Vuelvo de haber pasado el Puente de la Inmaculada en Londres con la familia y una amiga a la que, aunque no se lo crean, le tocó el viaje en un sorteo de una firma de pipas que no hay que dejar de probar antes abandonar este mundo. De la mega urbe, dos cosas me llamaron la atención. Primero, Londres, al menos lo céntrico, es una ciudad orientada exclusivamente al negocio y al consumo compulsivo con una vida comercial que atrae a unos tanto como asfixia a otros. Segundo, el Brexit ha sumido el país en un pozo sin fondo del que nadie sabe cómo salir, al menos bien parados, y creo que, viendo las tribulaciones que ahogan a la señora May, serán bastantes los británicos que se “acordarán” del inefable primer ministro conservador David Cameron que con una genial ocurrencia les metió, vía referéndum, en este lío que además de liquidar su propio futuro puede poner en riesgo el de la propia nación.
Pues bien como dice el dicho popular, la cabra tira al monte, y yo aproveché hasta la mínima oportunidad para adentrarme en las tiendas y supermercados con el objetivo de ver novedades, formatos, tendencias y precios. Clama al cielo que en un país como el Reino Unido que destina únicamente un 8,2% de sus gastos de hogar a la compra de comida y bebidas no alcohólicas en el año 2017, bastante por debajo de la media europea que está en el 12,2% (España está en el 12,3%) lo que predomina en los lineales es la ingente cantidad de comida envasada, lista para comer mientras caminas y/o vas en el transporte público, al parecer, algo característico en una sociedad “moderna” que vive deprisa y corriendo, sin tiempo para nada y que, lamentablemente, ha olvidado las palabras del sabio Plutarco que decía “No nos sentamos a la mesa para comer, sino para comer juntos” y así, las ciudades y muy especialmente estas gigantescas urbes se pueblan de gente sola que vive rodeada por millones de personas.
A lo que iba. En los lineales me ha llamado la atención el frecuente uso de la bandera británica para identificar el origen de los alimentos (leche, carne, huevos, etc.) y es que, aunque todos critiquemos el lema trumpiano de “America first”, no es menos cierto que, cada vez más, los consumidores atribuyen al origen unos beneficios que les tranquiliza en un mercado tan globalizado y con tantas alertas y enfermedades alimentarias.
En cuanto a la leche, además de la bandera, me llamó la atención los diferentes precios que tiene la leche en función de los formatos y así, los envases de 4 pintas son más económicos por litro que los envases más pequeños, aunque, tengo que reconocerlo, que en cualquiera de los casos el precio de venta al público era elevado. Otra cuestión será, imagino, lo que ocurra con el precio al ganadero y es que si bien los datos del último Observatorio Europeo Lácteo nos adelanta que los precios medios europeos han subido hasta los 35,7 céntimos/litro en la UE-28 y a los 36,42 en la UE-15, la realidad es que la media, como siempre, esconde una cara bonita ( o menos mala) que la lucen en Francia, Holanda, Dinamarca e Irlanda con precios sobre los 38 céntimos y una cara cruel que, una vez más, la llevan los ganaderos españoles que perciben de media 30 céntimos. En España tampoco todos perciben los mismos precios y así podemos decir que los ganaderos vascos, profesionales y estructurados en cooperativas, perciben un precio asimilable a la media europea, aunque, no suficiente.
Por cierto, un sector lácteo vasco que hará un alto en el camino para reflexionar sobre su situación actual desde un prisma muy amplio y así, invitados por la organización agraria ENBA, abordarán cuestiones tan diferentes, complementarias e inaplazables como son la realidad de los mercados (cercanos y lejanos) de la mano del profesor Carlos Buxadé, la progresión de la rentabilidad de nuestras explotaciones a través de los datos de gestión técnico-económica de los centros de gestión Lursail, el factor humano y la organización laboral de la mano de la experta Yolanda Trillo, un análisis del consumo actual y futuro de la leche y productos lácteos de la mano de Xabier Aristi de la Corporación KAIKU, el empoderamiento de los ganaderos para hacer frente a los falsos mitos sobre el consumo de la leche de la mano del presidente del Colegio de Nutricionistas de Euskadi Bittor Rodríguez y finalmente, lo más entrañable, una mesa redonda de 4 jóvenes ganaderos que nos darán testimonio de sus vivencias y de sus proyectos vitales. En principio, la Jornada pinta bien y desde esta ventana, no me queda más que invitarles a participar en la misma, eso sí, previa inscripción en www.enba.eus.
El sector lácteo, como otros muchos sectores, es complejo y son muchos los factores para tener en cuenta en el momento de reflexionar sobre su futuro. Conviene, y esto es cosecha propia, elevar la vista y con las luces largas otear el horizonte en su integridad y abordar aquellos otros aspectos que, además del precio, determinan y determinarán el futuro del sector lácteo en su conjunto, pero muy especialmente, del sector productor.