Los productores lácteos de EU piden más ayuda a Trump

Afectada por el fuego cruzado de la escalada de la guerra comercial del presidente de EU, la industria de la leche pide al gobierno que amplíe su programa de asistencia.
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Un paquete de ayuda de emergencia anunciado este verano estaba destinado a apoyar a los agricultores estadounidenses atrapados en el fuego cruzado de la escalada de la guerra comercial del presidente Donald Trump, pero a medida que se acercan las elecciones de mitad de periodo, los productores de lácteos estadounidenses dicen que la cantidad de dinero que recibieron no es suficiente.
Un grupo de la industria láctea está pidiendo subsidios adicionales al Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), argumentando que han perdido más de 1,000 millones de dólares en ingresos desde mayo debido a los aranceles impuestos por China y México en represalia por los aranceles al acero y el aluminio.
El USDA puso a disposición de los agricultores 4,700 millones de dólares desde septiembre. Se asignaron aproximadamente 127 millones de dólares para los productores de lácteos, una cantidad que representa menos del 13% de las pérdidas de la industria hasta la fecha, de acuerdo con la National Milk Producers Federation.
Trump ha señalado en repetidas ocasiones su nuevo acuerdo NAFTA (T-MEC en español) como un gran triunfo para los agricultores, y lo calificó de “tremenda victoria” en un discurso pronunciado el sábado en una convención de agricultores en Indiana.
Sin embargo, aunque es cierto que los canadienses acordaron abrir las puertas de su mercado a los fabricantes de productos lácteos estadounidenses, el gobierno de Trump ha reconocido tácitamente que sus políticas arancelarias han perjudicado a esas mismas personas, que constituyen una parte clave de la base republicana.
Cuando los primeros aranceles entraron en vigor en la primavera, el propio Trump prometió “compensar” a los agricultores, llamándolos “patriotas” e insistiendo en que las políticas serían mejores para ellos a largo plazo.
El paquete de ayuda “tenía motivaciones políticas”, dijo Andrew Novaković, profesor de Economía Agrícola de la Universidad de Cornell. Pero “creo que hubo una comprensión genuina de que estas acciones exigían un costo real para las personas que eran simpatizantes importantes de la agenda a largo plazo».
Pete Kappelman, productor de productos lácteos de cuarta generación de Wisconsin, dijo que aún cree que Trump lo respalda. Él ordeña 450 vacas en Manitowoc en su negocio familiar Meadow Brook Dairy Farms. Tres de sus hijos y un yerno se unieron recientemente al negocio.
Kappelman, quien votó por Trump, señaló el paquete de ayuda como evidencia de que el gobierno está proporcionando “cobertura aérea” a los agricultores mientras el presidente libra su batalla comercial, pero admitió que el pago que recibirá no cubrirá más del 10% de sus pérdidas este año.
Es incierto si hay más asistencia por llegar. El viernes, un portavoz del USDA dijo a CNN que está “monitoreando activamente la situación comercial y determinará en un futuro próximo la posibilidad de pagos adicionales”.
Kappelman dijo que ha visto cerrar muchas granjas de Wisconsin este año, y que están enfrentando el cuarto año de un ciclo descendente.
“Si no continuamos recibiendo cobertura por parte del gobierno y perdemos demasiados agricultores estadounidenses —a quienes Trump ha llamado patriotas— en el proceso, eso erosionará seriamente su apoyo del Estados Unidos rural”, dijo.
En realidad, los aranceles son solo uno de los problemas que enfrentan los agricultores. Los precios mundiales de la leche son bajos, el consumo está por debajo de la tendencia y la producción está por encima de la tendencia.
“Los aranceles ni siquiera son lo más importante que afecta al mercado de productos lácteos», dijo Novaković.
Los agricultores han presionado al gobierno para buscar nuevas oportunidades comerciales en Asia, así como para abordar las políticas de indicaciones geográficas que limiten quiénes pueden usar ciertos nombres de productos, como el queso “parmesano”, por ejemplo, a los productores de una determinada región.
Pero los aranceles están bajo el control de Trump, y el paquete de ayuda es la única vía de alivio que tienen estos agricultores contra los aranceles impuestos por países extranjeros en represalia.
Si esos aranceles siguen vigentes, “las pérdidas significativas de ingresos continuarán”, escribió Randy Mooney, presidente de la National Milk Producers Federation, en una carta enviada la semana pasada al secretario del USDA, Sonny Perdue.
Trump no ha indicado que levantará los aranceles sobre el acero y el aluminio, o los aranceles sobre 250,000 millones de dólares en productos chinos en el corto plazo.
“Después de décadas de abuso económico, finalmente estamos luchando como país. No vamos a soportarlo más”, dijo Trump el sábado.
La estrategia complace a muchos agricultores que sienten que otros países se han involucrado en prácticas comerciales desleales. El nuevo NAFTA (TLCAN, en español), conocido como USMCA, es visto como un paso en la dirección correcta.
Durante años, la industria láctea cabildeó con el gobierno para que presionara a Canadá, que aplica aranceles sobre los productos lácteos que superan las cuotas, en un rango de 200% a 300%.
Bajo el nuevo acuerdo, Canadá establecerá nuevas cuotas, permitiendo a los agricultores estadounidenses vender más leche, queso y otros productos lácteos al norte de la frontera. También acordó poner fin a un sistema de precios que limitaba las importaciones de ciertos ingredientes lácteos.
Pero la industria láctea ha dicho que las ganancias obtenidas por el USMCA son “incrementales”. Y una encuesta del Libro Beige de la Fed de Chicago indicó recientemente que las ganancias son “demasiado pequeñas y lejanas en el futuro como para ayudar a los productores de lácteos”.
Además, no está claro cuándo entrará en vigor el nuevo acuerdo. Se espera que Trump y sus contrapartes mexicanas y canadienses firmen el acuerdo a fines de noviembre. Luego, dependerá del Congreso aprobar el acuerdo, que probablemente será votado el próximo año.
En Wisconsin, que produce más leche que cualquier otro estado además de California, los legisladores han tenido una reacción mixta a los aranceles de Trump.
El gobernador Scott Walker ha considerado el acuerdo del USMCA como una victoria.
“Este presidente nunca olvidó su promesa a los productores de lácteos del estado de Wisconsin”, dijo Walker la semana pasada de pie junto a Trump en un mitin.
Walker, un republicano que busca la reelección en noviembre, publicó en Twitter que le había regalado al presidente una gorra de “Make Dairy Great Again” (“Hagamos la (industria) láctea grande otra vez)” para agradecerle por el apoyo a los granjeros de Wisconsin.
Su oponente, el demócrata Tony Evers, dijo que la guerra arancelaria de Trump está empeorando las cosas para los agricultores de Wisconsin. Cuando se anunció por primera vez el programa de asistencia, Evers dijo: “Eso no es suficiente para mí”.
Los dos senadores estadounidenses de Wisconsin, el republicano Ron Johnson y la demócrata Tammy Baldwin, han criticado las políticas arancelarias del presidente.

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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