#Chile: El efecto del verano en el ciclo productivo de las praderas

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El periodo de déficit hídrico en la zona sur, en el que las precipitaciones no alcanzan a cubrir la demanda de agua de las praderas, se puede extender desde octubre o noviembre y hasta abril.La producción, la capacidad de recuperación a este periodo y su posterior crecimiento en el otoño, están estrechamente relacionados al manejo de defoliación aplicado durante esta época.
Así, se entiende que el pastoreo estival es crítico para la vida y producción futura de las praderas.
En condiciones normales las tasas de crecimiento de la pradera llegan a ser máximas en los meses de octubre y noviembre. Para una pradera de alta producción pueden fluctuar entre 70 y 90 kilos de materia seca por hectárea al día.
Pero con el inicio del estrés hídrico las tasas de crecimiento disminuyen, pudiendo alcanzar los valores mínimos entre enero y febrero, fluctuando entre 0 y 20 kilos de materia seca bajo restricción hídrica severa; entre 20 y 40 kilos con veranos lluviosos; y entre 40 y 60 kilos bajo condiciones de riego.
De este modo, la restricción hídrica constituye una fuerte limitante a los sistemas de producción en base a praderas, porque en este periodo se ha reducido en forma importante la cantidad y calidad de la pradera disponible para el ganado.
Es por esto que es necesario utilizar suplementos alimenticios (cultivos forrajeros de verano, forraje conservado y/o concentrados) que aporten lo que la pradera no puede entregar, lo que aumenta los costos de alimentación del rebaño.
Cuando el verano se comienza a acercar, naturalmente las praderas, por efecto del alargamiento de los días, comienzan a centrar su actividad en la reproducción: floración y formación de semillas.
Cada macollo que es estimulado a pasar de estado vegetativo a reproductivo constituye una fuente depresora del crecimiento vegetativo. Y a la vez, es un polo de atracción de los nutrientes solubles dentro de la planta para su utilización en los procesos de floración y producción de semillas.
Una vez que un macollo ha semillado, ha terminado su ciclo de vida, y muere. Es decir, los cambios naturales que ocurren en una pradera cuando va hacia su reproducción, son procesos que no son deseados para los objetivos de la producción animal en esta parte del país.
Sin embargo, es posible prevenir que una pradera alcance el estado de floración al aplicar criterios de pastoreos o desfoliaciones frecuentes usando el pastoreo estival. Pero se debe tener cuidado, porque este periodo es de mayor fragilidad para la pradera.
Así y todo, pese a un pastoreo frecuente de la pradera, un número de plantas pasará a estado reproductivo, y afectará negativamente al nivel nutricional de la pradera. El verano no es el momento para limpiar la pradera de materiales fibrosos que no hayan sido consumidos durante los pastoreos. Una época apropiada para ello es el invierno, a través del pastoreo invernal.
Lo cierto es que estudios de pastoreo realizados por el Instituto de Producción Animal, Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Austral de Chile, y financiados por Soprole, el Consorcio Lechero, y un proyecto Fondecyt, realizados desde el año 2006 hasta la fecha, han permitido conocer cómo es la dinámica del crecimiento de las praderas permanentes durante el periodo de restricción hídrica estival.
A partir de esto se han ajustado criterios de pastoreo para esta época crítica de la vida de la pradera.
Lo primero que se debe considerar es que el estado de nutrición de la pradera es de primera importancia para la sobrevivencia de ésta a la sequía de verano. Una pradera bien nutrida tiene una probabilidad mucho más alta de sobrevivir a un verano seco que una que no lo está.
A partir de noviembre la densidad de macollos de las praderas comienza a descender. La tasa de muerte de macollos aumenta fuertemente, llegando a ser crítica durante el periodo enero-febrero, punto en el que la densidad de la pradera puede llegar a ser mínima, pudiendo disminuir en un cincuenta por ciento respecto a lo que existía en la primavera anterior.
Esta menor densidad implica que la pradera reduce su capacidad de competir por los espacios, los nutrientes del suelo, el agua y la luz frente a otras especies que poseen una alta tolerancia a la sequía. Estas últimas encuentran así la oportunidad para establecerse e incorporarse a la pradera. Entre estas especies están la hierba del chancho, la chinilla, el vinagrillo y el diente de león.
Cuando existe restricción hídrica en el suelo, las especies gramíneas perennes tolerantes a la sequía, poseen el siguiente mecanismo de escape: entran en estado de latencia, durante el cual el crecimiento es nulo, mientras que los carbohidratos de reserva almacenados se van consumiendo como alimento para mantener vivas a las plantas.
Si las reservas se agotan antes de que comiencen las lluvias, la planta muere; de lo contrario la planta sobrevive para generar el crecimiento otoñal. Entonces, mantener las reservas de carbohidratos de las gramíneas forrajeras es muy importante para favorecer la sobrevivencia estival y rebrote otoñal de la pradera.
Las reservas de carbohidratos se ubican a nivel del cuello de las plantas de gramíneas, y en los primeros de la parte aérea.
En ese plano, nuestros estudios de pastoreo estival con vacas lecheras nos han indicado que dejar una altura de residuo (altura sin disturbar después de un pastoreo) de 6 a 8 centímetros permite conciliar la utilización de la pradera con la sobrevivencia de ésta.
Menores alturas de residuo postpastoreo aumentan el nivel de utilización de la pradera, pero a la vez han incrementado en forma significativa la muerte de macollos y la pérdida de plantas durante el verano, por lo que no es recomendable.
Para lograr estos residuos resulta esencial ajustar la carga animal, oferta de pradera y tiempo de pastoreo, siendo necesario en algunas ocasiones (escasez de alimento) suplementar los animales para evitar un sobrepastoreo excesivo.
Así, pese a que el periodo estival es una época crítica para la vida y producción futura de la pradera, es necesario el pastoreo para estimular y lograr una alta persistencia de ella.
http://www.camposureno.cl

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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