La cooperativa muxiá Os Corraliños decidió hace cosa de dos años dar un giro cualitativo a su explotación ganadera, que por aquel entonces constaba de 400 cabezas de ganado, con aproximadamente un 55% en producción lechera, explica Víctor Gómez, aunque el balance está siendo más que positivo.
Cuando una explotación de leche decide dar el paso, relata Gómez, lo primero es depurar el terreno: liberarlo de pesticidas y abonos químicos. Esto supone un descenso importante en el volumen de forraje pero, dado que para obtener leche ecológica certificada hay que tener mucho más terreno (nunca más de dos animales por hectárea), al final se acaba equilibrando.
Los litros de leche que produce cada vaca también sufre un acusado descenso. De los 38 litros diarios que llegaron a contar por cada res, ahora rondan los 22. Menos forraje, menos producción, entonces, ¿de donde salen los beneficios? Pues del descenso en los gastos de producción y del mayor precio al que se vende la leche: a unos 50 céntimos, aproximadamente. «Non por vender máis leite vas ser máis rico, temos que esquecer esa filosofía, porque nos acabará traendo problemas», considera Gómez. Lo bueno, indica, es que en su caso no han tenido que hacer ningún tipo de inversión adicional en sus sistemas de ordeño y que van camino de convertirse en la granja ecológica más grande de España, dadas sus 380 cabezas de ganado (170 en producción).
Cuando se cumplan los dos años de reconversión, que será en el mes de mayo, se hará válida la certificación por parte de Craega y podrán, por fin, vender la leche al precio fijado para lo ecológico.
Autor: Marta López
Fuente: LA VOZ
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