está pasando, y gran parte de mi gestión aquí, más allá del manejo de la operación, ha sido el contacto con la comunidad. Eso es parte de una mirada distinta del mundo de hoy en la cual todos los ejecutivos o líderes de proyectos tenemos la oportunidad de participar.
He podido observar y mirar el despertar de las comunidades y esta crisis de crecimiento que ha tenido el país de pasar de ser subdesarrollado a estar en vías de desarrollo. Chile tiene un nivel bajo de desempleo y de inversión alto. Estamos inmersos en una América Latina en donde somos «best in class». A veces entramos en un proceso de autodestrucción porque uno piensa que el jardín del vecino es más verde que el de uno, pero la verdad es que este país es fantástico.
Mi experiencia ha sido ponerme desde esa mirada. Eso significa, más allá de los negocios, hacerse cargo de las cosas que pasan en el mercado, de ciertos problemas del país, de tratar de ser parte de la solución, de participar en las actividades gremiales, de arriesgarse a tomar ciertas decisiones y de buscar el máximo de innovación en lo que hacemos. Creo que siempre se pueden hacer las cosas mejor, pero eso depende de la voluntad de las personas.
Para hacer tortilla hay que romper huevos y creo que en algunos momentos he sido un poco talibán por esta visión que tengo.
-¿En qué se ha notado eso de ser «un poco talibán»?
-Muchas veces me ha tocado liderar o participar en iniciativas que generan cierto dolor o resistencias.
-¿Lo dice hablando por el rol más gremial que ejerce a través de la Sofofa o de Icare, o el de ejecutivo?
-Por todo. Me ha encantado participar en los gremios, en las universidades o en los centros de investigación. Mi rol siempre ha sido lo que yo soy. No estoy presente ahí simplemente para acompañar, sino que para dar un paso más adelante.
Hace 10 años fui talibán. La experiencia de 2002 con D&S fue una de las más duras que me tocó. (En esa oportunidad, Nestlé y otros proveedores se negaron a venderles bajo su costo para así subsidiar las promociones de la cadena de supermercados. Varios productos estuvieron fuera de las góndolas de los locales de Lider, Ekono y Almac).
El caso de D&S fue complicado, porque estaba la reputación de la empresa de por medio y la venta, porque durante cerca de un mes y medio no hubo relación. Eso marcó un antes y un después en la relación entre la industria y los retailers . Fue una etapa difícil, pero tenía la convicción de que era el camino que había que seguir en la defensa de los principios.
-Ese no debe haber sido el único minuto difícil…
-La crisis de los colados de 2011 fue una situación de mucha tensión. Teníamos la tranquilidad de que estábamos cumpliendo las normas, pero nos enfrentamos a un cambio en el que a pesar de estar cumpliendo, el mundo está pidiendo normas internacionales más exigentes. El terremoto y la crisis de 2008 también fueron difíciles.
Gremios: «Hay que tomar una posición más proactiva»
Del Solar asegura que los ciudadanos hoy tienen necesidades que no se restringen a las cosas básicas y que hay que estar, desde distintos frentes, atentos a esos cambios. «Durante mucho tiempo hemos ido atacando los problemas específicos de los negocios, y creo que era lo que se nos dio en ese periodo. En nuestro caso nutrición, salud y bienestar, pero después hemos ido variando mucho al concepto de calidad de vida de las personas. En la medida que uno va subiendo los niveles de desarrollo, dentro de la organización también, es que se da cuenta de que la gente quiere otra cosa».
El ejecutivo es de la idea de que en esto se ha avanzado mucho pero que queda por hacer, y tiene claro que ellos desde Nestlé son parte de la solución. «Tenemos una gran misión que es lograr salud, bienestar y nutrición en las personas. La desnutrición demoró 30 o 40 años en solucionarse, y la obesidad es un problema que se tiene que resolver entre todos los sectores», explica.
-Habla de «avanzar con la gente», ¿los empresarios tienen esa idea internalizada?
