Los responsables de la Alianza por la Unidad del Campo, Aurelio Pérez, de COAG, y Aurelio González, de UPA, han rechazado el acuerdo lácteo suscrito entre el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, «un montón de empresas» de la industria y la distribución, una cooperativa y «una parte minoritaria» del sector ganadero por tratarse de una declaración de buenas intenciones sin compromisos firmes en torno a unos precios que cubran los costes de producción, la «línea roja» que motivó la principal reivindicación de los productores en estos meses de crisis del sector.
De hecho, y según han advertido Pérez y González, una de las industrias firmantes de este acuerdo ya lo ha incumplido de hecho ya que unos días antes de la rúbrica suscribió contratos en Castilla y León con vigencia hasta el mes de enero con una rebaja de 8 euros por tonelada.
Los dirigentes de UPA y COAG, que han preferido no dar el nombre de la industria incumplidora, han asegurado que lo harán si no reacciona y no rompe esos contratos en una muestra de «buena voluntad». González y Pérez han asegurado también que el acuerdo suscrito ayer en Madrid ha empeorado el planteamiento inicial del 18 de agosto que en su punto número cuatro obligaba a las partes a garantizar unos precios sostenibles que cubran los costes de producción, «la única solución» para la viabilidad de las explotaciones ganaderas que, según han lamentado, ha sido eliminada por la presión de la industria.
Los responsables de UPA y COAG en Castilla y León han cargado además contra un acuerdo de «buenas intenciones» y que deja su cumplimiento a la buena voluntad de la industria cuyas intenciones «ya se conocen», han ironizado en referencia al incremento del margen bruto del ganadero al consumidor, «un dinero que han sacado del bolsillo de los ganaderos y que hoy lo venden como un acto de buena voluntad».
Del mismo modo, han restado relevancia a la anunciada subida del precio de la leche en los próximos meses por tratarse de una circunstancia habitual en otoño cuando siempre sube este producto y han echado en falta medidas que garanticen el cumplimiento de los compromisos o de un régimen sancionador para los incumplidores. «No valen acuerdos en los que se puedan ir de rositas», han advertido al mismo tiempo que han demandado medidas para identificar en los lineales el origen del país de la leche y de los productos lácteos ya que, según han asegurado, en estos momentos no se puede garantizar que el dinero que se destina a la promoción esté amparando sólo producto nacional.
Dicho esto, Aurelio Pérez ha apelado a la necesidad de mantener vías de negociación y de diálogo para incluir todos estos planteamientos que garanticen la viabilidad de las explotaciones ganaderas, una negociación que González ha trasladado también a la Consejería de Agricultura a la que ha asegurado apoyar en el planteamiento de agrupación de los productores para favorecer una comercialización conjunta y una regulación de la producción de la leche de Castilla y León que, según ha explicado, sufre un problema estructural.
Pérez ha apostado a este respecto por explorar posibilidades de almacenaje de la leche para hacer frente a momentos coyunturales para su transformación también en leche en polvo, si bien ha reconocido que en estos momentos no hay ninguna torre de sacado en Castilla y León por lo que ha abogado por «empujar todos juntos» para sacar adelante un «proyecto ilusionante».
Por otro lado, los responsables de la Alianza por la Unidad del Campo han cuestionado la adhesión de Asaja al acuerdo suscrito ayer en Madrid desde el convencimiento de que esa OPA no representa a los ganaderos sino a la industria «con la que se sienta en la CEOE». «No pueden decir que son responsables si aceptan un documento que retira la única parte sobre precios sostenibles», han advertido Pérez y González que han recomendado a sus homólogos en Asaja que «se lo hagan mirar». Preguntados por la posibilidad de retomar las movilizaciones, han asegurado que no renuncian a nada si bien han admitido que la firma de un acuerdo como el de ayer provoca cierto «desconcierto» en el sector que «a lo mejor tiene coste para todos».
«Los ganaderos tienen todo el derecho del mundo a tener la cabeza caliente pero los dirigentes tienen que tener la cabeza fría porque la unidad se demuestra en las mesas de negociación donde quedan los escritos que luego van a influir», han explicado al respecto, al mismo tiempo que han concluido que al final será el tiempo el que de y quite razón en este asunto.
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