La consejera de Agricultura apuesta por regular el mercado y organizar a los ganaderos.
Finalizado un verano «de la leche» y superado «sin anestesia» el trasplante vertiginoso desde la Consejería de Familia al departamento de Agricultura, Milagros Marcos afronta su nueva etapa en el Gobierno de Juan Vicente Herrera con renovada «ilusión» y «muchas ganas de trabajar» en un sector que tanto suma al PIB regional y tan arraigado está en las zonas rurales. Sin apenas tiempo para adaptarse al cambio y recién aterrizada en su nueva «casa», la consejera ha tenido que hacer frente a la crisis del sector lácteo, lo que la ha llevado a realizar «un mayor esfuerzo y dedicación al conocimiento» de un área que -asume- no conocía. «Aún tengo que seguir profundizando, pero cuento con un buen equipo», subrayó Marcos en declaraciones a la Cadena Cope, recordando que «un consejero nunca está solo» y que su labor siempre se apoya «en los grandes profesionales».
Con la «marcha blanca» recorriendo la Comunidad en su camino hacia Madrid para exigir precios justos, la consejera ya es consciente de que el lácteo es «un sector estratégico para Castillay León», que genera actividad económica por valor de 250 millones de euros al año y que necesita apoyo e impulso. Sin embargo, también es sabedora de que desde la Junta no se puede incidir en los tres eslabones que forman la cadena de valor, ya que, mientras los ganaderos están asentados en la Comunidad, la industria transformadora y los distribuidores se mueven en un marco nacional y supranacional. «Nosotros tenemos que ayudar a los productores, que sí están en Castilla y León y son el elemento más débil», afirma Milagros Marcos, dispuesta a «trabajar» también por una solución en el ámbito europeo y nacional.
Desde el Ejecutivo regional se apuesta por diseñar medidas estructurales que den «capacidad de negociación» a los ganaderos. En este sentido, la consejera reconoció que aquellas comunidades donde el sector está más concentrado han resistido mejor una crisis que llega «cada cuatro años» y que afecta especialmente a productores atomizados. «Hablamos de que los ganaderos se hagan fuertes, de que concentren su oferta a través de una o dos organizaciones con capacidad para negociar con la industria precios que cubran gastos», plantea Marcos, que defiende también la necesidad de habilitar «alternativas» para transformar el producto -por ejemplo a queso- sin tener que venderlo a precio con pérdidas o tirarlo. La idea es alcanzar «contratos estables donde todos sepamos lo que cobramos y se mantenga un equilibrio en la cadena de valor».
Respecto a la polémica fijación de precios, la responsable de la política agraria insistió en que Europa lo prohíbe y se inclinó más hacia la «regulación del mercado» y el refuerzo de los ganaderos con esa organización. «Un vendedor no es una quimera», manifestó, incluso recordando «experiencias previas sin el resultado esperado». Su camino pasa por una asociación «que se haga por los propios ganaderos», para que confíen y reciban ventajas con contratos a largo plazo, sin fluctuaciones con pérdidas que les permita estar tranquilos.
También «tranquilos» quiere la consejera a las organizaciones profesionales agrarias, últimamente «revueltas». «Ellos están preocupdos por sus paisanos, cada uno con sus ideas, y yo siempre apostaré por la unión». A su juicio, siempre debe priorizarse a agricultores y ganaderos sobre cualquier otra rencilla, que sólo entorpece.
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