-La industria, en general, ha hecho un trabajo fantástico en los últimos años. Pero una golondrina no hace verano. Tengo la sensación de que el sector no ha sido capaz de comunicar lo que hace bien y aceptar ciertos errores que cometemos.
Es notable lo que hacen muchas industrias, pero me da pena ver en las encuestas la imagen que se tiene del empresariado. Creo que no reflejan la verdad de lo que son los empresarios y las empresas en Chile. Tenemos una oportunidad de mejorar y eso está fundamentalmente en la forma de comunicar y de enfrentar los problemas de forma conjunta.
-¿Cree que los gremios debieran tomar una posición más fuerte?
-El mundo, Chile y la sociedad cambiaron. Eso requiere que todos cambiemos y nos reciclemos. Eso incluye a los gremios. Ya no basta con decir: «Nosotros como industria hacemos esto, esto y esto otro».
Ahí hay una oportunidad para los gremios. Hay que tomar una posición más proactiva y entablar un mecanismo de trabajo, pero eso no significa pasar de un polo al otro. Hay que escuchar y ver qué hacer.
Ley de etiquetado: «Hay que dar un plazo prudente para que la industria se adapte»
Desde hace seis años que en la industria de los alimentos están trabajando «de forma silenciosa» para la ya famosa Ley de Etiquetado. «Se ha estado trabajando con las autoridades y con todos los involucrados. Estamos en la etapa de la letra chica de la ley y es importante que ahí las autoridades escuchen los planteamientos de la industria», asegura Del Solar.
Según explica, actualmente más del 30% del portafolio que se ofrece en el mercado es comida con menos azúcar, grasa y sal. Pero dice que ese proceso de innovación requiere tiempo. «Hay que resolver y ayudar en este tema, pero la investigación y el desarrollo de productos toma tiempo», plantea el ejecutivo respecto de los cambios que las empresas deberán incluir en el etiquetado de sus productos.
-¿Las autoridades no los han escuchado?
-Ha habido etapas de mayor y otras de mejor conversación. Estamos en el momento más relevante, que tiene que ver con la letra chica de la ley. Hay que seguir en la discusión, pero se requiere escuchar las soluciones de la industria.
-¿Debieran venir cambios en la discusión de la «letra chica»?
-Eso es lo que esperamos. Según lo que se acuerde, hay que dar un plazo prudente para que la industria se adapte. Eso no es menos de un año.
Hay soluciones mejores que las que se están proponiendo para el etiquetado. Además, eso no va a resolver el tema de la obesidad. Eso sólo va a mejorar con políticas públicas y privadas que incluyan actividad física y alimentación saludable.
-¿Cree que esto va a complicar a la industria en los próximos años?
-Este es un país democrático en donde hay que cumplir las leyes. Hay que llegar a una solución que sea la mejor para el consumidor.
Las turbulencias del mercado lechero y los legados de su gestión…
El negocio lechero es complejo y bien lo sabe Del Solar. Es más, hace un par de meses Nestlé quería bajar el precio de la leche que paga a productores, pero el sólo anuncio generó una crisis que llevó a la compañía a retroceder el paso que ni alcanzó a dar. Pero no se complica y dice que en base a su experiencia, siempre hay que tener en cuenta que «la relación con el mundo lechero es de largo plazo». Según cuenta, se trata de un negocio con proyección considerando el creciente consumo de leche en varios mercados y que por eso mismo ellos construyeron este año una moderna planta procesadora cerca de Osorno que les costó US$140 millones.
Y justamente esa planta es parte del legado de sus 11 años al mando. A eso suma otros hitos: el nuevo edificio corporativo, el aterrizaje de Nespresso, un centro de investigación y desarrollo, la plataforma de innovación en alimentos que echaron a andar y la inclusión de conceptos como valor compartido y relación con la comunidad. «Pero ese legado no es el más importante, el legado está en lo que queda en la gente», agrega Del Solar.
Bernardita Serrano B., La Segunda

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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