«Terminaremos en el mismo lugar que ahora estamos en el acuerdo comercial Canadá-Europa», dijo Charest a Bloomberg TV Canada el miércoles cuando se le preguntó sobre manejo de suministro. En un TLCAN actualizado, Canadá podría permitir «un aumento en la cantidad de importaciones que aceptaríamos, un porcentaje más alto, pero una preservación del sistema de gestión de suministro».
Chrystia Freeland, ministra de Relaciones Exteriores, dijo en un discurso el lunes antes del inicio oficial de las conversaciones del TLCAN en Washington, que el manejo del suministro era «clave para nuestro interés nacional». Canadá tiene razones fuertes para proteger su industria láctea debido a los subsidios agrícolas estadounidenses y a la ventaja actual de cinco a uno de EU en el comercio bilateral de la industria, dijo.
Aunque los productos lácteos quedaron fuera del acuerdo original del TLCAN de 1994, el presidente de EU, Donald Trump, ha calificado el impacto del sistema canadiense de gestión láctea sobre los productores estadounidenses como una «desgracia» y ha prometido impulsar las exportaciones de leche de EU.
Actualmente, la producción láctea de Canadá se controla a través de cuotas y las importaciones están restringidas con aranceles. El acuerdo comercial con la UE, una vez ratificado, proporcionará importaciones libres de impuestos de 17,700 toneladas de queso, o alrededor de 4% de la producción canadiense.
Para Charest, quien hoy es socio en la firma de abogados McCarthy Tetrault LLP, las negociaciones del TLCAN tardarán años. La única forma de concretarlas antes de las elecciones presidenciales en México el próximo año y los comicios legislativos en EU sería copiar mucho del lenguaje del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica del que Trump se retiró.
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